Hace ya un año que el escritor mexicano Carlos Monsiváis y el portugués José Saramago fallecieron. No obstante, el mundo sigue leyéndolos, recordándolos y admirándolos por el gran legado que dejaron a su paso.
En el caso de Monsiváis, además de sus escritos, heredó al mundo literario más de diez mil fotografías que reunió de autores como Tina Modotti, Man Ray, Paul Strand, Manuel y Lola Álvarez Bravo y Agustín Jiménez.
Así como una colección de cerca de dos mil películas de todo tipo: desde las mexicanas –la mayoría de Pedro Infante- pasando por cine soviético poco conocido, grandes clásicos y películas estadunidenses.
Con todo este material se ha tratado de reunir una fototeca y una filmoteca que abarquen las grandes colecciones de Monsiváis.
Sin embargo, aún se busca la forma de organizar todo el material, pues también tenía arte popular, grabado, pintura, fotografía, caricatura, carteles y publicaciones.
Una parte de la colección de Monsiváis se encuentra en el Museo del Estanquillo, que era un objetivo importante para él y consiguió llevar a cabo todavía en vida. En este museo se puede encontrar una breve parte -15 mil piezas- de su colección personal.
Al parecer, el escritor mexicano tenía ya la idea de establecer una fototeca, pues Luis Jorge Gallegos asegura que comenzaron a trabajar en el proyecto un poco antes de que Monsiváis enfermara; mientras que Beatriz Sánchez, prima del escritor, afirma desconocer un proyecto de esta índole y señala que no pensaba hacer ninguna fototeca.
No obstante, Gallegos apunta que durante seis meses antes de que Carlos se pusiera mal, lo que hizo “fue juntar el material que estaba en todos lados de su casa, debajo de un cojín, arriba o detrás de los libros, todo lo fui recuperando y me dio chance de hacerlo, eso lo empecé a catalogar y lo contabilicé.
Se trata de alrededor de diez mil imágenes de un archivo con acervos fotográficos del siglo XIX al XX; tiene unas joyas preciosas, por eso su ambición de hacer una fototeca”, dijo-
Respecto a la colección de películas, la prima del cronista explicó: “La colección consta de unas dos mil películas que ya hemos inventariado, esas no están en el museo, ninguna, todas están aquí. Hay cine de todo, mucho cine mexicano, yo creo que tiene la mayoría de películas de Pedro Infante; las películas que consideraba importantes están, le gustaba mucho la comedia musical; en fin, tiene de todo un poco”.
En una conmemoración luctuosa más pero el otro lado del atlántico, las cenizas del escritor portugués José Saramago, yacen debajo de un olivo centenario en Lisboa, en su tierra natal de Azinhaga, a un año de su fallecimiento.
Su esposa, Pilar del Río, enterró sus cenizas en un jardín frente al edificio de la Casa dos Bicos, en una ceremonia profundamente simbólica y emotiva, delante de ciudadanos y autoridades.
Junto con sus cenizas también se llevó tierra de la isla de Lanzarote en las Islas Canarias de España, donde vivió durante sus últimos años y de donde surgió el libro Palabras de una ciudad.
Respecto a esto, la viuda de Saramago comentó: “un año sin Saramago no. Se cumple un año sin José. Saramago ha estado más presente que nunca”.
Asimismo, enfatizó que desde que su esposo partió “han ocurrido en el mundo acontecimientos -la aparición de movimientos ciudadanos críticos con el funcionamiento del sistema político o las revoluciones del Magreb entre ellos- que Saramago nos ha ayudado a entender”.
Y agregó; “Él no era un profeta ni un gurú, sólo un hombre que pensaba, un intelectual que veía la realidad y la levantaba y miraba debajo. Su frase era: ‘No nos resignemos, para hacer uso del poder que tenemos los ciudadanos hay que pensar, pensar, pensar’”.
De muy diversas formas, la gente recuerda a estos dos grandes escritores y, además, busca que prevalezca el importante aporte de ambos en su paso por el mundo, a un año de su partida.
Con información de Sexenio.com.mx.
