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viernes, abril 26, 2024

El descenso del hombre a la luna (2019)

León, Gto.- La fascinación humana por la luna es un tema que tiene registro desde que el primer curioso mirara hacia al cielo para localizar al familiar satélite de tono grisáceo… algo que de alguna manera revivimos constantemente hasta nuestros tiempos, en donde dicha curiosidad ha logrado obtener avances en la exploración científica. El día de ayer el Teatro del Bicentenario se prestó a esta curiosidad, en parte para celebrar el medio siglo del máximo logro dentro del tema -la llegada del hombre a la luna- y también para traer a una cara familiar dentro de las instalaciones: a José Francisco Salgado, quien el año pasado en Los planetas de Gustav Holst había presentado uno de sus múltiples proyectos en donde combina proyecciones científicas en matrimonio con la música clásica (situación que además repitió con la Orquesta sinfónica de Aguascalientes).

José se presentó con una audiencia curiosa sobre los temas astrónomos y con un carisma presente dio una información previa a dos segmentos que él separó; si bien esta actividad le quitaba cierto peso al material proyectado porque el público ya había visto con anteriodidad, lo que hace José es dar breves explicaciones al tratamiento e inspiración.

El primer acto fue referente a la llegada del hombre a la luna, musicalizado con las dos suites orquestales de Dafnis y Cloe de Maurice Ravel, el segundo llevaba un tratamiento más extenso porque José intentó darle sentido artístico a diversas fotografías del entorno natural que podrían tener un tratamiento de arte, además de presentar eventos como choque de constelaciones, estrellas anormales, un cuásar y restos de super novas, fenómenos astronómicos de la mano de una de las obras de Modest Mussorgsky más famosas: Cuadros de una exhibición. El primer segmento fue el más atinado, porque José supo acomodar de manera más armoniosa las dos suites que van en un crescendo emocional durante las secuencias de archivo de las misiones lunares. el segundo acto con Cuadros de una exhibición al carecer de una escala emocional tan fácil de percibir como la anterior obra, sí fue una que desvarió por parte del público, que además había un asunto de logística dentro del evento que sí merece mencionarse, porque las fotografías de José junto a los materiales de archivo suponían ser fotografías en la más alta definición, no obstante el evento decidió contar con una proyección carente de definición y muy suavizada, que tapaba a la orquesta pero que dejaba un espacio sin utilizar en la parte superior de la proyección, chocando entre los intereses de luz de las escenas con las luces que los miembros musicales necesitan para la lectura de sus partituras.

La orquesta sinfónica de Aguascalientes ofreció un concierto espectacular, sin problema alguno y con un ritmo agresivo y épico en donde además se podía disfrutar de cada grupo instrumental, esto gracias a la labor del maestro José Areán. El evento fue nutritivo, porque previo y posterior, hubo actividades referentes, como la plática sobre la luna en el espacio del Teatro estudio y la opción de poder utilizar un telescopio para poder apreciar el manto galáctico en unas tarde dominical. Los asistentes disfrutaron de la dinámica de proyección y orquesta, después de todo estos eventos son altamente llamativos y el que viene para el espacio representará todo un reto, pues se trata del primer tributo fílmico auditivo dentro de Bicentenario, solamente hay que pulir estos detalles para el mejor disfrute del evento.

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