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jueves, marzo 28, 2024

Microteatro presenta: Una pionera, un baño turco, una parada de autobús y un condón

El orgullo: de sentirnos libres, de expresar lo que queremos, de amar, de pensar… Microteatro en esta ocasión toma por tema toda lo que engloba la palabra, ofreciendo una cartelera variada respecto a las historias de la temporada aunque ¿Qué temporada no ha significado esto?

Como de costumbre, a lo que nos ruge.

Alejandría.

Un guía de museo cansado con las actividades de su labor saluda a la gente que se forma para la función; esto es un detalle bastante notorio, porque Vladimir Ortiz no rompe personaje fuera de la puesta en escena, y te prepara para la entrada a Alejandría. Una exposición de arte fotográfico se encuentra en en lugar, y Vladimir al término de un supuesto recorrido, se encuentra con una misteriosa visitante que no recuerda haber visto en el transcurso del día… y reflexionan. No es un secreto sobre quién se trata la visitante del lugar, y más por las pistas que Renato va ofreciendo de manera muy acertada en los discursos de la mujer que lleva la toga. Es refrescante en el sentido de que dice mucho más de lo que aparenta porque los dos reflexivos hablan de la muerte, del valor del arte y hasta de la resistencia del conocimiento frente a la imperante realidad. Mientras que Vladimir ofrece un rango emocional más diverso -que pasa del cansancio a la burla y un notorio sentir depresivo- con la gran Eleonora Santino hay un contrapeso, porque ella permanece estoica en todo momento, intrigada por las ideas de aquel con el que se encontró.

Belem Mercado en esta ocasión opta por un escenario a la redonda del cuarto, lo cual le da una cercanía y naturaleza al lugar, porque dependiendo de la posición obtenida la escena completa lleva un punto focal, lo cual asegura múltiples visitas.

El ojo y la polla.

El ojo y la polla es un material crítico cómico sobre el extremismo religioso y la cuestión complicada del control de la mente sobre el cuerpo, sobre todo y esto significa el haber presenciado un genital ajeno al de uno. Chango Pons dirige esta puesta en escena confiando en la dupla de Carlos Barragán Andréz Valadez a quienes siempre que veo me resulta muy curioso la forma en la cómo terminan adoptando una dinámica expresiva de los dos, más en esta ocasión considerando de que todo el tiempo se encuentran en toallas. El tercero en discordia es Manuel Gil, quien también representa un miedo religioso y víctima de un juego de conveniencias, con una voz temerosa y temblorina con un lenguaje corporal entumido. El ojo y la polla es además, una novedad respecto al diseño de producción, porque hasta donde yo recuerde no había tenido una obra con aroma impregnado por el baño turco y música en vivo -de parte de Paco Loza– aportando detalles de verosimilitud implecables aunados a un escenario construido de manera creativa y en donde todos de cierta forma, somos parte de un baño turco, el primero para muchos a decir verdad.

El orgullo de serlo todo.

María Fernanda Camarena José Alfredo Camarena entregan un texto cómico dirigido por Aranxa Samano, que habla sobre las posibles confusiones que pueden representar el abanico de identidades sexuales en un nuevo mundo sociotecnológico, resumido en la persona que menos está pensando en el asunto… lo cual acrecenta más la experiencia y uno termina riendo de los rostros de incomodidad de Alex Cano, en una interpretación sudorosa y que además rompe la cuarta pared porque parece tratarse de una persona transtornada la cual no quiere ser parte ni de la conversación, infructuosa labor porque Juan M. no se calla la maldita boca, tratando de buscarle una identidad a su compañero de parada de camión. Es una puesta en escena simple, para que uno no pierda detalle de los actores presentes en una ficticia construcción casi idealista de una parada de autobús… he estado pensando seriamente en si las estrellas del escenario de El orgullo de serlo todo son una especie de referencia a El rey león (1994).

Volverás.

Es curioso pensar de que uno de los diseños de producción más soprendentes que uno haya visto en Microteatro se trate de uno que intenta emular el uso original de los cuartos teatrales. Lo cual también nos dice mucho de la pérdida de identidad de estos como habitaciones y más como mundos que se prestan a la ocasión.  Azael Rojo -quien por cierto es el artista invitado dentro de las exposiciones de Microteatro– plantea una habitación extremadamente realista, con todo y una ventana que da a una luz externa que nadie le pidió pero que él en su entereza creativa decide poner en un escenario orgánico en donde todos nos sentamos en diferentes muebles dentro de la habitación.. todo para apoyar la historia que ofrece Alejandro Ramírez -en dirección y guión sobre- la pareja de Vicente (Efraín Gómez), un oficinista encargado de mantener la estabilidad económica de su matrimonio con Carlos (Jesús Villegas). Una conversación sobre los temores de la infidelidad de parte de un cansado Vicente y un Carlos relajado e informal, termina siendo un juego erótico que también nos plantea la necesidad de estos roles que asumimos en una unión… y los posibles límites que parecemos establecer entre la ceguera provocada del goce. Volverás es una historia de diálogo natural y con una relación que traspasa la idea de que esto sólo es una puesta en escena, una dinámica entre los dos actores y una confianza entrelazada, que nos deja sonriendo hacia el final de un modo retorcido… o quizás hasta sudando de lo que uno presencia: sensaciones que se valen en la obra.

 

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