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viernes, marzo 29, 2024

Latinos indocumentados tienen más problemas de aprendizaje

Tener un padre o una madre indocumentados limita la capacidad cognitiva y lingüística de los recién nacidos en las familias de inmigrantes hispanos en Estados Unidos.

Eso se desprende de un estudio realizado por psicólogos de la Universidad de Harvard, que señala que las habilidades de aprendizaje y el habla de los menores se ven dañadas a edad muy temprana, incluso antes de los dos años.

Hirokazu Yoshikawa, profesor en la Escuela de Educación de Harvard, se dedicó a seguir a los hijos de inmigrantes en Nueva York, desde la cuna y durante tres años, para concluir que una cuestión teóricamente formal como es el estatus legal de los progenitores tiene en realidad incidencia directa en el desempeño de los latinos de segunda generación.

Los nacidos en Estados Unidos de padres extranjeros están en desventaja, aunque quizás no en lo formal porque esta ciudad no es particularmente hostil con los migrantes. Pero lo cierto es que la necesidad de vivir una vida ‘fuera del radar’ que tienen los indocumentados, marca profundamente la psicología de los niños.

El equipo liderado por Yoshikawa trabajó con 400 familias dominicanas, mexicanas, chinas y afroamericanas, de las que obtuvo permiso para seguir a los bebés desde su nacimiento en los hospitales públicos de Nueva York.

En un estudio etnográfico, evaluaron las capacidades cognitivas por medio de pruebas psicológicas estandarizadas, como el test de las Escalas de Mullen, que mide motricidad, recepción visual y expresividad más allá del lenguaje.

Al cumplir los 2 años, los hijos de padres indocumentados mostraban niveles de comprensión y habla significativamente más bajos que aquellos de padres con residencia legal o ciudadanía estadounidense.

“En todos los casos eran familias de bajos recursos y en las que se hablaba otra lengua diferente al inglés como la principal del hogar. Así descartamos que las limitaciones cognitivas pudieran adjudicarse al poder adquisitivo de la familia o a las diferencias en los tiempos de asimilación del lenguaje que se da cuando un niño es bilingüe desde la cuna”, señaló el experto en teorías del conocimiento y psicología comunitaria.

El hecho de que las diferencias entre hijos de indocumentados e inmigrantes legales se manifiesten tan temprano es, para el especialista, una señal de preocupación.

“Los tres primeros años son aquellos en los que se desarrolla la arquitectura del cerebro y son fundamentales para determinar las chances de tener éxito en el proceso de escolarización”, detalló Yoshikawa, quien acaba de publicar un libro con la investigación titulado “Inmigrantes criando ciudadanos: padres indocumentados y sus niños”.

El estudio teoriza sobre los varios factores que afectan el desarrollo infantil. Por una parte, el hecho de que los padres trabajen “en negro”, en empleos del sector informal: un tercio de los relevados cobraba sueldos por debajo del mínimo legal.

También el estrés asociado a una vida “en las sombras”, intentando evitar a las autoridades migratorias, se contagia a los pequeños hasta influir en sus capacidades cognitivas.

La convivencia con las familias reveló, además, que muchas veces éstas no hacen uso de los servicios y subsidios que están disponibles incluso para los “sin papeles”, como programas preescolares o servicios de guardería.

“Estos niños tienen menos posibilidades de estar expuestos a estos espacios de aprendizaje, en parte porque sus padres no pueden declarar ingresos o dar el nombre de sus empleadores para que sus hijos sean aceptados en programas así”, afirmó el profesor de Harvard.

Pero, en las casas donde los académicos pasaron muchas horas, también notaron que las familias latinas, pese a las limitaciones de su estatus legal, ejercían una paternidad presente, “desde leer historias a jugar o pasar el máximo de tiempo posible con los niños”, según dijeron.

Además notaron que existen diferencias entre los hispanos de República Dominicana y México –los dos países latinoamericanos involucrados en el estudio-, basadas en que los primeros son en su mayoría parte de una oleada migratoria más temprana y, por tanto, tienen un menor nivel de indocumentación que los mexicanos.

En este sentido, también las redes sociales que se tejen en torno a los menores parecen tener influencia en su desarrollo.

“Los padres indocumentados mayoritariamente tienen vínculos sociales con otros indocumentados, así que la información que tienen de los recursos educativos disponibles para los niños es bien poca. Si tu red social es de indocumentados y ninguno sabe que, por ejemplo, se puede acceder a algo básico como una biblioteca pública, es muy difícil que te ayuden a enterarte”, señaló.

Las implicaciones de este estudio deberían preocupar a Estados Unidos, según los autores, si se tiene en cuenta que 91% de todos los hijos de indocumentados en edad preescolar son ciudadanos estadounidenses por nacimiento.

Y un desarrollo pobre en la escuela se hará sentir en el largo plazo –dicen- en la fuerza de trabajo y la productividad del país entero.

Con información de BBC

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