Por Manuel Carrillo
Para muchos, escuchar música contemporánea es oír ruidos y más ruidos que al parecer no tienen sentido alguno; sin embargo, cuando se pone un oído más más atento, se escucha y se abre la mente; es fácil entender lo que transmiten grupos como Next Mushroom Promotion Ensemble, que promueve la música más reciente del Japón.
La armonía, el ritmo y la melodía, pilares de la composición musical, ya no se abordan de la misma forma en que lo hacían los grandes compositores de la música clásica; ahora, la armonía, por ejemplo, se realiza con mayor diversidad y los sonidos , sobre todo en el caso de los autores japoneses , parece que surgen de los gestos de los ejecutantes, y de esta forma se logran obras fantásticas, mundos exquisitos, como es el caso del compositor Toshio Hosokawa.
De este autor, se interpretaron 2 obras, de ellas, entusiasmó la pieza “Stundent Blumen”, para clarinete, violin violonchelo y piano. La obra se inicia con inesperados golpes del chelo y el violín, acompañados por el piano, después, silencios y más silencios con entradas violentas y repentinas del clarinete.
De otro compositor japonés, Tomoko Fukui, el ensamble interpretó “Schalaglicht”, un trabajo escrito para violín y piano, en toda la obra, se escucha el rasgueo suave del violín, combinado con golpes del piano, instrumento que de esta forma resalta más su capacidad percusiva.
En total se interpretaron 8 partituras, entre ellas, “Yumohi One”, del mexicano Julio Estrada, también muy agresiva porque parece que el violista en cada acometida rompe las cuerdas del instrumento.
Antes de comenzar el concierto, el Templo de la Compañía estaba casi vacío, pero en el momento en que se escuchó la tercera llamada, se dio acceso a cientos de jóvenes que afuera esperaban la oportunidad para entrar en forma gratuita. El recinto religioso se llenó, principalmente, con jóvenes universitarios.