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viernes, abril 26, 2024

El Príncipe Alberto de Mónaco desposa a Charlene

Los príncipes Alberto II y Charlene de Mónaco celebraron ayer la segunda de las dos bodas, una civil y otra religiosa, con las que sellaron cinco años de noviazgo y contribuyeron a afianzar el futuro del Principado, en el que se espera con ansia la llegada de un heredero al trono.

La pareja, que según rumores estuvieron al borde de la ruptura hace pocos días, sellaron su matrimonio ayer ante el altar.

La pareja intercambió anillos de Cartier de una aleación blanca de oro-platino de 18 kilates. Alberto guiñó un ojo al deslizar la joya en un dedo de Charlene y ésta mostró una sonrisa amplia cuando hizo lo mismo al príncipe.

La sudafricana parecía tener lágrimas debajo de su velo en el momento en que ocupó su lugar en el altar dentro del palacio principesco donde se efectuó la ceremonia católica.

Cientos de miembros de la realeza, jefes de Estado y celebridades del deporte y la moda asistieron a la ceremonia religiosa celebrada al aire libre, en el patio de honor del palacio, y no en la catedral donde se casaron en 1956 los padres de Alberto, Rainiero III y la mítica y trágica Grace Kelly.

El sonriente novio de 53 años vistió el uniforme blanco de verano de la compañía de carabineros y Charlene, de 33, portó un espectacular vestido color blanco marfil bordado con cristales, nácar e hilos de oro, diseñado por el modista italiano Giorgio Armani.

La princesa se convirtió el viernes en Alteza Serenísima.

Las hermanas de Alberto, las princesas Carolina y Estefanía, estuvieron entre las decenas de invitados en la ceremonia del viernes, escenificada en el salón del trono.

Los recién casados intercambiaron un furtivo beso durante el enlace religioso, en el que cantaron el soprano estadunidense Renée Fleming, el tenor italiano Andrea Bocelli y el peruano Juan Diego Florez.

Un detalle curioso: el príncipe se equivocó de mano al poner el anillo primero en la derecha de su esposa, antes de rectificar y ponérselo en la izquierda.

La boda religiosa de Alberto II y la ex campeona de natación se celebró al aire libre, en el patio de honor del palacio, y no en la catedral lugar donde se llevan a cabo anteriores bodas reales.

Entre los representantes de las familias reales que asistieron a la ceremonia figuraron los monarcas de Bélgica, Suecia, Dinamarca y Holanda.

La lista de presentes incluyó también al conde y la condesa de Wessex, que representaron a Inglaterra, y que se codearon con presidentes europeos como el francés Nicolas Sarkozy y el alemán Christian Wulff.

Unos 3 mil 500 monegascos fueron invitados al enlace oficiado por monseñor Bernard Barsi, arzobispo del Principado, y fue retransmitida en grandes pantallas en toda la ciudad-Estado.

Tras la ceremonia, la pareja recorrió las calles de Mónaco no en carroza, sino en un coche híbrido -un Lexus LS 600h Landaulet descapotable- que el Principado señala como testimonio del interés de Alberto y Charlene por la defensa del medio ambiente.

Siguiendo la tradición, la novia depositó su ramo en la pequeña iglesia de Santa Devota, patrona del Principado, ante quien la princesa Grace depositó el suyo, tras su boda con Rainiero.

Alberto, de 53 años, había eludido por mucho tiempo el matrimonio, tanto que muchos monegascos estaban resignados a que tendrían un príncipe solterón.

Los habitantes de este Principado, un paraíso fiscal, que atrae a grandes fortunas, han dejado claro que más allá de rumores y festejos, lo que les interesa es que Alberto y Charlene tengan rápidamente un heredero, que garantice la continuidad de la dinastía Grimaldi.

El glamour

• Mónaco es un territorio de apenas 2 km. cuadrados.

• Sede del Gran Premio de Montecarlo de la Fórmula 1, Mónaco sigue siendo considerado el lugar de recreo de muchos millonarios.

• Sus habitantes no pagan impuestos sobre la renta o la propiedad, y los yates se acumulan en el puerto.

• Alberto es padre de dos hijos ilegítimos, situación que ha ido reduciendo su mística del Principado a lo largo de los años.

• El hijo del príncipe Rainiero III y Grece Kelly conoció a Wittstock mientras presidía una competición de natación en 2000.

La polémica

• Según publicó el martes la revista francesa L’Express, Charlene quería interrumpir los preparativos de boda y regresar a Sudáfrica, pero fue interceptada en el aeropuerto de Niza.

• La “fuga” de la futura princesa tenía que ver con “revelaciones” sobre Alberto, escribió la publicación francesa, que agregó que en el último momento se convenció a Wittstock de que volviera a Mónaco y siguiera adelante con los preparativos para la boda principesca.

• El palacio de Mónaco calificó de “mentirosas” esas afirmaciones y estimó que “los rumores no tienen otro objetivo que perjudicar gravemente la imagen del soberano y de su prometida.

Con información de Milenio.

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