Ciudad de México, 3 de agosto (SinEmbargo).- A veces cuesta tener empatía con el protagonista de la serie Sons of Anarchy, cuya séptima y última temporada inicia el próximo 9 de septiembre en la señal televisiva FX.
En la piel del caprichoso y a veces poco inteligente Jax Teller, al actor inglés Charlie Hunnam le sobra presencia física pero suele faltarle consistencia, una cierta gravedad que dé algo de sentido a sus actos extraordinariamente demenciales.
Como cuando fue a inyectarle de prepo una dosis de heroína a su ex mujer Wendy (Drea de Mateo), en momentos en que Tara Knowles (Maggie Siff) hacía esfuerzos sinceros por ver más allá de lo cotidiano y pensar seriamente en el futuro de sus hijos.
A la honestidad de su bellísima esposa, suele oponerle Jax la locura de una maldad chata y sin límites que muchas veces hace pensar que la atractiva cirujana de Charming sólo se queda con el rubio porque está buenísimo.
Claro que una especie de dispensa sobreviene de los orígenes del príncipe del club de moteros más sangriento de California. Su padre John, fundador del club, fue una especie de mártir católico, absorbido por los dilemas morales, una doble vida y el firme deseo de llevar a los Sons of Anarchy por la buena senda, algo que como sabemos no consiguió.
Y de la madre de Jax, bueno, ¿qué no decir de una mujer que casi mata tus hijos, participó en el asesinato de tu padre y mató a tu esposa (fin de la sexta temporada) que tanto amabas?
Toda la carnita que falta en Jax, quizás porque Hunnam es un actor mediano, muy joven además (tiene 34), desborda en la bestial Gemma, personaje encarnado por la sublime Katey Sagal, quien a sus esplendorosos 60 años entrega en una de las mejores series de nuestros tiempos una actuación magistral, para la historia.
NO TIENE UN EMMY, PERO TIENE UN ESPOSO
Ya supo el creador de Sons of Anarchy, el actor, director y guionista Kurt Sutter, quejarse irónicamente porque los encargados de dar los premios Emmy (a menudo encandilados inexplicablemente por Modern Family y la mediocre Sofía Vergara, digámoslo), hayan ignorado en forma pertinaz al show de moteros que tanto aman los espectadores de todo el mundo.
“Perdería mi reputación de imbécil proscripto. Honestamente, creo que perderíamos audiencia” si finalmente sus actores y el resto de su equipo fueran candidatos al premio, dijo más o menos el rubio que en la serie encarna al inclasificable delincuente siempre encarcelado Otto Delaney, al frente del cual entregó una escena imborrable en la quinta temporada (sí, aquella en donde se corta él mismo la lengua frente a unos atónitos y asqueados representantes de la ley).
Pero si Sutter, nacido hace 48 años en Rahway, Nueva Jersey, puede tomarse con cierto humor la mezquindad y la corta mira de los encargados de otorgar los Emmy, con mucho menos calma se toman los críticos el hecho de que ignoren a la majestuosa Katey Sagal.
A no dudarlo: la matriarca de Charming merece un Emmy, un Globo y hasta un Oscar el día en que la Academia de Cine de Hollywood también honre a la televisión.
El personaje, que por momentos es el centro de la serie y le quita entidad al protagonista parece ser un gran canto de amor de Sutter a su esposa desde el 2004.
Primero porque nadie en el espectáculo estadounidense le daría semejante rol a una mujer de 60 años. La otra es porque Sagal viene de dejar huella con un personaje muy distinto, en clave de comedia, como la delirante esposa de Ed O’Neill en la recordada Married with children.
En Sons of Anarchy, Gemma Teller no deja mucho espacio para la risa. Antes parece la conductora de una verdadera tragedia griega donde una madre imposible comete los actos más depravados siempre “por el bien de la familia”.
“Nos presentó un amigo mutuo y él me preguntó si me apetecería tomar un café con él en otro momento. Le dije que sí y no tuve nada de tacto, porque yo tenía a mis hijos allí. Él me llamó un par de meses después para tomar el café, fuimos, y apenas nos hemos separado desde entonces”, contó en una entrevista reciente la hermosa actriz.
Sus dos nombres comienzan con K: Kurt y Katey, unidos por el amor de una pareja que ya ha pasado la década de convivencia y por el horror de una serie violenta que pasará como una de las mejores en la historia de la televisión contemporánea.