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viernes, abril 19, 2024

Emiliano Zapata en 19 FOTOS, a 140 años del nacimiento del mítico héroe de la Revolución Mexicana

Ciudad de México, (Infobae).   Bigote, cejas pobladas, piel morena y sombrero charro, son características que siempre evocan al “Caudillo del Sur”, Emiliano Zapata.

El natalicio del héroe de la Revolución Mexicana es el 8 de agosto, fecha que sirve para conmemorar las labores que realizó el líder del Ejército Libertador del Sur durante el conflicto armado.

Emiliano Zapata y zapatistas. Foto: Archivo Histórico de la UNAM
Retrato de Emiliano Zapata. Foto: Archivo Histórico de la UNAM

El hombre, después retomado como emblema del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, tuvo un objetivo principal en mente durante la revuelta que se dio en México de 1910 a 1917: luchar por los derechos de los campesinos, quienes la mayoría durante el porifirato fueron despojados de sus tierras, lo que los obligó a alejarse de la producción agrícola.

Emiliano y Eufemio Zapata: Foto: Archivo Histórico de la UNAM

Pero no fue ese el inicio de su lucha contra las autoridades ni de su simpatía magnética. Zapata, hermano de dos mujeres y un hombre, quien nació en una comunidad de apenas 400 habitantes en Anenecuilco, Morelos, desde siempre fue un líder político. A los 17 años tuvo su primer problema con el Gobierno, por lo que huyó de su pueblo para refugiarse con amigos de la familia.

Zapata era un gran domador de caballos. Foto: Archivo Histórico de la UNAM

Meses después, cuando la situación se tranquilizó para él, regresó a Morelos. Allí continuó con su gran pasión: montar a caballo. Su talento y liderazgo nato hicieron que la comunidad simpatizara con él. Cuando en 1909 el Concejo municipal de Anenecuilco cambió, los habitantes de la zona eligieron a Zapata como el Presidente.

Silla de montar de Emiliano Zapata. Foto: Archivo Histórico de la UNAM.

De inmediato el “Caudillo del Sur” comenzó a entablar conversaciones con autoridades en la Ciudad de México para mejorar las condiciones de trabajo de los campesinos. Ésto llamó la atención de los gobernantes, quienes le solicitaron unirse al Ejército. Y así lo hizo, se mudó un tiempo a la capital del país para laborar como caballerizo.

Zapata fue caballerizo en la Ciudad de México. Foto: Archivo Histórico de la UNAM

Cuando volvió a su ciudad natal tuvo su segundo enfrentamiento con las autoridades. Los trabajadores agrícolas estaban imposibilitados para sembrar en la hacienda El Hospital por un litigio que habían interpuesto los dueños. La respuesta de Zapata, líder del concejo local, fue tomar las tierras a través de un levantamiento de armas. Y lo logró.

Emiliano Zapata, en uno de sus campamentos del estado de Morelos Plano general en donde aparece el jefe de la Revolución del sur. Foto: Archivo Histórico de la UNAM

Su victoria fue escuchada en comunidades aledañas que vivían situaciones similares, por lo que lo eligieron como jefe de la Junta de Villa de Ayala, una demarcación más grande que Anenecuilco en la que se incluían varios municipios de Morelos.

Retrato de grupo en el que aparece el general Emiliano Zapata recibiendo a una comisión de simpatizantes en Morelos. Foto: Archivo Histórico de la UNAM

En 1910 fue llamado por Francisco I. Madero para unirse a las filas de la Revolución. Zapata, quien siempre desconfió de los políticos, dudó un poco. Pero cuando Pablo Torres Burgos, amigo y compañero de ideales, fue nombrado comandante en el movimiento, el aguerrido del Sur también se asoció.

Campesinos zapatistas. Foto: Archivo Histórico de la UNAM

Un año después, seducido por el Plan de San Luis, elaborado por Madero, en el que se hablaba de la restitución de tierras a los campesinos, Emiliano Zapata tomó el liderazgo del Ejército Libertador del Sur. A su lado siempre estuvo Eufemio Zapata, su hermano, quien también tuvo un papel protagónico en la batalla.

Elena y Carmen, nietas de Zapata. Foto: Archivo Histórico de la UNAM

Para el Gobierno se convirtió en un rebelde catalogado como una persona violenta. Los logros que tenía en el campo de batalla incomodaban a las autoridades y les quitaba poder. Mientras tanto, en el norte de México, Francisco Villa también luchaba en la revolución comandando la División del Norte.

Emiliano Zapata a caballo. Foto: Archivo Histórico de la UNAM

En 1911 Porfirio Díaz dejó el poder y huyó. El mandato entonces lo tomó Francisco León de la Barra, lo que I. Madero consideró esto una victoria, por lo que solicitó al Ejército que dejara las armas, pero Zapata no estuvo de acuerdo. Él dijo que no abandonaría el fuego a menos que se cumpliera la restitución de las tierras.

El general Emiliano Zapata recibiendo a simpatizantes en su cuartel general de Xochimilco. Foto: Archivo Histórico de la UNAM

El “Caudillo del Sur” decidió elaborar el histórico Plan de Ayala, en el que desconoció el Gobierno de Francisco I. Madero, quien estaba por convertirse en Presidente. Los conflictos armados volvieron y Francisco I. Madero fue asesinado por traición de Victoriano Huerta. Posteriormente él tomó el poder del Gobierno y agravó los ataques contra los revolucionarios.

El general Zapata y sus principales subalternos, en su entrada a Cuernavaca. Foto: Archivo Histórico de la UNAM

Pancho Villa y Venustiano Carranza, abogado y político, unieron fuerzas y en 1914 derrocaron a Huerta. Después el “Caudillo del Sur” y el “Centauro del Norte” se unieron por primera vez en la Ciudad de México y acordaron luchar contra Carranza.

Llegada de Emiliano Zapata a la Plaza de la Constitución. Foto: Archivo Histórico de la UNAM
Zapata y zapatistas. Foto: Archivo Histórico de la UNAM

Tiempo después ambos también tuvieron diferencias, por lo que se separaron. Villa se enfrentó a los carrancistas, mientras que Zapata regresó a Morelos y trabajó en la reconstrucción de su estado. En 1915 el ex líder de la División del Norte fue derrotado, y ahora los ataques se concentraron en los zapatistas.

Reunión de Francisco Villa y Emiliano Zapata. Foto: Archivo Histórico de la UNAM

Después de acuerdos y conflictos entre el Gobierno y los campesinos, en 1919 Emiliano Zapata fue asesinado en Chinameca, Morelos. Sus seguidores continuaron honrándolo y respetándolo por las acciones que hizo en beneficio de las comunidades campesinas.

Grupo de revolucionarios le rinde homenaje a zapata frente a su tumba. Foto: Archivo Histórico de la UNAM
Marcha en conmemoración del tercer aniversario de la muerte de Zapata. Foto: Archivo Histórico de la UNAM

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