Por: Cecilia Rosillo
No en todos los casos el sexo sin amor es una infidelidad, pero lo es cuando la pareja tiene establecidos acuerdos de exclusividad sexual
Fue solo sexo, es la frase común de las personas que han sostenido relaciones sexuales con una persona ajena a su relación de pareja.
Más que una frase trillada, esto se he convertido en justificación, excusa y pretexto para que una infidelidad sea perdonada o de menos, minimizada.
Ciertamente, no todas las parejas consideran al sexo sin amor como un infidelidad ya que hay quienes le dan más peso a los sentimientos y mientras su pareja no tenga una relación sentimental con otra persona, pueden superar que hayan tenido sexo con alguien más.
Sin embargo, está bien documentado en los consultorios de los sexólogos y de los sicólogos, que el sexo sin amor no se ve igual desde la perspectiva masculina que desde la femenina y depende de cómo está relacionada la pareja en sus valores compartidos para que esto afecte su vida.
Para ellos
Desde el punto de vista de masculino, por lo general los varones sostienen la idea de que las mujeres tiene sexo porque están enamoradas, por eso aquello de que ellas se entregan en cuerpo y alma, sí es algo en lo que ellos creen.
Pero eso no es mera intuición masculina, es parte del discurso que por años las mujeres han dado a los hombres cuando quieren mantener una relación erótica más formal con ellos.
En algún momento, las mujeres le hacen saber al hombre que están en la cama con ellos porque quieren algo más, ya sea una relación seria o porque en realidad son personas importantes para ellas.
La visión de ellas
Por su parte, las mujeres también han crecido con esa educación permisiva para el hombre de tener relaciones alternas, pero mientras no involucren sus sentimientos, las mujeres generalmente minimizan la cuestión o tratan de hacerse de la vista gorda o bien consolarse pensando que son ellas las que ocupan el corazón de ellos, pese a que los celos aparezcan en escena.
Los hombres ciertamente pueden, de manera más fácil, separar el sexo de lo afectivo, pero no por ello deja de tener importancia el suceso.
Y es que el argumento de que no tuvo importancia es otra de las excusas que se da cuando uno de los dos tiene sexo con otra persona.
Puede que efectivamente, esa relación sexual no haya trascendido en sí misma, pero no por ello carece de importancia ya que sí afecta la relación de la pareja.
Se considera que hay una infidelidad cuando se rompen los acuerdos de exclusividad que una pareja tiene establecidos; es decir, desde un inicio se debe dejar claro, y no da por supuesto que el o la otra nos serán fieles emocionales o sexuales solo por el hecho de que eso “debería ser”.
Aclarar que la infidelidad puede abarcar otros aspectos, hasta económicos es lo que hace que ambas partes sepan de manera responsable donde pueden fracturar de manera importante su relación de pareja.
La infidelidad despierta en las personas sentimientos de frustración, de ira, traición y desconfianza.
No es un hecho inocente, falto de responsabilidad y menos carece de importancia.
Si por el contrario ambas partes están de acuerdo en que el sexo sin amor se vale fuera de la pareja, pero no el sexo con amor o enamorarse de otro u otra, la infidelidad sexual no es motivo de fractura en la pareja.
De cualquier manera, las cosas claras y los acuerdos dichos son lo que hacen desaparecer los supuestos y los malos entendidos que al final, son los que nutren a la infidelidad.
Toma Nota
El cardenal chileno, Jorge Medina, aseveró que los homosexuales son como niños que nacen sin un brazo y calificó como “imposible” que un hombre pueda amar a otro.
“Digan lo que digan, ellos (los homosexuales) sienten que su situación no es normal” , señaló el ex obispo del puerto de Valparaíso, de 85 años y quien se caracteriza por su conservadurismo.
“Hay que ayudarlos a sobrellevar ese peso, que yo lo compararía, por ejemplo, con un niño que nace sin un brazo. Es una desgracia y hay que asistirlos para que su limitación no le impida llevar una vida lo más común posible”, precisó.
Medina añadió que la homosexualidad “es un desorden, porque los órganos genitales están orientados a la procreación y usarlos en forma homosexual es algo aberrante y contrario a la naturaleza”.
Medina, quien defendió la dictadura (1973-1990) , subrayó que constituye un error del Estado reconocer la convivencia entre personas del mismo sexo porque no se merecen “ni reconocimiento, ni favorecimientos, ni asignaciones, ni herencias y admitió que ha tratado de ser “acogedor y amable” con ellos pero sin disimular la verdad, como lo inculcan los documentos oficiales de la Iglesia en la materia.