México, DF.- Mientras realizaba una investigación sobre psicopatía, un profesor estadounidense de Neurología descubrió que era psicópata. Sin embargo, en vez de sentir desesperación y ocultar este hecho, decidió seguir con el estudio y publicar un libro.
El cerebro criminal siempre ha sido una fascinación para James Fallon.Durante casi 20 años, el neurocientífico de la Universidad de California, Irvine (UCI) ha estudiado los cerebros de los psicópatas. De esta manera, él estudia las bases biológicas de la conducta, y una de sus especialidades es tratar de averiguar la forma en la que el cerebro de un asesino es diferente al del resto de las personas.
Sin embargo, hace aproximadamente cuatro años, Fallon hizo un descubrimiento sorprendente. Sucedió durante una conversación con su madre de 88 años de edad, Jenny, en una comida familiar en la que le sugirió –dada su fascinación por los personajes “oscuros”– que investigara entre los parientes de su padre.
Fallon investigó y le dio la razón a su madre. “Hay todo un linaje de gente muy violenta. Asesinos”, dice. Por tal motivo decidió hacer a los miembros de su familia parte de su investigación, dio a conocer National Public Radio. Así, tras años de estudiar los problemas de la psicopatía y la conducta violenta, Fallon se enteró del largo historial de delincuencia entre sus parientes, entre los que había por lo menos siete presuntos asesinos, incluyendo la famosa homicida Lizzie Borden.
Todo esto llevó a que durante una investigación a ciegas examinara las imágenes PET (Tomografía por emisión de positrones) de varios asesinos, esquizofrénicos, psicópatas y otros entremezcladas con las de gente normal, entre las cuales se encontraban escáneres cerebrales de sus familiares y el suyo.
Entre las tomografías cerebrales que pertenecían a los miembros de su familia, encontró una imagen que demostraba una actividad reducida en las áreas de los lóbulos frontal y temporal responsables de la empatía y la moral, así como del autocontrol, lo que suele correlacionarse con un comportamiento psicopático. Decidido a saciar su curiosidad, se propuso averiguar a quién pertenecía la imagen y así fue como descubrió que el psicópata era él, ya que la tomografía era de su cerebro.
Lo primero que hizo fue volver a comprobar la hipótesis de que éstas áreas concretas realmente eran las responsables del comportamiento psicópata, pero tras una investigación neurológica, genética y conductual profunda confirmó que definitivamente él, James Fallon, era un psicópata.
Sin embargo, lejos de dejarse impresionar por el descubrimiento, Fallon decidió seguir con la investigación y finalmente publicó hace un mes un libro titulado The Psychopath Inside (El psicópata interior), en donde explica que una persona normal que jamás ha matado o violado a nadie puede tener los mismos signos anatómicos que los asesinos múltiples.
Por su parte, el neurocientífico se denominó a sí mismo “psicópata pro social”. Es decir, un tipo de psicópata “bueno” que, a pesar de no sentir empatía, es capaz de corresponder a las normas sociales e incluso ser exitoso en su trabajo y tener buenas relaciones con otra gente. En su caso, un científico sobresaliente, casado.
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