León, Gto. Una de las presentaciones más interesantes que tuvo la FENAL fue la de uno de sus propios habitantes: Pedro Mena Bermúdez, leonés partícipe dentro de las actividades culturales de la ciudad -al haber sido becario del ICL- y que ha participado en la revista Ruleta Rusa; es precisamente en esta revista, que es el espacio en donde Pedro ha estado escribiendo una serie de ensayos con un gran tino, puesto que la mayoría de sus textos provienen de una escritura en donde sabe mezclar la atención al lector de que pueda descubrir algo novedoso o la revisión de un tema, así como una total libertad, porque si bien no la tiene en la elección del tema, lo que sí tiene es en cómo expresa este tema: una personalidad que exuda cada decisión literaria y una afrenta, a las ideas tradicionales y tercas, de que el ensayo jamás proviene del culto de personalidad, o la presentación de una identidad latente, con miedos, preocupaciones, y puntos de vista.
La presentación estuvo a cargo de Luis Felipe Pérez y Enrique Rangel.
Luis Felipe mencionaba que en Vicios anotados, la función referencial gira en torno a Pedro, que logra malabarear sea una anécdota, paisajes biográficos, y una reflexión o idea.
Hay momentos que con Pedro, nos reímos de un humor ácido y atonal que es una reflexión de la poesía y de cómo se sedimenta y se comprende, toma la velocidad adecuada la voz para decir las cosas. Pedro es la mirada del ensayista y de un poeta que no se queda parado en una imagen o estampa sino que intenta poco a poco penetrarla y darnos una nueva manera de ver lo mismo.
Vicios anotados es la mirada de un autor que se detiene, que nos lleva de la mano a un lugar en donde el que escribe muestra su cara de cotidianidad y vemos la condición humana
Enrique Rangel: Preguntaría de cómo de alguna forma ha logrado aterrizar esta maraña de pensamientos volviéndolos parte de lo cotidiano y el absurdo y del depósito tuyo en cada texto porque hay una referencia innegable de tu vida más allá de los autores a los que nos acercas de manera lúcida y con mordacidad que te caracteriza.
Pedro: Voy a ir como el ping pong, es cierto que los textos que componen el material fueron publicados en Ruleta Rusa salvo uno. Tienen esta característica de exigencia periódica Yo creí que se burlaban de mí cuando me ofrecieron trabajar en Ruleta Rusa, los poetas que conozco de cerca no saben pensar pero bueno, no conozco muchos también, pero me interesaba anotar ese no pensamiento, son relaciones lo tomé a la ligera y Enrique jeringeaba y jeringeaba pidiéndome el “texto que te pedí”, me puse a escribirlo y no tenía pensando en voy a escribir del grito de Antonin; uno vaga con eso del ensayo con una no pretensión de encontrar el hilo negro de las cosas. El mecanismo se repitió porque Enrique me mandaba propuestas y yo no quería pensar en los temas, es muy poco probable que los desarrolle, así trabajamos para estar escribiendo estos contenidos, siempre Enrique buscaba un perfil y lo decepcionaba, me dio vuelo y como los niños que juegan o ven la tele, así me quedé. Los trabajos tienen horas de desvelo, café y cigarro, escribir cuesta, cuesta relaciones, socializar porque se consume uno ahí, no me gusta la idea del escritor sufrido pero uno llega a vivir de manera miserable, son textos que evitaron estar cargados de bibliografías y yo intenté quitar eso recurriendo a la experiencia.
Repelo profundamente las redes sociales y trato de evitar este tipo de publicidad y promoción, y salir de mi rancho es complicado porque me da miedo volar, el último avión que tomé tuvo un infartado o me toca estar al lado de un oso que se come las uñas y me codea todo el cabrón viaje sólo a mi me pasan estas cosas (risas). Les agradezco que en mi tierra sí trabajo, nunca diría eso. Me invitan me dan un plan de trabajo, lo cumplo y estoy de regreso a México porque pude regresar vivo, yo escribo de momento, son apuntes, a Gonzalo le llama la atención porque lee mucho a Martín Cerda, chileno teórico del ensayo, y me decía que hacía lo que mencionaba en teoría y yo pensaba si alguien ya lo hizo teoría no me quiebro la cabeza.
Los temas son variados y el autor más sobado es Sioran, es el que más leo y más empático hacia mi, el abordaje de sus temas funciona para mí y es penoso contarlo pero enrique me da el tema y no sé cómo tomarlo.
Enrique: Son ideas compartidas, tenemos charlas permanente de café en donde nos proponemos de abrir el pensamiento en todas las manifestaciones y de entender las cosas que requieren interpretación, ustedes ven a Pedro con este humor los textos van en esta linea porque pensamos en ese vicio de trasladar las ideas, son charlas y los títulos son del autor, uno como editor los encuadra, en ese sentido parecen radicales por fuertes pero son del interdiálogo.
Felipe: Son cosas que le contarían a tu amigo y te hace merodear el tema en donde el principio parece perderse pero encuentra su causa gracias a la bibliografía y referencias, con el juego de ideas de lluvia.
Enrique: Hay mucho de esto en el merodeo de Pedro para escarbar en escenarios que parecen arrancados de un asunto surreal o de tan vivos que son nos producen este vértigo, hay uno en particular que me fascina del concepto del amor, la mayoría esta en una etapa extraña, hay una fórmula extraña y le decía, como conceptualizas esto, el 14 de febrero como lo trasladas y Pedro hizo un texto maravilloso.
Pedro: Es un agradecimiento que le hago a Enrique por su insistencia de escribir. Siempre me niego, yo no sé si me dice que nunca le hago caso y está hasta el gorro o me deja escribir de lo que quiera. Lo que señala Enrique a la hora de abordar el texto es que hiede a periodismo, veo entrevistas que digo a esto llamas entrevista, y los periódicos los leo para saber cómo no hacerlo, uno lee porquerías porque es una forma de no hacer las cosas. Este libro veladamente le avienta a la academia, le debe a la academia, porque muchos textos están sentados en textos académicos, abordarlos para mí fue más que ser novedoso o encontrar el hilo negro fue la manera de destrabar dentro de mi lo que me impedía escribir de esto, te diviertes ya en el proceso, pensando el lo que sucede al escribir, no escribo con voluntad de ser humorista, con esos temas les huyo al leerlos, uno siempre es payaso y cómo siente vergüenza cuando lo intenta de manera intencionada. Rara vez pienso en el lector como un soliloquio y el único agradecido en perderse en este laberinto voy a ser yo.
Hay tiempo invertido, no sé si valga la pena en la vida pero veo el libro y estoy contento, es una forma en la que me he acostumbrado a escribir. En talleres me desesperaba escuchar que tras un poema la conversación quedaba en “el está chido”, no quiero quedar en el mundillo del poeta que publica sin saber de sus poemas más allá del “chido”.
Ocurrió la sesión de preguntas y respuestas, sin embargo… la gente se sentía fuera de rango para poder lanzar un cuestionamiento o el típico “comentario” hacia Pedro, pero él lo tomó con gracia.
Muchas veces pienso que cuando no hay preguntas, o la audiencia está mal o el que estuvo hablando está mal (risas), lo más cercano que he llegado a resolver con este tipo de actividades fue en una presentación, en donde una persona al final me preguntó en dónde estaba el baño (risas): Quiero pensar que al final sirvió el trabajo que hice.