- Publicidad -
jueves, abril 25, 2024

Sor Juana Inés de la Cruz a 316 años de su muerte sigue causando polémica

Los estudiosos de Sor Juana Inés de la Cruz discrepan, tras 316 años de su muerte que se cumplen hoy, sobre el por qué la “décima musa” dejó la pluma dos años antes de morir, entregó sus libros y se sometió a penitencias y a una vida ascética.

“Es como si esa decisión de no escribir más equivaliera a un oscuro propósito de no vivir más, lo cual deja subsistir el misterio, pero abre un campo no tan nebuloso para las conjeturas”, escribió Antonio Alatorre en su ensayo “Sor Juana y los hombres”.

Durante mucho tiempo la Iglesia católica y escritores católicos, entre estos Alfonso Méndez Plancarte, han considerado la conversión de Sor Juana como un proceso natural en una monja que dejó los escritos mundanos y se dedicó a buscar su salvación espiritual.

En esta corriente se incluye la obra “Sor Juana Inés de la Cruz, la doncella del verbo”, de Alejandro Soriano, quien aseguró aque nunca se ha probado con documentos que la religiosa haya sido perseguida por la Iglesia.

Por el contrario, durante el siglo XX la mayoría de estudiosos y escritores mexicanos y latinoamericanos laicos y liberales, entre ellos, Alfonso Reyes, Emilio Abreu Gómez e incluso Octavio Paz, aseguraron que Sor Juana fue víctima de presiones de la Iglesia, explicó el experto Pascual Buxó.

Tanto Buxó como Soriano recuerdan que Octavio Paz en su libro “Las trampas de la fe” dijo que Sor Juana fue víctima de una intriga, un enfrentamiento entre el obispo de Puebla, Manuel Fernández, y el arzobispo de Ciudad de México, Francisco Aguiar y Seijas, a quien calificó de “misógino”.

Buxó indicó que para someter a Sor Juana, los jerarcas contaban con mecanismos internos “no formales” para aplicar la disciplina eclesiástica, y que en caso de ser necesario una llamada de atención del Santo Oficio era más que suficiente.

Soriano descarta que haya existido alguna presión o juicio, debido a que no se cuenta con ningún documento, y considera que todas estas hipótesis son solo especulaciones sin fundamento.

Aseguró que todos olvidan que Sor Juana era una monja que había hecho profesión de fe y que su vida se desarrollaba de acuerdo con la existencia monástica, la mayor parte de su tiempo se destinaba a sus rezos y obligaciones en el convento, mientras que el espacio libre lo dedicaba a estudiar y escribir.

Todos los estudios admiten que las principales controversias directas se produjeron entre Sor Juana y su confesor Antonio Núñez de Miranda, quien le exigía a la poetiza dejar los versos y estudios mundanos y dedicar su vida a Dios, como lo explicó la misma “musa” en un documento llamado “Carta de Monterrey”.

La mayor parte de los estudios laicos señalan que la crisis de Sor Juana se dio a partir de dos hechos: primero, la publicación en 1689 del primer tomo de sus obras, titulado “Inundación Castálida”, donde se divulgaron numerosos versos con temas de amor y pasiones, y que no fue aprobado por algunos eclesiásticos, entre ellos su exconfesor.

El segundo hecho fue la publicación en 1690 de un texto en el que Sor Juana rebate el texto Carta Atenagórica, de un teólogo en boga en ese tiempo, el portugués Antonio Vieira, la cual generó diversas reacciones en favor y en contra de la autora.

Entre estas reacciones está la reprimenda del obispo de Puebla, Manuel Fernández, quien en un escrito firmado con el pseudónimo de Sor Filotea, le pide, al igual que su exconfesor, dedicar su talento a escribir sobre Dios con la advertencia de que si sigue bajando más terminaría en el infierno.

“Está bien de leer libros profanos si a usted le interesan las ‘rateras noticias de la tierra’, que termina con la amenaza de que si continúa por ese camino se va al Infierno”, advierte Buxó.

Para Soriano, no existen presiones ni amenazas, sino una conversación y consejos entre una autoridad religiosa y una monja, con el fin de que busque la salvación de su alma.

Con información de EFE

ÚLTIMAS NOTICIAS

ÚLTIMAS NOTICIAS

LO MÁS LEÍDO