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jueves, abril 18, 2024

El Viaje de Cerati

En 2002 Gustavo Cerati se reinventó a sí mismo en “Siempre es Hoy”, un disco que lo posicionó entre una juventud que bailaba música electrónica en raves, utilizaba todo tipo de drogas y revivía la necesidad de “respuestas” espirituales. Muchos de estos jóvenes, probablemente, ni siquiera habían escuchado a Soda Stereo.

Pero Cerati se infiltró en esa juventud a través de una propuesta musical alternativa, con significados profundos, un tanto metafísicos. “Cosas Imposibles” fue el primer corte, un tema donde el cantautor argentino se revela como un soñador, un hombre que busca la permanencia más allá de la materia: “Aunque a veces se equivoquen, no confundo más/voy a hacer que mis cenizas vuelvan al papel / Siempre es hoy, sos parte de mi ser/Quiero hacer, cosas imposibles”.

Entre esas cosas imposibles está hoy su recuperación. Que todos esperamos que aún sea posible. Hace un año –algunos dicen que el 15 de mayo, otros que el 16–, el ex líder de Soda Stereo ofreció un concierto en Caracas, Venezuela. Poco después de la presentación, tuvo que ser recluido en una clínica por un accidente cerebrovascular, el cual lo ha mantenido postrado en un hospital de Buenos Aires. Tenía 50 años. Ahora tiene 51.

Su familia lo visita con frecuencia, en especial su madre, quien ha dicho que lo hace todos los días. También sus dos hijos, Benito y Lisa, de 17 y 15 años, están muy al pendiente de su padre. El jovencito le grabó música en el ipod y le lleva películas para observar cómo reacciona a estos estímulos. Los médicos, empero, han dicho que no hay cambios importantes. Gustavo sigue dormido.

Antes de “Siempre es Hoy”, Cerati ya había labrado un camino en solitario. Incluso aún en Soda Stereo, el argentino trabajaba en proyectos paralelos como “Colores Santos” (1992), disco que realizó junto a Daniel Melero.

Luego de la disolución de la banda en 1997, el músico comenzó a experimentar en lo electrónico. Se involucró en varios álbumes con temas especiales –“Bring on the Night”, junto a Andy Summers, apareció en el disco homenaje a The Police– hasta que lanzó “Bocanada” en 1999. De esta placa, Gustavo obtuvo su primer gran éxito solista con “Puente”.

“Un día más, un día más. /Arriba el sol, abajo el reflejo de cómo estalla mi alma”, escribió. La madre de Cerati, Lilian Clark, contó al diario chileno La Tercera que Fito Páez ha interpretado este tema en sus presentaciones. Él es uno de los artistas que ha visitado al argentino en su hogar provisional. “El miércoles estuvo Ricardo Mollo, un ser delicioso. Le cantó. El director de la clínica vino a escucharlo, y notaron reacciones. Hace poco fuimos a un recital de Fito Páez, donde cantó ‘Puente’, pero primero le hizo gritar a la gente ‘sí, sí, sí’. Fue muy emotivo y muy lindo. También vino Spinetta”. El mexicano Rubén Albarrán, vocalista de Café Tacvba, es uno de los muchos músicos que se han pasado por la clínica Alca, a donde Cerati llegó en octubre de 2010.

En apariencia sencillas, las composiciones de Cerati expresan a profundidad los avatares del alma, tanto en melodía como en letra. En muchos casos, el argentino experimenta y el resultado no ha sido del agrado de todos. Como suele suceder, los temas que logran el éxito no siempre son los mejores ni los más reflexivos.

En realidad, Cerati no es un cantante para las masas –al menos en México– como sí lo fue Soda Stereo. Consiguió un éxito más comercial hace apenas unos años con “Crimen”, el primer sencillo de “Ahí Vamos” (2006). Sin embargo, en la presentación del disco en 2007, en Monterrey, los norteños no llenamos ni la mitad del entonces Auditorio Coca Cola. Aunque se pudo sacar la espinita en 2009, seis meses antes de su accidente cerebral, cuando volvió a pisar tierra regia con su álbum “Fuerza Natural” –el más reciente de su carrera– y el público abarrotó el estadio de beisbol para ovacionarlo. Un concierto memorable, una suerte para quienes estuvimos presentes, debido a las circunstancias.

Estela, una de las dos hermanas del músico, comentó también a La Tercera que “Gustavo está peleándola”.

“Hace gestos de que nos reconoce y de que está escuchando, pero no se puede hablar de ningún cambio concreto. Hay kinesiólogos y terapistas físicos trabajando con él. Todos los días lo sientan, a la mañana y a la tarde. Le están estimulando la zona de la garganta y la columna; se trabaja sobre sus centros nerviosos para ver qué respuestas va teniendo, aunque esto es muy lento”.

Su madre se muestra más esperanzada: “Desde ya estamos seguros de que nos escucha: eso es seguro. Hay una cantidad de cositas que quizás son pequeñas para el año que ha transcurrido, pero que a nosotros nos abren una puertita. Hay luz en esa puerta, y creo que nos va a llevar al camino que queremos. Gustavo va a salir”.

“Separarse de la especie por algo superior, no es soberbia, es amor. /Poder decir adiós, es crecer”, compuso Cerati junto a su hijo. Pero Gustavo no dice adiós.

El ser humano está postrado en una clínica argentina, en estado de coma, luchando. Su madre quiere que su hijo despierte del sueño profundo, que vuelva a ser el mismo. Sus hijos quieren de vuelta a su padre, sólo eso.

El artista, en cambio, se debate en un limbo de conciencia y parálisis creativa, ya que no puede materializar su recorrido por el infinito. Su viaje es ahora tan indescifrable como inalcanzable para el vago entendimiento de lo corpóreo. Sus seguidores esperamos que renazca, que viva para contarlo, que regrese a lo suyo: la música. Aunque egoístas y en momentos insensibles, tampoco deseamos que su figura pierda aliento como cada poro de su cuerpo. Que a Cerati no se le reprima con el limbo. En ese caso, que diga adiós y que crezca.

Con información de Vanguardia.

Martha Silva Moreno
Martha Silva Moreno
Editora y reportera en Zona Franca. Correo electrónico: marthasilva@zonafranca.mx Twitter: @marthax

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