
Guanajuato,Gto.-Desde la noche del lunes la gente comenzó a llegar hasta la Cueva de San Ignacio, ubicada un poco más arriba de La Bufa, el emblemático cerro de la ciudad capital. Ahí se reúnen danzantes para celebrar una de las tradiciones más antiguas de la zona; se dice que aún antes de la Colonia los indígenas rendían culto a sus dioses en ese lugar; por eso, los españoles eligieron el sitio para venerar el 31 de julio a San Ignacio de Loyola.
Cuando Guanajuato comenzó a tener auge por la actividad minera, para evangelizar a los nativos, los conquistadores trajeron las reliquias del santo, las colocaron en la cueva, a partir de entonces se generó la costumbre en su versión española.
Ahora, la fiesta se conoce como “el Día de la Cueva” y se aprovecha para pasear con la familia en La Bufa y en el Cerro del Hormiguero; algunos, durante la noche anterior aún organizan el rito prehispánico; otros, la gran mayoría, el 31 de julio, hacen día de campo en la zona, también hay quienes cabalgan desde las rancherías cercanas hasta un sitio cercano a la Cueva, donde se efectúa una celebración religiosa.
Don Antonio Pérez, “de los merititos Llanos de Santana”, es uno de los jinetes que se reúnen año con año para estar presentes en la fiesta; él salió a las 5 de la mañana de su rancho, ubicado en el camino de Valenciana hacia El Cubilete; más tarde, se unió al grupo que procedía de la Sierra de Santa Rosa para continuar el camino hacia La Bufa. Unos 200 hombres de a caballo se juntaron en la celebración religiosa realizada cerca de la zona donde se localiza la Cueva de San Ignacio.
Mientras tanto, abajo, en el Cerro del Hormiguero, a las 10 de la mañana, los guanajuatenses ya disfrutaban de la fiesta, familias enteras dispusieron del asueto para divertirse de lo lindo, no importaba soportar la incomodidad de los autobuses urbanos que llegaban repletos de pasajeros, no importó tampoco el intenso calor, lo verdaderamente importante era estar ahí, encontrar la sombra de un árbol y pasar un buen rato.
También se instalaron puestos ambulantes de fritangas, chucherías y cervezas, no faltó, como cada año, la carpa donde la Presidencia Municipal atiende a sus invitados. “Ese es un lugar para ‘las cacas grandes’ ” , fue el comentario de una madre de familia que pasó por el lugar. Ahí se encontraban funcionarios del Gobierno del Estado, del municipio, políticos y algunos más.
A las 17.30 horas la fiesta continuaba e iba para largo, los policías preventivos que resguardaban el orden calculaban que después de las 8 de la noche terminaría..