El enlace entre el príncipe Guillermo y la joven Catalina Middleton ha llenado de felicidad y esperanza a millones de personas alrededor del mundo, quienes les envían sus mejores deseos.
Entre los más felices, sin duda se encuentra un párroco que asistió a la boda en la abadía de Westminster y cuyas cámaras captaron realizando unas cabriolas, creyendo que nadie lo veía.
En cuanto la ceremonia terminó y los nuevos esposos salieron a la calle, el templo se vació con rapidez, quedando apenas unos cuantos invitados y los periodistas y camarógrafos que comenzaron a desmontar el equipo.
La situación fue aprovechada por el cura, quien no pudo resistir más y dio unas cuantas maromas. Situación de lo más extraña en una iglesia, pero sin duda, posible. He ahí el video para demostrarlo.
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