León, Gto. La Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG), dirigidos por Roberto Beltrán-Zavala deleitaron a un Teatro Bicentenario que a pesar de que no se llenó, demostró con creces y aplausos la gratificación musical, producto de una magistral ejecución.
Con una duración de 105 minutos, el programa contó con partituras de Mario Lavista, sus Tres cantos a Edurne, de quien el mismo compositor escribe: “Mis Tres Cantos a Edurne, es una obra de carácter religioso, que tiene como propósito servir de alabanza a la virgen (de las Nieves). Consta de tres breves partes que se suceden la una a la otra sin interrupción.”
Le siguió Jean Sibelius y su Concierto para violín en Re menor, Op. 47, donde la joven violinista china-estadounidense Karen Su demostró su gracia y pasión con una gran ejecución y movimientos que canalizaban la emoción de la obra, la cual supo transmitir al público, que no pudo esperar al final del tercer movimiento, el Allegro, ma non tanto para aplaudir. A diferencia de la inspiración sacra del mexicano Lavista, el finlandés tiene como fuente de inspiración la naturaleza.

Después del intermedio, el tiempo se fue al ritmo del compositor ruso Dimitri Shostakovich, su sinfonía autobiográfica y las expresiones del Director Beltrán-Zavala, que inmerso en la intensidad de la obra, gesticulaba de acuerdo a la emoción que cada nota le evocaba.
Al finalizar el concierto, la audiencia se desvivió en aplausos hacia la joven solista, la primera orquesta permanente de la Universidad de Guanajuato, y el nuevo director, quien también dirigió de manera grácil a los músicos para recibir los aplausos, donde al final levantó las partituras que se presentaron.