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viernes, abril 26, 2024

100% Tontosterona: “Rápidos y Furiosos: Hobbs y Shaw” (2019)

León, Gto.- La saga de Rápido y furioso, es digna de analizarse en una tesis universitaria… en serio; hay una abismal diferencia entre su primera y última entrega que bien planteada nos permite ver múltiples panoramas: tendencias de género, machismo presente, publicidad en filme, y sobre todo, la evolución del mercado. Pasar de ser un proyecto que reavivó el empoderamiento del automóvil como filosofía dentro de su franquicia, que después quedó en segundo plano junto a los efectos por computadora de nitro y tuning -que significaron también un ascenso meteórico de popularidad en nuestro país- para después dotar de superpoderes a sus protagonistas que anteriormente habían laborado como ladrones de poca monta, encima de crear un universo cinematográfico más conciso que aquellos que se jactan de hacer lo mismo pero en mallones mes con mes. Es la franquicia más exitosa de Universal pese a sus detractores que le tachan de absurda… pero se le debe dar mérito a la serie que ha abrazado este nivel de estupidez sin pena alguna, sólo que en esta ocasión, los encargados de Rápido y furioso han apuntado al sol cual moderno Ícaro, con resultados que revelan la necesidad de detenerse por un momento para pensar las cosas.

Esta Rápido y furioso no forma parte de la continuidad principal de la familia amante de las Coronas sino que un spin off generado por y para el personaje de Dwayne JohnsonHobbs llegó a un momento preciso de la saga en el punto de inflexión hacia los despuntes fuera de las carreras y más en la intriga internacional durante su quinta entrega, y la aparición de La roca también fue un asunto de drama interno dentro de la producción, porque resulta que él y Vin Diesel no se aguantan, de hecho se odian a tal grado de que tratan de grabar por separado las películas. Este es un dato de vital importancia porque nos da a entender de que Universal pensó en la franquicia, pensó en el personaje que atrae al público, y a pesar de la negativa de los demás miembros del cast y productores, deciden sacar una película dedicada al personaje de Hobbs, también apoyados por el beneficio presente en la química de este con Shaw mostrado en la última película de Rápido y furioso.

Con todo esto en mente, el proyecto de Hobbs & Shaw es un hecho, y en un giro sorpresivo… es bastante aburrido.

Chris Morgan -veterano de la franquicia- se une con Drew Pearce a la hora de escribir esta aventura. La realidad es que la dupla genera una especie de dualidad entre los dos protagonistas que jamás queda explicitamente explorada, lo cual es bastante curioso tomando en cuenta de que la película es promocionada como un regreso al género del buddy cop ochentero y noventero. El antecedente perfecto es la saga de Arma Mortal (Richard Donner, 1987) la cual es evidente que Hobbs & Shaw trata de emular en un tratamiento narrativo, con todo y el secuestro de una persona importante en la familia de uno de los dos agentes, una escena de tortura, y la batalla final en contra de un enemigo en común. Claro que Arma Mortal funciona porque las dinámicas entre Riggs Murtaugh señalan vacíos entre uno y el otro y terminan dependiendo de su pareja porque en ella han encontrado entre burlas y peleas, un miembro de la familia, aquí no pasa eso. Hobbs Shaw nunca aprenden uno del otro, nunca pasan del otro lado de una dinámica bastante similar como para diferenciarlos -salvo los tamaños de los actores- y nunca dejan de insultarse de forma barata.

Este termina siendo el peor aspecto del filme… no el hecho de que abracen la ciencia ficción contra un enemigo sacado de G. I. Joe, sino que la película dura secuencias enteramente dedicadas a glorificar a la dupla, sus insultos, y unos cameos que más que entretener, estorban con duración notoriamente extensa. Estos son extensos, y pesados para una película de más de dos horas, la cual por el mal balance o entendimiento de sus cartas fuertes tiene dos clímax, el segundo siendo más entretenido pero ya con un desinterés por parte de la audiencia porque va por un arco narrativo que acabamos de presenciar, es reiterativo.

Nunca pensé decirlo, pero es quizás un buen momento para la franquicia, el detenerse a pensar en qué están tratando de ofrecer a las audiencias. Queda claro de que en algún punto irán al espacio con este grado de estupidez que se carga y pues las audiencias claman esto, el asunto es que Rápido y Furioso está tan preocupada de atender a las necesidades de un público masivo, que en el camino también han estado suavizando los tratamientos con secuencias de acción poco creativas, coreografías miserables y un miedo total a presentar groserías o muertos de manera gráfica, lo cual es bastante curioso proviniendo de la dirección de David Leitch, director de películas como Atómica (2017) y la primera entrega de John Wick (2014), películas que dejan en años luz atrás a la saga de los autos y traseros, y que se encuentra necia a evolucionar frente a su competencia, lo cual es bastante irónico si es que uno ha estado siguiendo la pauta de Toretto y su familia.

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