Guadalajara, Jal. Son casi las nueve de la mañana en la FIL y la gente va entrando a las instalaciones de la Expo Guadalajara con mucha prisa. Recorrer algunos de sus stands y revisar lo que ahí se ofrece puede llevar todo el día -y hasta varios si se es bibliófilo.
A esa hora uno de los dependientes de la cafetería de la sirena está nervioso, su sonrisa ya presenta un rictus, probablemente de atender a tanta gente, la fila nunca acaba… diez a quince clientes están inertes por un buen rato frente al mostrador de manera continua; trabajar en la FIL debe ser como formar parte de un cuento de Michael Ende, de esos donde las historias se repiten y nunca terminan.
Los libros en los estantes de la Editorial Alianza en un principio lucían apretados, las hileras donde está “En busca del tiempo perdido” de Proust se caen hacia los lados, a decir del dependiente, se han estado vendiendo muy bien, mientras dice esto un joven comprador llega apresurado por el primer tomo, al tiempo que un hombre que ya peina canas está sentado en la alfombra del stand absorto paseando los dedos por las páginas de un libro, contrario a lo que pasa en el stand de Random House Mondadori donde en hora pico es difícil transitar y varios dependientes se encuentran apostados en escaleras para que nadie se embolse indebidamente un libro.
Más de ochocientas mil personas han asistido a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (este año hasta el 3 de diciembre) que presenta más de dos mil editoriales de Iberoamérica y del mundo; presentaciones de libros; foros para todos los que de alguna forma están vinculados al libro; conferencias; foro con presentaciones culturales y musicales; áreas de juegos para niños y hasta cafeterías y áreas de comida forman parte de la “polis” que conforma el mundo del libro en estos días durante la FIL.
Con Madrid como invitado de honor y su alcaldesa Manuela Carmena en el discurso de presentación, otros escritores han encontrado en la FIL una forma de establecer contacto con sus lectores, desde Xavier Velasco, Paul Ouster, la infaltable Elena Poniatowska, Fernando Savater, Fernando del Paso; usted piense en el nombre de algún escritor vivo y seguro ya estuvo, está o estará en la FIL: la Feria del libro más grande del mundo (después de la Feria del Libro de Fráncfort, en Alemania).
Asistir a la Feria del Libro de Guadalajara es respirar el delicioso olor de la tinta y el papel, no solo es imprescindible para los lectores empedernidos ─para quienes venir es como ir a la Meca-, sino también, representa toda una experiencia para los más jóvenes.
