Madrid, España (SinEmbargo).– A mitad del primer tiempo extra, el central brasileño Miranda derrumbó la lógica de los millones de aficionados al futbol. El Atlético de Madrid se ponía en ventaja en la final de la Copa del Rey. El 17 de mayo, las aficiones partieron el estadio Bernabéu al igual que a todo Madrid. Esa noche, el madridismo se iría derrotado al confirmarse que no ganaría ningún título esa temporada. Fue el último partido serio de José Mourinho donde salió expulsado sin salir a recibir la medalla de segundo lugar.
El Atlético de Madrid ganaba la copa casera luego de 17 años. La racha rota parecía suficiente para que el pueblo rojiblanco celebrase, sin embargo, fueron los 14 años que los colchoneros tenían sin vencer a sus más odiados rivales de ciudad. En una grada del Santiago Bernabéu, una mancha roja celebraba en medio del desalojo masivo de españoles con su camiseta blanca que entristecidos lanzaban groserías al aire. La solemnidad del Real Madrid había sido ultrajada por los vecinos que normalmente perdían.
Diego Simeone fue una figura del equipo como jugador en los 90′s, durante mucho tiempo, la dolida afición colchonera extraño la furia y entrega de un hombre que se había vuelto entrenador. El destino terminó juntando a club y director técnico para que una nueva era llena de éxitos arriba al Calderón. De la mano del “Cholo”, los aficionados del Atlético han dejado de usar aquellos comerciales multipremiados donde las constantes derrotas hacían más fuerte su amor incondicional por sus colores.
El premio mayor llegará mañana cuando la Supercopa de España comience frente al Barcelona. En el estadio Vicente Calderón, el renovado equipo de Gerardo “Tata” Martino, disputará su primer título ante un inicio demoledor en liga tras vencer 7-0 al Levante. El refrescante juego del club catalán hace vislumbrar un dominio culé durante toda la temporada. La liga española, secuestrada futbolísticamente por dos equipos, es un sueño imposible para 16 equipos que replantean sus objetivos dejando afuera el premio mayor.
David Villa se fue de Barcelona entre el reclamo de la gente. El delantero asturiano es uno de los mejores en los últimos años. Con el pensamiento enfocado en el mundial de Brasil, decidió marcharse al Atlético de Madrid en busca de minutos constantes para tomar el ritmo que todo artillero necesita frente a portería. El club colchonero arropó al futbolista con toda la ilusión de una afición que de a poco se ha empezado a acostumbrar a los éxitos de los últimos años.
En medio de un ambiente único como el que presenta siempre el estadio del Atlético de Madrid, el partido de ida de la Supercopa será el primer partido distinto en la temporada española. Con un trofeo en juego, dos equipos se disputarán el derecho a ser campeones como tanto lo desean. “Tenemos que hacer un juego perfecto”, declaró David Villa que estaba acostumbrado a la filosofía blaugrana y que ahora gozará sentirse local en un ambiente que siempre le resultó adverso. En el equipo de Martino, las nuevas ilusiones quieren el primer campeonato de la lista.
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