Estrenos, clásicos y una que otra olvidada en el mundo del streaming.
Godzilla: Minus One (Fijo en Netflix).
Quizás mucha gente no lo sepa, pero los japoneses son bastante quisquillosos respecto a los derechos de sus propiedades intelectuales, caso bastante particular en el caso de Godzilla, porque TOHO no es un estudio que los presta de manera sencilla y constantemente pelea con derechos de autor frente a videos o publicaciones que utiliza los personajes de la lagartija mutante… por lo tanto es una sorpresa ver que Godzilla Minus One llegue a la plataforma gigante del streaming.
No hay pierde con Godzilla Minus One, un viaje respetuoso a la esencia superviviente y crítica de Godzilla en la postguerra, uno que además se enfrente de forma descarnada a la humanidad y que deja unos efectos especiales que dejan en vergüenza a los superhéroes gringos que ni con mejores presupuestos logran secuencias que te quitan el aliento como lo que pasa aquí.
Dune: Parte dos (Fijo en Max, a la renta en Claro Video y Google Play).
Este año, la película más taquillera es una segunda parte, de una saga imposible de adaptar, y de un tono bastante calmado y lejos de las aproximaciones complacientes de la normativa. Dune Parte Dos es un extraordinario viaje que además redondea lo que fue su primera parte haciendo una inusual obra que complace a la cada vez más dificil de entender audiencia universal. Pobre de aquellos que no pudieron verla en la pantalla grande -su habitat natural- pero por de mientras, en casa ya se pueden ver las consecuencias de la dinastía Atreides en Arrakis.
Mis aventuras con Superman: Temporada 2 (Fijo en MAX).
No es broma: una de las mejores representaciones de Superman en tiempos recientes es una especie de ánime romántico en donde vemos la relación más fundamental del personaje en los cómics de la etapa de plata: el cómo funciona como periodista y superhéroe al lado de Lois Lane y Jimmy Olsen. Encima de eso tienes a Superman transformándose al estilo de Sailor Moon y la construcción de un universo cada vez más complejo lleno de sus mitos.
Smiling Friends Temporada 2 (Fijo en MAX).
Smiling Friends es de esas cosas extrañas y aterradoras que veíamos en la televisión por la noche en Cartoon Network o en la animación experimental de MTV y lo hace sin un dejo de nostalgia, entendiendo que lo bizarro de esas caricaturas era en extremo pero también sin un tapujo de carencia creativa. Un viaje detestable y ácido en donde las reglas nunca están escritas y por lo tanto, en su crueldad existe un gozo insuperable de comedia.
South Park: El fin de la obesidad (Fijo en Paramount y en Claro Video).
La más reciente película de South Park pone en juicio el sistema de salud americano y… es muy pesimista. Porque fácil sería expresar una forma grotesca la falla de este, pero no lo necesita. Al contrario: se dedica en forma bastante fidedigna rebelarlo para así, demostrar lo estúpido y sobrecomplicado… y en donde por primera vez parece que South Park no tiene un discurso de aceptación.
The Beach Boys: el documental (Fijo en Disney).
La más reciente película del productor Frank Marshall toma a una de las bandas pilares de la música norteamericana del siglo pasado… que a menudo se olvida entre las filas e importancia de The Rolling Stones y The Beatles. Pero que eso no demerite el alcance y la pasión de The Beach Boys, una banda que pasó de hacer música surf a experimentar con sonidos avant garde y letras profundas sobre la soledad y la ansiedad de crecer cuando todo mundo pensaba que eran un grupo de fiestas para niños.
El documental si bien no abarca toda la historia de The Beach Boys -honestamente esto merece un documental de múltiples partes o de mayor duración- pero es una gran introducción para muchos jóvenes que de seguro se van a rascar la cabeza viendo cómo un disco llamado Pet Sounds aparece entre los mejores discos de esta semana en Apple Music.
Lumberjack The Monster (Fijo en Netflix).
Takashi Miike revive de su letargo internacional. Énfasis en la globalización porque resulta que Miike lleva años haciendo películas que van por un rango variopinto de calidad, pero si de alguna forma gana notoriedad en esta ocasión es porque atiende al Miike que fuera tan infame: ese nauseabundo y extremadamente violento que nos dio cosas como Audición y Ichi el asesino.
Apocalipsis Ahora (Fijo en MGM).
Ahora que Coppola ha cumplido su sueño final para dejar a los franceses rascándose la cabeza pensando en lo que acaban de ver, no es malo recordarnos que esa historia ya la vimos repetirse cuando Coppola de loco se va a filmar la madre de la guerra de Vietnam adaptando El corazón de las tinieblas, pierde millones y casi la vida, entrega una película confusa en Cannes… y termina haciendo historia como el más audaz de su generación.
El imperio de los sentidos (Fijo en MUBI).
La forma en cómo expande los niveles del erotismo Nagisa Oshima está a años luz de ser siquiera emulado. Un filme destacado no sólo en su recreación del acto copulatorio que hace que sus representantes no simulen el acto como si fuera algo falso, sino que con ello la historia de obsesión y deseo que termina en un acto degenerativo para la entrega del placer termina cobrando mayor fortaleza.
Un hombre lobo americano en Londres (Fijo en MGM, a la renta en Microsoft, Apple TV y Prime Video).
Descrita de forma frecuente como una comedia -e incluso vendida como tal- la magna obra de John Landis presenta un conflicto trágico, en la esencia de todo filme del hombre lobo: la incapacidad de controlar aquello que nos termina dominando y que pensamos nos aleja de un prospecto social aceptable y salvaje, pero que en realidad nos da un espacio de libertad cruel. Una mezcla perfecta de ironía, de salvajada violenta apoyada por sus todavía insuperables efectos especiales, y la atmósfera londinenste mugrosa y repleta de anuncios brillantes enfrentando a un behemot de monstruo.
Gasparín (Fijo en Prime Video, a la renta en Claro Video, Microsoft y Google Play).
Gasparín en apariencia parece una película para niños y pues sí… entrega eso porque se está adaptando al epónimo personaje de las caricaturas y cómics monótono propositivo y noble… pero en su entrega fílmica lo que terminaron inyectándole es una angustia existencial que nadie esperaba. Del cómo Gasparín anhela entender el contacto humano y del cómo al final de cuentas muere siendo un niño pero este va creciendo emocionalmente, son conflictos adolescentes que mucha gente tacha como elementos perturbadores innecesarios, pero hacen redonda una película esencial para iniciar a los chiquillos en el mundo del horror.
El score de James Horner vive gratis en mi cabeza.