Jair Cabrera es una figura trágica de nuestro país. El joven fotógrafo de nota roja que comenzó a darle un aire personal a la foto que captaba lejos del fin morboso que habitualmente tiene la labor que vemos en periódicos baratos que todavía persisten en México. Cabrera llegaría a tener relevancia dentro de su labor por capturar la foto de una advertencia del crimen organizado en la CDMX -con todo y hombre muerto- que terminaría en las mejores fotografías de la revista TIME del año 2015… y a pesar del éxito obtenido, Cabrera terminaría arrinconado gracias al crimen que capturaba con su cámara, amenazado de muerte y buscando asilo político y denuncia frente a Reporteros sin fronteras, sin éxito alguno.
Disparos, es un documental que registra la labor de Cabrera desde sus inicios hasta este punto, con resultados irregulares. Lo más interesante del proyecto, son las reflexiones que Cabrera hace respecto a la violencia, primordialmente en su natal Iztapalapa en donde se conjuga el fenómeno como parte de la vida diaria de sus habitantes y los que residen en las zonas bravas. Cabrera en un inicio forma parte de este mundo y lo que busca es mencionar la naturalidad que pasa desapercibida en simples menciones al crimen o datos de captura.
De ahí en adelante el documental lleva una linea definida por los sucesos dentro de la vida del fotógrafo, pero no termina ahondando lo suficiente como se prometió en el primer segmento, siendo más un repaso sin reflexión que para el final, avanza a pasos agigantados durante los eventos de los 43 de Ayotzinapa, y en donde quizás esas reflexiones de labor de Cabrera nos darían un abanico más extenso del entendimiento de la fotografía roja de autor.
