- Publicidad -
viernes, abril 19, 2024

Instrucciones para abandonar el poder

Tras lo sucedido el pasado domingo en las jornadas electorales de Nayarit, Coahuila, Hidalgo y Edomex, y que se convirtieron en una especie de “ensayo general” del 2012, los panistas de Guanajuato y sobre todo, el gobernador de Guanajuato deberían abrir un periodo de reflexión interna, antes de “poner en marcha la locomotora” como señaló un diario de la capital del estado en días pasados.
¿Por qué un período de reflexión interna? Bueno, porque las heridas no han cicatrizado, aunque el gobernador haya manifestado lo contrario y todas las acciones del grupo perdedor así lo indican.
Díganlo si no algunos signos de los últimos días: la ausencia de la dirigencia formal del panismo en el acto de arranque de la tal locomotora (y esto a pesar del triunfo contundente e inobjetable de Gerardo Trujillo); la presencia, esa sí, de la perdedora Alejandra Reynoso; la ausencia de quien era hasta el pasado 25 de junio el precandidato a la gubernatura de los dos grupos que disputaron la dirigencia y que al día de hoy ya no se sabe; la ola de rumores que ha despertado al interior del panismo el acercamiento de José Angel Córdoba al círculo rojo del olivismo, a través de la presidenta del DIF estatal; la apertura del propio Juan Manuel Oliva con figuras conocidas de la heterodoxia panista que en otro tiempo le ocasionaban incomodidad y que hoy hasta se sientan con él en la misma mesa, y varias veces.
Ante estas erróneas precipitaciones, más producto del berrinche temporal que de una planeación racional de la política, ¿No sería mejor que el gobernador estableciera un compás de espera para que se serenaran los ánimos y a continuación reconstruyera los consensos dañados, haciendo lo que sabía hacer antes de esta encrucijada final: hablar para convencer o negociar para coptar?.
Porque en el PAN –partido mayoritario en Guanajuato- aún hay mucho por repartir además de la candidatura al gobierno estatal y Juan Manuel Oliva debiera tratar de participar en el diseño a futuro de esas candidaturas, junto con Gerardo Trujillo, Miguel Márquez y Fernando Torres Graciano, no contra ellos, pues si su fuerza para enfrentarlos es con el grupo de la Loma y con el ala veterana del Yunque, visto lo del 25J está claro que no le va a alcanzar.
Ahora bien, de cara a las elecciones del 2012, con el muy probable triunfo del PRI y la llegada a Los Pinos de Enrique Peña Nieto, el margen de maniobra transexenal del gobernador se reduce sensiblemente. A diferencia de su antecesor Juan Carlos Romero Hicks, que consiguió un dorado exilio presupuestal en el CONACYT por más de cuatro años, Juan Manuel Oliva no dispondrá de los espacios del gobierno federal –que serán claramente tomados por el priísmo- para planear su futuro, por lo que su vigencia dificilmente trascenderá el ámbito estatal, por lo menos en el siguiente sexenio.
Esto hace que su supervivencia dependa casi exclusivamente de qué tan bien diseñe el final de su gobierno porque un eventual cargo en lo órganos nacionales de su partido, que todo parece indicar que el año próximo pasará a ser un partido de oposición –con pocas gubernaturas, además- no parece ser un destino soñado.
Porque después de todo, ¿quién garantiza a Oliva una sucesión tersa y protectora, José Angel Córdova o Miguel Márquez?, ¿con quién le conviene asociarse en este final que se avecina, con Gerardo Trujillo o con Alejandra Reynoso (y lo que viene con ella: Torres Origel, Mosqueda y De los Cobos)?.
Por ello, y como reflexiones para abandonar el poder, no solo para conquistarlo, hay que leer y leer un gran clásico, “El Príncipe” de Maquiavelo, en este caso los capítulos XXII y XXIII, “De los ministros o secretarios de los príncipes”, “Cuándo debe huirse de los aduladores”, pero sobre todo el capítulo XXIV “Por qué muchos príncipes de Italia perdieron sus estados”.

ÚLTIMAS NOTICIAS

ÚLTIMAS NOTICIAS

LO MÁS LEÍDO