Ciudad de México. A pesar de toda la polémica que han generado los jugadores de Tigres con sus declaraciones previas al mundial de Clubes, de si representan o no a México, hoy son el equipo de la Conocacaf que ha llegado más lejos.
En una semifinal que careció de toda espectacularidad, que así se veía porque el planteamiento de ambos equipos con una filosofía más destructiva lo anunciaba, desde antes, además que en cuanto argumentos, los brasileños tenían pocas armas para preocupar a los mexicanos.
Solamente en los primeros minutos, Palmeiras llegó al marco de Nahuel Guzmán, después de la primera media hora, Tigres se habían adueñado del terreno de juego y empezaban a imponer su estilo.
Con el oficio de Ferretti y una plantilla llena de figuras, encabezadas por el francés Andre-Pierre Gignac, no le prestaron el esférico al equipo verde y con muy poco, anotaron el único tanto del juego por la vía del penal, marcado precisamente por su goleador.
Después, los felinos como ellos saben mejor, cerraron la puerta y el campeón de la Libertadores cayó de rodillas, fracasando como pocos equipos de su confederación lo han hecho.
Hoy Tigres está en la final y es muy probable que se mida al Bayern Munich, una cita histórica con el destino, representen o no a México.