Guanajuato.- “Es un hecho evidente que las grandes calamidades que casi de continuo han venido afligiendo a la humanidad, principalmente las guerras, el hambre y las inundaciones, son seguidas de las epidemias que causan más víctimas que las guerras mismas”, señalaba el diario “El Noticioso”, en la nota que no aparece firmada y que se reproduce textualmente, en el contexto de la pandemia de coronavirus que se está padeciendo.
“Las grandes guerras de la antigüedad y de los tiempos modernos; tales como la del Peloponeso, las de los bárbaros, las de las cruzadas, las guerras napoleónicas, y la última gran guerra han tenido como terrorífica cauda la peste negra”.
“En 1890 se desbordó el caudaloso río Yangtsé Kiang en China y las extensas inundaciones causaron la muerte de centenares de miles de habitantes, cuyos cadáveres por indolencia del gobierno y de las potencias europeas, quedaron insepultos envenenando el aire con sus emanaciones y produciendo la primera terrible epidemia de gripa que recorrió el mundo diseminando a pueblos, entre ellos a nuestra nación”.
“La revolución mexicana produjo un fenomenal empiojamiento y vino el tifo que azotó al país y que azotó cruelmente a la misma ciudad”.
“La última guerra europea, 1914-1918, mató a ocho millones y medio de combatientes cuyos cadáveres corruptos engendraron la terrible epidemia de gripa que asoló al mundo en 1918 y mató a 13 millones de personas, o sea cuatro millones y medio más que las muertes en combate”.
“Recordamos todavía el pánico que causó en Tulancingo el terrible flagelo, hizo que las autoridades municipales se escondieran cobardemente abandonando a la población, que pudo defenderse gracias a la iniciativa y al civismo de algunos vecinos que organizaron un comité de defensa pública que muchas vidas salvó en ese memorable desastre”.
“La actual guerra de España que puede producir una espantosa conflagración universal, con sus fieros combates y sus salvajes asesinatos de rehenes y de ancianos, mujeres y niños (barbarie odiosa que ha horrorizado e indignado al mundo), está dejando los campos y ciudades sembrados de cadáveres henchidos por la putrefacción y cuyos efluvios ponzoñosos darán seguramente nacimiento a la influenza española y quizá muy pronto reaparecerá su horrible fantasma, con su guadaña destructiva, cesando por doquier las vidas de las generaciones contemporáneas”.
“Solo la higiene personal y la higiene pública podrán disminuir la terrible plaga, por los mismo hay que prepararse con tiempo limpiando todo, los campos, las costumbres, las habitaciones, las vías públicas; quemando los basureros de los barrios; desinfectando los caños, corrales y letrinas de las inmundas vecindades; quitándola las pestilentes vísceras y los desechos nauseabundos de las plazas del mercado; enseñando los principales preceptos higiénicos en las escuelas y comunidades y en fin, emprendiendo una cruzada contra los vicios, la mugre y la porquería”, se señalaba en la nota de El Noticioso.
Por cierto El Noticioso aparecía los domingos de cada semana, el precio del ejemplar era de cinco centavos; en noviembre de 1936 el director era Alfonso Trueba O., y el gerente Luis Hernández.
