Con la muerte de David Lynch, se va una de las figuras más importantes del cine universal. Un director que menos preocupado con la verosimilitud del argumento, su preocupación se encontraba en la exploración de la psique, de la propuesta de un americana regida en la nostalgia, así como una percepción de lo oscuro que prevalece en la armonía de la suburbia y la fama.
David Lynch deja un legado de películas y series de televisión bastante complejo y que muchos usuarios van a tener la fortuna de encontrar por primera vez o de volver a esos mundos que nos formaron como cinéfilos:
El hombre elefante (A la renta en Prime Video y AppleTV).
Tras haber filmado Eraserhead -la cual por desgracia no se encuentra en estos momentos en plataformas- Lynch pasó muchos años sin poder filmar otro largometraje, de hecho por un momento terminó volviéndose albañil y carpintero para poder apoyar a su familia. Finalmente tendría la oportunidad de volver gracias a Mel Brooks quien lo buscó para que dirigiera la adaptación de la obra de teatro sobre John Merrick, conocido en la infamia como El hombre elefante por su discapacidad corporal. Esta es la película más suavizada en términos para audiencia pero eso no le limita ser una de sus más potentes, con John Hurt espectacular como Merrick bajo un maquillaje complejo y Anthony Hopkins como el doctor que trata de ayudarlo.
Dune (Fijo en VIX, a la renta en Claro Video, Prime Video y AppleTV).
Con el éxito crítico de El hombre Elefante, Lynch terminó asociado con el infame productor Dino de Laurentis que buscaba hacer lo imposible hasta este punto: adaptar Dune. Muchos habían intentado esta labor como Alejandro Jodorowsky y hasta Ridley Scott para fallar monumentalmente sin siquiera haber llegado a filmar y Lynch… puede que no haya sido el indicado.
Entre constantes peleas de dirección y de producción, la filmación de Dune de Lynch fue caótica y diga de un documental y libros -de los cuales se han publicado bastante profundos- lo cual no le ayudó a la hora de una tibia recepción, pésima taquilla y nada del fenómeno global que los italianos comparaban con Star Wars. Al final de cuentas se podría considerar como el único tropezón de Lynch, pero eso no deja de hacerla una película preciosa de ver y fascinante.
Una de las mejores opciones que alguien puede tener para verla incluso está de forma gratuita, pues los fanáticos hicieron lo que Lynch jamás hizo en vida: restaurar un poco de la visión original que tenía en mente recuperando cerca de media hora de material extirpado de la película para que sea más coherente y completa.
Terciopelo azul (A la renta en AppleTV).
Aprovechando el infierno de Dune, Lynch logra sacarle un contrato de producción a Dino en compensación en donde no va a poder meter las manos en entromisión, lo que da por resultado una majestuosa obra del horror. Un joven que descubre por alguna extraña razón una oreja cercenada termina en una vorágine de misterio y erotismo que involucra a una femme fatale, y uno de los personajes más desconcertantes de la historia del cine: Frank Booth.
Corazón salvaje (a la renta en Claro Video, AppleTV y Prime Video).
Con Lynch tomando popularidad universal gracias a Twin Peaks, este decide abandonar un poco la serie de televisión que da como resultado la temporada dos -con subtramas que no a muchos les gusta- todo para atender el sueño de poder adaptar una obra de Barry Gifford. Corazón Salvaje es una maximización caricaturizada de un romance destinado a frente todos los pronósticos de fracasar, salir invicto, con referencias al mago de Oz y con Nicolas Cage cumpliendo su máxima fantasía de imitar a Elvis Presley, su héroe personal.
Mulholland Drive (a la renta en AppleTV).
El acertijo clave de los mundos de Lynch, un misterio que ocurre en las cercanías de Hollywood es la mera excusa para hacer del enigma una suplantación de todas las percepciones que uno pueda tratar de describir sobre Mulholland Drive, y ahí yace su belleza: una película que no le interesa quedar bien con nadie, erotizando, aterrando, confundiéndonos y siempre dejando a la audiencia con una confianza de querer descifrar lo que se trata de decir aquí.
