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jueves, mayo 1, 2025

¿El final de la dinastía papal?

Nostradamus es, sin dudas, el más famoso de los profetas y -al igual que San Malaquías- vaticina que el próximo Pontífice que ocupe el trono de San Pedro podría marcar el final de la Iglesia como la conocemos.

Aunque tiene muchos detractores, son más los estudiosos que opinan que lo que hace 400 años predijo Michel de Nostradamus se ha venido cumpliendo sin error de cálculo. Las dos guerras mundiales, el asesinato de los hermanos Kennedy, las dictaduras de Hitler, Mussolini y Franco, el Holocausto, el horror atómico de Hiroshima y Nagasaki, la caída del Muro de Berlín y el ataque a las Torres Gemelas figuran entre los mayores sucesos que vaticinó.

Nostradamus escribió sus profecías en cuartetas -es decir en versos de cuatro líneas, rimados alternadamente y en estructura de decasílabos- y las agrupó en centurias, clasificación que no responde a un orden cronológico de siglos, como suele creerse, sino a la cantidad aproximada de versos contenidos en ellas.

Las cuartetas, escritas en francés, son en realidad crípticas, casi incomprensibles, pletóricas de trampas. Para construirlas, su autor se valió de este lenguaje complicado para no caer en manos de la Inquisición que en aquellos tiempos llevaba a cabo una ‘caza de brujas’ en toda Europa. Las tres primeras centurias de sus profecías se publicaron en mayo de 1555, junto a cincuenta y cuatro cuartetas de la IV.

Escribió en total 12 centurias, cada una de las cuales tiene 100 cuartetas de versos, con excepción de la VII, que tiene cuarenta y dos; de la XI, que consta de dos; y de la XII, que consta de once. Muchos podrán creer o no en sus vaticinios, pero nadie puede negar que se han venido cumpliendo inexorablemente.

Muchas de las profecías de Nostradamus han tratado de explicar los acontecimientos que conciernen a los Papas y al Vaticano. Muchas ya se han cumplido, pero otras todavía no han llegado a concretarse y -al igual que San Malaquías- hablan de un futuro apocalíptico para la humanidad cuando lleguen los tiempos del último Papa.

Por ejemplo, en la centuria V, cuarteta 56, el profeta de Provence dice que:

‘Por la muerte de muy anciano pontífice,será elegido un romano de buena edad .

De él dirán que su Sede desmerece, pero mucho vivirá y de ardiente obra’.

En el anciano Papa, los especialistas en Nostradamus ‘vieron’ a Pío XI, que murió a los 82 años y cuyo pontificado fue largo. En febrero de 1939, efectivamente, fue elegido su sucesor, un príncipe romano, Eugenio María Pacelli (Pío XII). Era un papa joven, tenía 63 años. Su postura frente al nazismo y al fascismo fue muy criticada, y supuso, para algunos, un descrédito para la Sede. Pío XII llevó el timón de la ‘Barca de Pedro’ durante 19 años, hasta 1958.

En la Centuria X, cuarteta 12 , Nostradamus parece hablar de Juan Pablo I y su corto mandato:

‘Elegido Papa del elector será burlado,

Súbitamente con frecuencia emocionado dispuesto y tímido.

Por demasiado bueno y dulce a morir provocado,

Temor oprime la noche de su muerte guía’.

Sin dudas, de acuerdo a los expertos, se trata de Juan Pablo I. 33 días después de su elección amaneció muerto, provocando un sin fin de conjeturas. Se sospechó que había sido envenenado por prelados de la curia, por considerarle excesivamente progresista. Juan Pablo I fue elegido al día siguiente de que los cardenales entraran en el cónclave, en muy poco tiempo, y al parecer muchos votantes no estaban de acuerdo con la elección. Según Nostradamus fue asesinado de noche por ser demasiado bueno. Lo cierto es que Albino Luciani murió a los 33 días de asumir el cargo, en 1978.

Otra cuarteta de Nostradamus da más detalles sobre la dinastía papal. En la Centuria V, cuarteta 92 dice:

‘Después de la sede mantenida diecisiete años,

Cinco cambiarán en tal girado término,

Luego uno será elegido al mismo tiempo,

Que de los romanos no será muy conforme’.

Los traductores del profeta analizaron el texto explicando que comienza con la muerte de Pío XI el 10 de febrero de 1939, después de 17 años exactos de regir la Iglesia Católica, del 6 de febrero de 1922 al 10 de febrero de 1939. Nostradamus profetiza en la misma cuarteta que luego habría 5 Papas más y dice, del último de ellos, que los romanos no estarán conformes con él. Esta cuarteta es muy importante porque expone tres períodos de tres tiempos después de los 17 años de Pío XI.

Otra explicación de los intérpretes, que ahora cobra fuerza tras la renuncia de Benedicto XVI, es que la profecía se refiere a que ese pontífice deberá abandonar el Vaticano por algún motivo no especificado. Todavía hay dudas sobre si la dimisión de Benedicto XVI se debió a problemas de salud, como se dijo, o a cuestiones políticas o religiosas, que pudieron dividir a los cardenales.

En la Centuria IX, la cuarteta 68 parece estar vaticinando lo que ocurrirá con el próximo Papa:

“Del monte Aymar será noble oscurecido.

El mal vendrá en la unión de Saona y Ródano.

En bosque escondidos soldados día de Lucía,

Que no hubo jamás horrible trono”.

Aquí Nostradamus nombra directamente los ríos Saona y Ródano y dice que en la unión de los mismos será asesinado el Papa. Al parecer sería el día de Santa Lucía, es decir un 13 de diciembre. Y cuando habla de ‘noble oscurecido’ puede aludir a un Papa de Color (¿otra referencia a Peter Turkson, del que hablábamos en la primera nota sobre las profecías de San Malaquías?).

Otra cuarteta, la 36 de la Centuria IX, también enuncia, por ejemplo, que:

“Un gran Rey capturado entre las manos de un Jonio

No lejos de Pascua confusión golpe cuchillada:

Perpetuo cautivo tiempo que rayo en el odio,

Mientras tres hermanos se hieren y matan”.

Según los exégetas de Nostradamus, esta cuarteta se referiría a que el último Papa caería bajo el poder del Anticristo durante un período de alteración civil, desolación y otros eventos terribles a nivel mundial. Se trataría de una guerra catastrófica.

Tampoco es alentadora la cuarteta 86 de la Centuria IV:

“El año en que Saturno en agua esté unido, Con el Sol, el Rey fuerte y poderoso, A Reims y Aix será recibido y ungido, Tras conquistas asesinará inocentes”.

Aquí, los intérpretes del vidente francés afirman descifrar que el último Papa comenzará a sufrir atentados ni bien asuma el trono de San Pedro y que muchos inocentes morirán por seguir al pontífice.

Hasta aquí las profecías de Nostradamus nos muestran cómo será el futuro de la dinastía papal. No quisimos establecer interpretaciones antojadizas ni tampoco inducir al lector a una sola visión del texto, por lo que recurrimos a varios expertos del vidente francés. De cualquier manera, todos ellos coinciden en que existe un gran número de cuartetas que son sencillamente impresionantes y, fácilmente, pueden aplicarse a sucesos que se están produciendo actualmente, o pueden llegar a suceder muy pronto, cuando el trono de San Pedro sea ocupado por… ¿el último Papa?

La gloria del olivo

Según Malaquías, el sucesor de Juan Pablo II es “Gloria Olivae”, de la gloria del olivo u olivo glorioso. Puede que el nuevo Papa sea benedictino, orden conocida también como olivetana. El lema puede significar también que figurará una rama de olivo en la enseña papal.

También se ha como la posibilidad de que el próximo Papa pueda ser de origen judío, ya que la rama del olivo es un símbolo antiguo de la raza judía.
Petrus Romanus

Y llegamos al último lema de San Malaquías: “Petrus Romanus” o Pedro el Romano. Los interpretes no se ponen de acuerdo: algunos ven el fin del mundo en esta profecía; otros ven una referencia a una renovación espiritual de la iglesia.

En efecto, las profecías de San Malaquías finalizan con veinticinco palabras en latín que se han traducido de este modo:

“En la última persecución de la Santa Iglesia Romana se sentará Pedro Romano, que apacentará las ovejas entre muchas tribulaciones; pasadas estas cosas, la Ciudad de las Siete Colinas será destruida y el Juez Terrible juzgará al pueblo”

Lo que está claro es que la profecía de San Malaquías prevé sólo dos nuevos papas a continuación del actual.

Un Papa huyendo de Roma

Además de San Malaquías, muchos otros han predicho el fin de las dinastías papales. En concreto, hay mucha literatura sobre el tema del Papa, huyendo o cautivo, pero siempre lejos de Roma. Nostradamus fue uno de ellos, pero hubo muchos más:

Jeane Dixon, que ya predijo una alianza entre EEUU y Rusia para luchar contra China, también dijo que hacia finales de siglo un Papa será herido. Y otro morirá asesinado hallándose lejos de Roma. A partir de tal hecho, la Iglesia tendrá un tipo de gobierno distinto al Papado. Lo mismo anticipa el tercer secreto de Fátima recientemente revelado.

Juan de Vatigueiro , en el siglo XIII, predijo que cuando el mundo se encuentre perturbado el Papa cambiará de residencia, y durante 25 meses no habrá ningún gobierno ni Papa en la Iglesia de Roma.

Juan de Rocapartida, 100 años después, profetizó que al acercarse el fin del mundo, el papa y sus cardenales habrán de huir de Roma en trágicas circunstancias hacia un lugar donde permanecerán sin ser reconocidos. El Papa sufrirá una cruel muerte en el exilio.

Nicolás de Fluh, en el siglo XV, previó que llegaría un tiempo en el que la Iglesia quedaría desolada, sin Pedro ni sus sucesores.

Helen Wallraf, vidente, declaró el siglo pasado que llegaría el día en que el Papa huya de Roma con la sola compañía de cuatro cardenales.

Anna Katerina Emmerick vio al Papa huyendo, débil y agotado por los muchos pesares y tribulaciones y al Vaticano quemado hasta los cimientos.

Don Bosco, mistico, advirtió al Papa Pío IX de que llegará un día en que una luz brillante resplandecerá en el cielo, en pleno fragor de una batalla. En ese instante, el Papa y sus servidores abandonarán el Vaticano pasando por una plaza cubierta de muertos y heridos. Todo el país sufrirá una gran pérdida de población y la tierra se agitará como arrasada por un huracán y caerá un fuerte pedrisco. Durante doscientos amaneceres, el papa y su séquito vagarán por tierras extranjeras.

Pio X tuvo una visión similar en 1909. Durante una audiencia, el Papa se desmayó y, al recobrar el conocimiento, dijo que llegaría un día en el que el Papa abandonará Roma y será transportado, enfermo, por encima de los cadáveres de sus cardenales.

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