En 1973 Thai Ngoc padeció una fiebre cuyo efecto secundario aún le sigue pasando factura: lleva 13,879 noches sin dormir.
Dice que no ha podido conciliar el sueño ni siquiera 5 minutos.
Increíblemente parece que esta circunstancia no le ha afectado a su salud: “No sé si el insomnio ha impactado en mi salud o no, pero todavía estoy saludable y puedo hacer las labores de la granja normalmente como otros”.
También confiesa haber probado todos los métodos a su alcance: ”He intentado con pastillas para dormir y la medicina tradicional vietnamita pero nada funciona, ni siquiera para dormir por unos cuantos minutos”.
Por otro lado su esposa confirma que cuando Ngoc fue al hospital para que lo examinaran los médicos, éstos lo encontraron perfectamente saludable, excepto por una pequeña falla en el funcionamiento del hígado.
Y dijo, como si sólo llevara un par de noches sin pegar ojo: “Mi esposo antes dormía muy bien pero estos días ni el licor puede dormirlo”.
Así que parece que es cierto que han probado todo tipo de métodos.
Pero Ngoz, en lugar de preocupar por su situación, aprovecha bien el tiempo extra que le da el no dormir y según cuenta el Thanh Nien News, a menudo hace trabajo agrícola adicional o cuida su granja en la noche para evitar los robos.
También ayuda a otros y se ha convertido en una especie de vigilante nocturno.
Su vecino Vu contó que Ngoc se ofreció a ayudarle a tocar un tambor por la noche y vigilar la casa por los familiares del fallecido durante el funeral para que pudieran tomar una siesta.
Lo del tambor no tiene explicación, pero ellos sabrán. Será para que nadie pueda dormir en el pueblo.
Los especialistas como el director del Hospital Mental Hoa Khanh en Danang, Phan Ngoc dice que los desórdenes del sueño a menudo causan anorexia, letargo e irritabilidad.
Pero está visto que eso a Thai Ngoc no le afecta e, incluso, está aumentando su prestigio entre la comunidad.
Por lo visto hay casos especiales, como el de este hombre en los que la gente con esos problemas puede manejarlos y vivir normalmente, aunque es un porcentaje muy pequeño en realidad.
Como sabe cualquiera que haya pasado un par de noches de insomnio, se puede convertir en un auténtico infierno.
