Podemos encontrar miles de historias acerca de infantes en situaciones vulnerables, y en la lectura se encontrado la posibilidad de conocerse a sí mismos y cambiar su vida, mediante el trabajo de la mente y su imaginación. Esto se ha realizado a través de las 12 salas de lectura del programa “Kodomo Toyota Leer para crecer”.
En lugares como casas hogar, albergues para madres menores de edad, espacios en zonas marginadas, donde los altos niveles de violencia reinan, en hospitales, correccionales, donde se trabaja con hijos abandonados, no deseados, de padres migrantes, han surgido iniciativas en las que se comparte el gusto por la lectura en niños de primera infancia, que rondan entre los cero y los seis años.
Desde la iniciativa privada, algunas empresas de gran renombre como Toyota y algunos donantes anónimos se apoyan en organismos que trabajan en el desarrollo integral de la sociedad como Fundación Merced u otras que promocionan la lectura por placer.
Según encuestas en México, datos del 2007, demuestran miles de historias de niños que viven realidades difíciles y que han encontrado en la lectura un lugar donde su futuro puede mejorar, o por lo menos les provoca un ejercicio de reflexión y cuestionamiento acerca de la vida y la realidad que padecen. Algunas iniciativas se basan en la metodología probada de las salas de lectura conocidas como bunkos, que han dado buenos resultados en hospitales y correccionales. Otros programas no tienen como objetivo alfabetizar, lo que pretenden es que los niños piensen y a través del pensamiento viajen a través de la lectura y al final, puedan decidir que quieren leer, y a su vez qué quieren de sus vidas. Kodomo significa niño en japonés, y en nuestro país son salas de lectura donde se atiende a los infantes que viven desventajas sociales o riesgos de vivir en la calle.
A partir de 2009 a la fecha se han instalado 12 kodomos en Tijuana, Campeche, Ciudad Obregón, Puebla, Torreón, Pachuca, Guadalajara, Saltillo, Huixquilucan y el DF, con 300 libros, un librero, tapetes, cojines, carteles y demás material de apoyo.
Alejandro Velasco, de Toyota, asegura que a través de los libros “los niños encuentran una válvula de escape para hablar de sus propios problemas y de su realidad, así saben que no están solos, y por medio de personajes imaginarios expresen lo que no son capaces de decir con palabras.
Los resultados comprueban que es posible que el niño mejore su calidad de vida.
