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viernes, abril 19, 2024

Spider-man: A través del Spider-verso (2023)

Dedicando tiempo hacia las complejidades del mito de Spiderman con un viaje frenético que explota las capacidades de la animación: la nueva aventura de Miles Morales es tan ofensivamente buena que parece irreal.

Que no quede duda de las aspiraciones de Sony respecto al famoso vecino arácnido: en cualquier oportunidad que vayan a tener explotarán su potencial porque para la empresa, la herencia del personaje fue tras un cede de derechos fílmicos cuando Marvel Comics se encontraba en el punto más bajo de su historia durante los noventas, con el desarrollo “imposible” de una película del personaje como promesa que le dio al estudio una sorpresiva taquilla -lo que finalmente sería la trilogía clásica de Sam Raimi– y un fenómeno cultural que si bien comenzó con los X-Menen otro estudio bajo las mismas condiciones de derechos, se aseguró con Spider-Man: envalentonó mucho más el potencial de la casa de las ideas como mina rentable de franquicias. Y así, Spider-Man al lado de Adam Sandler -en serio- se volvería parte de la iconografía e identidad corporativa de Sony… tan sólo habría que recordar que la Playstation 3 tenía la tipografía de la trilogía fílmica y los demos sobre su potencial gráfico fueron mostrados al público en forma de un Doctor Octopus digital.

Pero con la experimentación de Marvel fuera de los confines lucrativos de la venta de sus personajes que llevaría a una posterior construcción dentro de su llamado Universo cinematográfico, la empresa tendría posteriores asimilaciones que la posicionarían a un nivel supremo de poder corporativo, volviéndose la franquicia más importante del estudio del ratón, a tal grado de que la gradual recuperación de los personajes se lograría a través de la obscena compra ya no de los derechos, sino de estudios enteros.

De ahí que Sony con temor de perder su gallina de los huevos de oro, haya intentado expandir a Spider-man a través de su propio universo compartido, constantemente fallando porque la disposición de tener dinero de taquilla siempre termina ponderando mucho más que las verdaderas intenciones creativas. Sony nos ha entregado aberraciones como la posterior trilogía del personaje interpretado por Andrew Garfield, una variación extraña penosa de Venom (personaje que NECESITA de Spider-Man para poder justificar su origen y el de sus vástagos), y mientras menos se diga de Morbius mejor.

Y entre estas constantes fallas a las que se le van a sumar otros spin offs, sobresale la saga del Spider-verso posicionándose no sólo como un gran producto de valor artístico, sino irónicamente tratándose de una de las mejores exploraciones de lo que representa Spider-Man.

El Spider-verso que tiene su origen en la serie de televisión animada de los noventas -en donde los últimos capítulos hablan de un equipo de hombres arácnidos en un futuro post apocalíptico- sería fuente de inspiración para Dan Slott, uno de los escritores del personaje más memorables de los últimos años, quien escribiría un argumento de crossover con el personaje en dos videojuegos de las pasadas generaciones y, dentro del medio del cómic, lo explotaría a través del ya formalizado Spider-verso un crossover de lo más ridículo con Peter Parkers derrotando a un grupo de vampiros interdimensionales que se alimentan precisamente de variantes del superhéroe.

Ese elemento de lo ridículo por supuesto que aparece en las películas y puede que sea el principal motivo de muchas de las audiencias para verlas, constatando las múltiples variaciones del hombre arácnido presentes en su historia dentro y fuera del cómic… pero no hay que olvidar que ante todo, existe un interés en explorar la complejidad de Miles Morales y es la principal herramienta narrativa y de éxito en la saga.

Miles, que en el mundo de la viñeta proviene también de una tragedia cataclísmica al ser de los pocos personajes del universo Ultimate en ser adoptados dentro del perfil clásico de Marvel (es decir, el universo 616), es punto de referencia para Phil Lord, Christopher Miller y David Callahan en el argumento de A través del Spider-verso, dándole durante la primera parte del filme un desarrollo sobre sus anhelos posteriores a su primera gran aventura, y del desprendimiento de este frente a su dinámica familiar. Miles (Shameik Moore) se muestra inteligente y con interés de explorar el potencial del colisionador de hadrones que dio su origen, pero con un interés puberto de volver a encontrarse con Gwen Stacy (Hailee Steinfeld) quien no ha podido sacarse de la cabeza. Miles actúa como un verdadero adolescente, naturalmente motivado por sus hormonas y al reencontrarse con Gwen suceden momentos de vulnerabilidad por parte de los dos jóvenes, quienes comienzan a conectar en este espíritu rebelde y de impotencia, frente a tener la misma condición de rechazo y de secreto frente a sus familiares.

Las dinámicas que Miles tiene presentan parte del encaminamiento del deber moral y civil de Spider-man que por años los fanáticos hemos mantenido a voz de coro, un reglamento que se nos muestra en tono cómico pero que a la vez nos revela un mundo completamente difícil de sobrellevar, de una vida disfrazada de agonía adolescente y del esfuerzo en intentar sobrellevar la ciudad del crimen y de villanos que ocasionalmente aparecen a hacer fechorías, con La mancha (Jason Schartzman) tratando de darle un sentido a su tragedia, revelándose como el némesis de Miles dentro de la construcción clásica del héroe y el villano, cuando en realidad es un tipo torpe y penoso que apenas entiende sus poderes y quien no es tomado en serio.

Estos dos puntos, el villano y el modelo de cajón de Spider-man vuelven en el argumento y le muerden el trasero a nuestro héroe. El villano de pronto adquiere matices más peligrosas al tener control de lo que puede lograr en una gran obviedad dramática… pero lo interesante prevalece en la construcción de lo que significa ser Spider-Man. El trío de guionistas han conseguido cuestionar un elemento problemático referente al significado de la tragedia en el campo de los superhéroes, en cómo esto significa un motivante para salir adelante y pues básicamente fundamentar su origen, pero A través del Spider-verso pregona de forma ácida y metatextual, que esta construcción del dolor para más de uno, resta de tener significancia dentro de la construcción de los héroes y su psique, y más como el relleno de casillas que deben de suceder para que podamos estar a gusto con lo que se adapta.

Hemos quitado el peso a la muerte y a la tragedia porque por años dentro de Spider-Man este elemento pierde fortaleza natural, construida en obligaciones contractuales para o vender más números, o intentar inyectar un drama superficial, algo mucho más irónico y de mayor peso en lo que nos trata de decir A través del Spider-verso si tomamos en cuenta de que la película se estrena en la misma semana en donde Zeb Wells utiliza el infame proto narrativo de la “mujer en el refrigerador”, utilizando la muerte de un personaje célebre de la compañía de forma maniqueista para su arco narrativo flojo intentando despegar de la controversia, y en vísperas del medio siglo de la muerte de Gwen Stacy, sin lugar a dudas la muerte más emblemática de Spider-man que más que sinónimo de celebración, ya se presta a lo arcaico y poco desarrollo y ambición que se ha tenido en el personaje si tenemos las mismas historias 50 años después.

Y Miles rechaza esta condición: rechaza este llenado de casilla para establecer un cánon y aliviar el potencial borrado de un universo, y en donde astutamente la película establece como nuevos villanos el grupo de aliados arácnidos liderados por Miguel O’ Hara (Oscar Isaac), el transtornado hombre araña de la linea 2099 quien tiene ambiciones axiomáticas, también construídas en algo bastante complejo, puesto que él mismo ha visto la ruptura del tiempo y espacio por experiencia propia.

A través del Spider-verso es además, una película en donde se demuestra, el potencial de la animación como medio de expresión y en donde las múltiples variaciones de cada personaje, sirven para revelar procesos de conflicto interno expandido en la puesta en escena. Es aquí en donde Kemp Powers, Joaquim dos Santos y Justin K. Thompson lideran a un centenar de animadores en una carta blanca de imaginación y poder casi nunca visto en la animación norteamericana. Detalles como un Spider-Punk (Daniel Kaluuya) animado en forma de recortes bootlegs y a diferente velocidad de animación que nos dice de su idea anti sistémica y de modalidad DIY en su estilo y música además de salvar al mundo y con un gran parecido a Basquiat, o Miles expresando sus dinámicas diarias en una representación natural de las viñetas del cómic con intertextos que aparecen para decirnos tiempos o datos y este encontrando cansado la imposibilidad de respirar por un segundo, Miguel O’ Hara y su estrambótica persecución en donde al volverse más salvaje se vuelve un animal peligroso y con ello, una desevolución de su animación en algo más obtuso, en trazos similares del 2D… o en el caso de Gwen aplicado en la psicología del color de su mundo, revelado como la identidad de su traje en el azul, blanco y rosa que intenta plasmarse en su día a día pero que no puede por la impotencia de identidad frente a su familia… y en el momento de la confrontación esta identidad visual comienza a invadir su decisión y quién es, lo cual también se encuentra en una codificación dentro de Gwen bastante astuta respeto a su identidad mucho más allá del hecho de que lance telarañas.

A través del Spider-verso no debería de ser tan buena por ser un subproducto para seguir manteniendo a un personaje dentro de las filas de un interés corporativo… sin embargo lo es. Trazándose de manera astuta en la comedia y el drama y con un ritmo que nunca decae, el delirio psicodélico y cósmico de Miles y compañía además funciona en la misma modalidad que muchos de nosotros sufrimos en la infancia: yendo al puesto de revistas de nuestra ciudad, comprando con emoción el más reciente número de nuestro personaje favorito, para quedarnos enganchados en el drama y miedo de verlo caer, sólo para quedar asombrados de que la historia no termina aún y tendremos que volver al puesto de revistas dentro de un tiempo para conseguir la conclusión de la saga, pero mientras tanto esa revista va perdiendo fuerza en sus grapas y las orillas se doblan, porque se vuelve punto de partida de nuestro asombro al ver una y otra y otra vez sus páginas de arte puro.

No es un mes, sino casi un año el que tendremos que sufrir para volver al cine para ver su conclusión… pero vamos, sentirse mocoso con una monedas en la alcancía esperando que llegue el día en donde podamos conseguir el nuevo número no es algo que el género haya logrado expresar con la misma emoción capitular natural en su historia.

 

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