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jueves, abril 18, 2024

GIFF 2017: Tormentero

Es curiosa la situación respecto a esta película y su servidor con el nombre extraño. Mientras investigaba sobre el trabajo de los involucrados en Extraño pero verdadero constaté que Rubén Imaz no era ajeno al festival; con su película Epitafio (2015) estando presente en el festival del año pasado y Familia Tortuga (2006) presente cuando el festival todavía tenía el título de Expresión en Corto.

Es un realizador calmado y con una afinidad por lo que se está viendo, y Tormentero –película que en mi investigación apareció y me hizo exclamar “suena interesante” – no es la excepción.

Tormentero son viñetas, porque su estructura narrativa es demasiado escasa como para poder elaborar una historia congruente. Estas viñetas son sobre la vida de Romero Kantun (José Carlos Ruiz), un hombre cuya afinidad por la naturaleza lo hizo descubrir un yacimiento petrolero en su pueblito pesquero, llevando a la ruina a los pescadores independientes y cediendo el espacio natural de su isla a Pemex. Kantun se la pasa en su casa embriagándose y desdeñando a los pescadores que lo rechazaron, y vive con vestigios mentales de su hija Yolanda (Mónica Jiménez) y los gemelos –aparentemente- Chacho y Ariel (interpretados por Gabino Rodríguez).

Tormentero es una película vaga y esa es en mismas partes su fortaleza y debilidad como proyecto. Es una fortaleza porque se apoya principalmente en el poderío audiovisual que representa; la fotografía de Gerardo Barroso retrata en varios segmentos naturaleza en conflicto con la industrialización que el hombre causa y la violencia que representa su entorno con las tormentas eléctricas. Crea un entorno incómodo y de magia que nosotros como audiencia intentamos asimilar a una historia que embona dentro de los elementos del realismo mágico.

Esa parte del misterio se refleja porque incluso la sinopsis que acabo de construir es con elementos que Imaz esparce en la obra sin conectar o que sus personajes se detengan a hablar al respecto sin sonar vago.

Y funciona depende de la retención del espectador, en mi caso debo decir que Tormentero es una película bellísima de ver y que las actuaciones de los protagonistas se perciben como exigentes y entregadas –sobre todo de un Gabino Rodríguez que ya se me hace costumbre verlo como el personaje extraño dentro de una película- sobre todo si entendemos que Tormentero se construyó explorando las locaciones y el clima del lugar, no tanto con un guión sólido tradicional.

Pero al mismo tiempo… me sentí impotente. Este sentimiento me ocurría porque Tormentero no importa lo bella que era o que percibía calidad dentro de sus actuaciones, no tiene el interés de contarme algo tradicional y si bien no soy enemigo de estos experimentos, en la mayoría del tiempo presiento que la película se siente como un prólogo eterno. Es más, uno puede recortar las escenas, experimentar con el montaje, creando una película que tampoco va a tener sentido pero que siempre se va a sentir que está poniendo a sus personajes e historia dentro de la introducción. Imaz seguro tiene en mente a Tormentero como un pariente de la filosofía y trabajo de Tarkovsky, y por sus aspiraciones logra esto, pero por alguna razón nunca conectamos con lo que se intenta abordar y las trampas narrativas que nos hacen pensar que al fin vamos a poder conocer la historia detrás del misterio que ronda a un hombre sumido en la depresión.

Al final Imaz logra eso, un retrato sobre la depresión y la etapa final de la vida de una leyenda apagada incómoda de experimentar, bella de apreciar, enigmática hasta el último minuto.

Hacia al final de Tormentero hubo sesión de preguntas y respuestas con el propio Imaz.

Rubén hace diez años presentó su primera película en el mismo festival.

Introducción

Esta es una producción de México-Colombia-Rep. Dominicana, una que yo llamo tropical. Se filmó en Ciudad del Carmen, ciudad en donde solía vivir y en donde me enamoré del lugar, me llamó la atención de que la isla es un paraíso pero que poco a poco se ha vuelvo una zona petrolera en conflicto con lo tradicional, quise hacer una película del tema e indagando sobre la historia del pueblo descubrí la historia de un pescador que encontró petróleo, de hecho puedes encontrar la tumba del señor pero me acongojó el hecho de ver la tumba gastada, no puedo entender cómo olvidamos personajes importantes en nuestra nación. Este es un homenaje a él.

¿Qué investigación realizaste además del personaje, referencias al respecto?

Quería emular una idea similar a la mencionada por Tarkovsky en “Esculpir el tiempo”, de cómo capturar el tiempo como narrativa cinematográfica. Yo se lo dije a mi equipo que siguieron mi idea, que nos perdiésemos en una circunstancia temporal y que en el montaje la película siguiera viviendo, escribiéndose y reescribiéndose. Es factor del espectador el definir si la idea se cuaja o continúa. Otra obra en la que nos inspiramos fue en Próspero de “La tempestad”, un hombre traicionado por sus compañeros y que domina la magia a grado de modificar su entorno, si no han leído la tempestad se los recomiendo, está muy sabrosa.

Se siente culpa en el personaje principal ¿Esa fue la intención que buscabas?

Me agrada que hayas sentido eso, una de las cosas que exploramos en la película fue la edad chamánica, con las ideas de la magia antigua, cuando magia y religión eran lo mismo, ideas religiosas antiguas, queríamos una película similar a un sueño o pesadilla, la pesadilla de Romero Kantun. Me gusta la idea del cine más parecida a un cuento, entenderla como un sueño, las películas que me gustan o tocan son que en los días pierden su valor argumental, como cuando tratas de recordar un sueño, vívidas, revivir el sueño, en mi cabeza resuena el sueño más que la precisión dramática.

¿Cómo definirías el género de tu película?

La catalogamos como fantasía romántica, no entra en un rollo romántico de amor sino en el sentimiento.

¿Podrías hablarnos del proceso creativo?

Para mí lo más importante y divertido era que la casa en donde filmamos era la casa de mi abuelo, en ese lugar pudimos grabar, llevé al fotógrafo y guionista para explorar el ambiente, entender esa serenidad y explorarlo a fondo, es mi cuarta película y siento que hay más madurez en mi forma de trabajo, entonces en vez de ir a fiestas prefería seguir pensando en cómo utilizar la casa, todo dependía del momento, de cómo quedaba una mancha o cómo se veía el jardín, ese trabajo nos llevó a que si comparamos con el guión no concuerda, fue una apuesta arriesgada. Llegó a tener un asunto meditativo, era de yo encerrarme en mi cuarto y en el construir la película con la ensoñación.

 

 

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