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sábado, abril 20, 2024

Los jóvenes de mi pueblo hablan más japonés que mazahua, una lengua en agonía: Ganador del Premio de Literatura Indígena

Ciudad de México, 16 de diciembre (SinEmbargo).- Francisco Antonio León no puede creer que le haya tocado el Premio de Literatura Indígena por su novela, después de todo él pertenece a la cultura mazahua, una lengua particularmente menor y de poca importancia en ese reino que son los idiomas alternativos.

“Pensé que se lo daban a alguien de la cultura náhuatl”, dice, mientras rescata lo honesto que es el galardón toda vez que el año pasado fue para el poeta de Guerrero, Hubert Matiúwàa, quien pertenece a la Cultura Mè´phàà.

El premiado recibe el galardón. Foto: FIL en Guadalajara

Desde chico escribe. En su discurso habló precisamente de lo que significa para él esa actividad de la que no puede deslindarse: “No importa cuán hermosa sea la literatura, para el escritor siempre es una maldición, una llama intensa que lo consume por dentro, una voz infinita de ecos, que perpetuamente sacuden la conciencia. Aun así, el escritor se aferra a ella, al igual que el hombre se aferra a la vida, aunque a veces, sea tan miserable”­­.

–¿Cuánta gente habla en mazahua?

–Tiene 140 mil hablantes. Es una lengua del Estado de México y de Michoacán. Ya como segunda lengua. Ya es una lengua que va a desaparecer, no quiero ser pesimista, más bien realista.

–¿Para ti fue la segunda lengua?

–Sí, tuve esa fortuna. Este bombardeo global permite que los jóvenes lean el manga japonés más que el mazahua. La globalización puede defenderla también. Estas herramientas digitales son herramientas que podamos usar de manera estratégica para ayudar a que se conozca la filosofía, la sabiduría, del pueblo mazahua. Cuando a Francisco lo hicieron Papa en los mapas comenzó a aparecer su pueblo. Hacer algo así.

La lengua mazahua tiene 140 mil hablantes. Foto: FIL en Guadalajara

 

–¿Cómo es tu libro?

–Es una novela, El eterno retorno. La mandé en español y en lengua mazahua. La obra tiene que estar bien escrita en ambos idiomas. Los jueces evaluaron la novela, sobre todo ver que tenía los elementos propios de la cultura indígena.

–Andrés Manuel López Obrador también recibió el mandato de la cultura indígena también.

–Esperemos que el gobierno triunfe, porque triunfaremos con él. Andrés Manuel López Obrador ha dicho que hay que acabar con la corrupción. Eso es lo fundamental. Tenemos que cambiar nosotros y esperar políticas propias adecuadas. Le entregaron el bastón de mando y muchos no estuvieron de acuerdo. Para mí es irrelevante, porque el bastón de mando lo entregaron los gobernadores indígenas, que es una figura creada por el PRI, para mantener controlados a los indígenas. No son personas elegidas por el pueblo. El punto no es la figura sino el punto qué haces tú por la sociedad. Tal vez en el pueblo náhuatl sea significativo el bastón de mando, pero no para el pueblo mazahua. Culturalmente no tiene ningún sentido, los mazahuas jamás lo entregaron. Hay que decirlo. No debemos engañar a nuestra sociedad, se pretende homogeneizar y queremos que los 68 pueblos indígenas de México estén por el bastón de mando. No es así.

–¿Qué significa haber ganado el Premio?

–Esperemos que el beneficio económico llegue el próximo año. No se escribe para ganar un premio, el escritor tiene un compromiso con su oficio. La literatura es una profesión de tiempo completo. Para mí, no quepo de alegría. Fui el primer sorprendido, el PLIA se otorga únicamente a la obra. El año pasado lo ganó Hubert y sentó un precedente. Él es mè´phàà tlapaneco y hay que decir que los pueblos indígenas dominantes son los náhuatl, los zapotecos, los mayas, los mixtecos, son ellos los que ganan los premios. Para mí fue un gusto maravilloso, lo pudimos ver en la literatura nacional su percepción social, su consustanciación con su pueblo. Pudimos ver a los Mè´phàà en el centro de la cultura nacional. Yo participé este año, me postularon desde los escritores mazahuas, una agrupación emergente y no teníamos idea de ganar. Hubert venía recomendado por la UNAM, pero nosotros no tenemos ni registro de asociación civil. El PLIA es tan transparente que lo único que importa es la obra. Yo no me lo creía, parecía ese personaje de Las mil y una noche que un día se acuesta siendo mendigo y se despierta siendo un príncipe y no sabe quién es y enloquece. Acabo de cumplir 31 años, empecé a escribir a los 15, ya llevo 16 años escribiendo y no se me va a quitar.

 

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