Ciudad de México. La espera llegó a su fin, después de 23 años y medio, la Máquina cementera de Cruz Azul, uno de los equipos más grandes del futbol mexicano pudo levantar una copa, se acabaron al fin los momentos de amargura, y el gigante verde finalmente pudo hacerle honor a su historia.
A pesar de que muchos esperaban ver otro tropiezo, el Cruz Azul pudo vencer a su propia historia de derrotas, se quitó el estigma de la ‘cruzazuleada’, se quitó todos los demonios que pudieran existir en su cabeza, y le dio un título más a su afición, en una temporada en la que fueron el mejor equipo de todos, finalizando en la primera posición de la tabla.
Este equipo de la ‘Maquina’ distó de ser el más espectacular, distó de ser un equipo vistoso, y a diferencia de la temporada regular siempre estuvo contenido, prevalenciendo en la mayor parte del tiempo el orden defensivo que un ataque desbordado, pero la realidad es que no fue necesairo.
Tras salir con la ventaja en la ida, salió a la vuelta con poca convicción de atacar, tuvo un primer tiempo que será poco memorable para quienes recuerden esta final, no parecía tener garra, fue el Cruz Azul que en la historia perdió finales, un equipo sin alma y sin corazón.
Santos aprovechó y con un disparo de Diego Valdés se adelantabana y ponían a temblar a todo el estadio Azteca, que en otras finales, fue el lugar donde los sueños se rompían, donde recibieron ese gol de último minuto que Moisés Múñoz le hizo con América.
El descanso le vino bien y depertó el Cruz Azul, fue el equipo del torneo que terminó líder, los cambios de Juan Reynoso hicieron efecto, metió a su hombre importante, Santiago Giménez y a Yoshimar Yotún, quienes le cambiaron la cara.
En una jugada que quedará para la polémica, Pol Fernández parecía estar adelantado, pero argumentando que no había participado en la jugada, el silbante dejó correr la jugada que terminó con la anotación de Jonathan ‘El Cabecita’ Rodríguez.
El duelo terminó con bronca, con emoción, con un Santos volcado al frente, una final que sin duda, quedará en la memoria de la nación celeste.
Así terminaron 23 años de sufrimiento, más de dos décadas de ser motivo del burla, hoy la Máquina pita fuerte, hoy la máquina está en lo más alto, porque a veces, dentro de la injusticia del futbol, suele asomar la cara, la justicia divina, y rsta vez fue con un marcador global de 2 por 1.
