Por: Jesús Vázquez Trujillo*

A finales del Siglo XIX, se puso de moda el volar y asistir a funciones de globos aerostáticos como pasatiempo. En México, varios expertos aeronautas internacionales habían ofrecido algunas demostraciones de vuelo en la capital del país, pero tuvieron poco éxito.
En 1863 un hombre apellidado de la Cantolla, fabricó o mandó fabricar un globo, y decidió ofrecer su primera exhibición. De Cantolla sabemos que su nombre fue, Joaquín de la Cantolla y Rico, que estudió unos años en un colegio militar, y luego se hizo telegrafista. Que era soltero, y que vivía con un hermano medio loco. Y como dato curioso nos enteramos que siempre le interesó volar.
Se hizo muy famoso y adquirió varios globos, hasta recibió de manos del emperador Maximiliano unas mancuernillas de oro (yugos), por sus hazañas en el aire. Joaquín Cantolla era tan audaz que hasta se vestía de charro para volar. Desde luego, no todos fueron éxitos y honores, ¡Cantolla se pegó varias caídas!
Una vez cayó encima del Palacio Nacional, y otra sobre la casa de un obrero. Relatan que al posarse sobre la casa del obrero, Joaquín atravesó el techo y cayó parado, al instante le llovieron una lluvia de golpes, nada más y nada menos que el recibimiento del dueño de la casa.
Su hermano del que habíamos dicho no estaba muy cuerdo, intentó quemarle varias veces sus globos, esa era la razón por la que sus aparatos estuvieran tan parchados.
Era la época de la Revolución cuando se juntó con Antonio Braniff -el primer mexicano que voló un aeroplano-, y estrenaron un globo que compraron en Europa. Para realizar este vuelo ambos iban exquisitamente vestidos.
Perdieron su ruta a causa de un ventarrón y el globo fue a dar por los rumbos del Valle de Chalco (al este del Estado de México), con tan mala suerte que fueron divisados por un grupo de zapatistas que intentaron bajarlos de los aires a puro balazo. Por suerte, el ejército llegó a tiempo de impedir una calamidad, pero el susto que se llevaron fue monumental. Cantolla llegó bien a su domicilio, para sufrir por desdicha un derrame cerebral y morir, -probablemente a causa del susto.

* Jesús Vázquez Trujillo es Licenciado en Derecho, Especializado en la Divulgación y Desmitificación de la Historia de México. Impartidor del taller intitulado: “Mitos y Novedades de la Historia de México” (Junio – Agosto de 2014). Ha sido columnista en el Diario El Heraldo de León y en el diario coahuilense La Otra Plana, con: “Mitos y Novedades de la Historia de México”, y publicado tres libros inéditos: México Íntimo (2004), El Delito de Disolución Social 1941 – 1970 (2009) y Mitos y Novedades en la Historia de México (2014)
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