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jueves, marzo 28, 2024

Microteatro presenta: Un shampoo, un cuartel, el deseo y una ricachona

León, Gto. Microteatro peca en esta temporada. La selección de Por los pecados Capitales no miente: son  obras que hablan de lo más impuro del ser humano, algo así como un decálogo de lo inmundo; el tema da para cientos de temas y vertientes y las seleccionadas parecen defender este aspecto. En tal caso, pequemos con Microteatro.

La chica del shampoo.

Martha (Dulce Medina) y Óscar (Renato Padilla) son dos personajes que viven a expensas de la fama en el sentido más desdeñable: en donde el valor de su trabajo representa el glamour y nada más que eso, fama instantánea. Dulce Medina interpreta a Martha, una mujer que sale de una marca de shampoos, que quiere a como dé lugar el espacio dentro de la nueva película de Cuarón, y esto poco importa si termina jodiendo el principal impacto que tiene, a costa de los incesantes reclamos de Óscar (Renato Padilla), su manager. Su dualidad ofrece momentos de humor físico y crítico, porque el texto de La chica del shampoo -de Borja Texeira– propone a dos personajes amorales que se ven como meros peldaños dentro de una crítica muy entretenida del stardom y de las recurrencias de infidelidad y sexualidad.

Destacable resulta, el diseño de producción que tiene un aspecto kitsch, y esto incluye ciertos momentos con cambios de luz para resaltar los sentimientos de ensoñación de Martha.

Nueva en la trinchera

Nueva en la trinchera se encuentra en las salas pequeñas de Microteatro, algo que la obra en turno debe aprovechar a su favor, en el caso de la obra de Ana Cristina Martínez P, los visitantes entran a un cuartel general creado con cajas de cartón -siendo este, diseñado por Nathaly Cruz–  y de donde sale de manera inesperada Marina (María Paula Aguilera Gay), una lugarteniente que a través de un monólogo nos va relatando su experiencia a la que el orgullo no le ha hecho sentir preparada para el momento de afrontar la verdad, en un giro dentro de la obra que le agrega una comicidad efectiva, ya que María no es estrictamente una mujer imponente, por lo que sus movimientos corporales exagerados y una voz aguda pero jamás potente -considerando que la mayor parte del tiempo está sacando el aire de sus pulmones- la vuelven una de las obras más entretenidas de la selección y que bien valdría la pena revisar en una futura asistencia.

De sed

De sed es un trabajo casi en su mayoría para Marlene Villanueva, quien interpreta a la enfermera Alejandra, mujer encargada del cuidado de los pacientes de un asilo mental y que tiene una relación de cuidado especial con Mimi, situación que poco a poco va desarrollando un giro un tanto siniestro. Regina Bossa escribe y dirige esta obra, la cual deriva en un thriller erótico apoyado casi en la totalidad por la actuación de Marlene, quien varía en su grado de deseo expreso en gesticulaciones casi orgásmicas. Marlene incluso en un punto llega a romper la cuarta pared expresando esas miradas de gozo hacia el público el cual puede llegar a sentirse confuso, y hay creo, un elemento que apoya esta sensación. Julieta Escobar a la hora de trasladar un asilo mental decide mostrar al cuarto en un blanco con algunos toques de suciedad y una cama en donde la paciente reside -y ciertamente la puerta natural del espacio le da un toque más natural al asunto- pero el problema se encuentra en la posición del público y el perfil del escenario que está construido en forma de ángulo que no siempre  permite ver la interacción entre Mimi y Alejandra.

Las entrañas de Malena

Otro evento de cuarto pequeño. Entras y ahí ves a Aranxa Sámano sentada con un puppet de señora ricachona azulado y un fondo simple y negro expresionista (que tiene sentido conforme avanza la obra). Entras y Aranxa está en una especie de trance, para iniciar un monólogo a través de MalenaLas entrañas de Malena estiran las convicciones del manejo de puppets dentro del escenario, porque normalmente o no vemos alactor que mueve el muñeco, o su participación dentro de la puesta resulta ser como un personaje secundario de ventrílocuo, pero aquí tanto Aranxa y Malena son uno, y llegas a prestar importancia tanto al muñeco, como a las expresiones de Aranxa durante un relato dramático de una mujer opulenta que ha vivido de manera vacía, casi como un drama sacado de una villana de novela al que María Fernanda Camarena -en dirección y guión- ofrecen un razonamiento de su desdeñable personalidad en forma de un trauma infantil, en donde la mayoría del tiempo vislumbra un tono negro negro negro de humor.

Aquí hay un asunto que representa asumir con responsabilidad, creatividad, y sobre todo en el momento, porque los cuartos más pequeños del espacio de Microteatro no son ajenos a la invasión del sonido, y curiosamente Nueva en la trinchera -otro monólogo dentro de la temporada- se traspasaba en el espacio de una obra que no le compete en una situación que en realidad no es culpa ni del equipo de María Fernanda, ni del equipo de Ana Cristina que han estado tratando de sincronizar un tiempo adecuado para el correcto desarrollo de la obra sin la intromisión auditiva, pero que cuando pasa, Aranxa reacciona y envuelve a los testigos de Malena con el relato,  situación notoria que vale la pena destacar.

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