Alan Parker,, el director inglés detrás de películas de culto de los ochentas acaba de morir a la edad de 76 años, tras una larga enfermedad, esto de acuerdo a una declaración oficial por parte de su representante.
Parker nació el 14 de Febrero de 1944 en Islington, Londres. hijo de una costurera y un pintor de casas, la vida de Parker estuvo repleta de dificultades referentes a la vida tradicional de la clase trabajadora. Tras abandonar sus estudios a la edad de 18 años para enfocarse al mundo publicitario, Parker obtendría su primer trabajo como el chico del correo de una agencia en 1962. Es en este punto en donde comienza a escribir, a tal grado de que terminaría realizando su primer guión para Melody (1971).
Dirigida por Waris Hussein, Melody es una película de romance y comedia puberta, mejor recordada por el soundtrack de parte de The Bee Gees y Crosby, Stills, Nash & Young. La película no sería un éxito de taquilla instantáneo, pero sería de culto y relevancia cultural en Latinoamérica, sobre todo en México.
Tras Melody, Parker estaría desarrollando su labor como director en dos telefilmes de la segunda guerra mundial, que le dieron las bases adecuadas para dirigir uno de los musicales más extraños de los años 70: Bugsy Malone (1976). La película era una parodia de los musicales y del ascenso de las películas de mafiosos gracias a Coppola y su saga de El Padrino (1972), pero con todos los papeles interpretados por niños: este experimento funcionó de maravilla, volviéndose un filme taquillero y obteniendo ocho premios de la Academia Británica y ganar cuatro BAFTAS: dos para la interpretación de Jodie Foster -mejor actriz de reparto y joven promesa- además de uno para Parker por mejor guión original y otro más para Geoffrey Kirkland por su extravagante diseño de producción.
Parker tendría aún más éxito con su siguiente película. Basada en la historia real de Billy Hayes sobre su aprisionamiento y posterior escape en una prisión turka por traficar hachis, Expreso de medianoche (1978) poseía un guión adaptado por parte de Oliver Stone y el primer score por parte de Giorgio Moroder, los cuales terminarían ganando un premio de la Academia por mejor guión adaptado y mejor música original respectivamente.
Tras el éxito avasallador de Expreso de medianoche Parker entregaría otro éxito de taquilla momentáneo y película referente por parte de la cultura popular de los ochentas, siguiendo su pasión por los filmes musicales: Fama (1980). Fama sería recordada particularmente por la participación de Irene Cara, quien cantó varios de los temas musicales del filme y que catapultaron a Fama a ser una de los soundtracks más vendidos de la historia.
Quizás el punto más experimental y atrevido de parte de Parker sería ofrecida el mismo año en el que Steven Spielberg entregaba E.T. Parker se declaró para en ese punto fanático de Pink Floyd, la cual se preparaba para lanzar The Wall, Parker convenció a EMI y a Roger Waters de abandonar las pretensiones de filmar el concierto y hacer una película con drama entrelazado con secuencias animadas de parte de Gerald Scarfe. El grupo aceptó… o más bien Roger Waters, quien servía como el guarda creativo del proyecto y quien entregaría un guión con la intención de ser filmado con él en el papel protagónico, lo cual fue cambiado a regañadientes de su parte por Bob Geldof. Esta no sería la única pelea entre Waters y Parker, los cuales constántemente discutían sobre la dirección que The Wall estaba llevando, ambos han comentado su descontento con la película, particularmente de parte de Parker al decir que fue una de las experiencias más miserables de toda mi vida como creativo.
The Wall se estrenaría en las festividades del festival de Cannes de 1982 y la anécdota de Parker describe todo:
La premiere en Cannes fue fantástica, fue una función a la medianoche. Llevaron dos camiones repletos de equipo de audio para instalar en la sala de cine y que esta pudiera sonar mejor de lo normal, fue uno de los últimos filmes en ser mostrado en el viejo aposento Palais el cual ya se encontraba muy gastado y el sonido era tan fuerte que comenzó a descarapelar la pintura de las paredes, parecía nieve que comenzó a caer por todas partes con todos tosiendo y con caspa en el pelo. Recuerdo haber visto a Terry Semel en el lugar, en ese entonces era el director de Warner Bros, y estaba sentado al lado de Steven Spielberg, estaban a cinco filas detrás de mí y juro que pude reconocer a Steven Spielberg decirle a Semel cuando acabó la película con voz muy baja “¿Qué carajos fue esto?”, Semel asintió con la cabeza y me volteó a ver diciéndome “¿Qué carajos fue esto?”. En efecto, era como algo que jamás se había visto: una fusión de escenas live action, narrativa, y surrealismo.
The Wall tendría su estreno formal el 6 de Agosto de 1982 y terminaría obteniendo $68, 000 dólares en su primer fin de semana… algo inusual considerando que sólo contaba con una copia en una sola sala de cine. Con el tiempo se expandería a 600 salas y obteniendo $22 MDD a nivel mundial.
Alan Parker pasaría el resto de la década sin mucho éxito, no sería hasta los noventas en donde tendría dos últimos éxitos. En 1996 regresaría al musical, adaptando el proyecto que llevaba años enlatado de Andrew Lloyd Webber: Evita. Con un cast que incluía a Madonna, Antonio Banderas y Jonathan Pryce, la película se volvería un éxito de taquilla y una de las pocas películas en donde la participación de Madonna era alabada a nivel actoral… además de darle un segundo premio de la Academia por mejor canción original.
Parker acabaría la década con Las cenizas de ángela, un drama basado en la dura vida de Frank McCourt, un irlandés que en medio de la pobreza de su familia intentaba subsistir y sobrellevar una familia feliz con hermanos muertos y un padre alcohólico.
