Por: Alfredo Campos Mejía
La tabla periódica de los elementos químicos, conocida simplemente como la “tabla periódica”, es un catálogo ordenado de los bloques fundamentales de los que estamos hechos los seres vivos, todos los objetos materiales que existen a nuestro alrededor, la Tierra, otros planetas y las estrellas, e incluye también a elementos químicos que han sido creados en laboratorios. Dada la importancia de esta herramienta y su relación con otras disciplinas científicas, la Organización de las Naciones Unidas proclamó a 2019 como el “Año Internacional de la Tabla Periódica de los Elementos Químicos”.
El año coincide con el aniversario 150 de una precursora de la tabla periódica actual presentada por el científico ruso Dmitri Mendeléyev en marzo de 1869 ante la Sociedad Química Rusa, en la que se listaban los cerca de 60 elementos químicos conocidos ordenados de acuerdo a su peso atómico. Uno de los grandes éxitos de aquella tabla periódica fue que sus huecos correspondían a elementos químicos que no eran conocidos en ese momento, pero cuyas propiedades podían predecirse de acuerdo a su posición en ella. Cuando dichos elementos se descubrieron, sus propiedades coincidieron con lo predicho.
La actual tabla periódica es conocida y reconocida en todo el mundo: se trata de un arreglo de casillas cuadradas de colores que contienen a cada uno de los 118 elementos químicos descubiertos hasta ahora. Pero dicho arreglo no es producto de un capricho o del gusto artístico de algún científico, sino de las leyes que gobiernan el comportamiento de la materia a escalas muy pequeñas, descritas por la mecánica cuántica. De manera análoga a las piezas de un rompecabezas, cada elemento químico encaja en una casilla de la tabla periódica de acuerdo a su estructura atómica. Los espacios entre las casillas se han dejado para que cada columna tenga elementos químicos con el mismo número de electrones en sus capas exteriores, que son los que determinan sus propiedades químicas. En base a este arreglo, cada columna de la tabla periódica contiene elementos con propiedades químicas similares, como es el caso de la última columna que agrupa a los “gases nobles”, llamados así ya que casi nunca forman compuestos químicos por ser tan poco reactivos.
Los elementos de la tabla periódica dan para mucho de qué hablar, y como ejemplo los siguientes datos curiosos: 1) los dos elementos químicos con los que inicia la tabla periódica (hidrógeno y helio) son los más abundantes en el universo. A pesar de ello, el helio es escaso en nuestro planeta; 2) más de la mitad del peso de nuestro cuerpo se debe al oxígeno (presente en el agua y en los tejidos); 3) el silicio es el elemento químico más abundante en la Tierra, y ha sido aliado de la humanidad (a través de compuestos o en forma pura) al permitirle la fabricación de herramientas que han facilitado y mejorado su vida, desde las antiguas puntas de flecha de obsidiana que servían para cazar, hasta los circuitos integrados y las fibras ópticas que son fundamentales en la era de las telecomunicaciones y los detectores de luz de las cámaras fotográficas de los teléfonos móviles.
El Año Internacional de la Tabla Periódica es una oportunidad para inspirar a personas de todas las edades a apreciar la ciencia, y para que el enfoque con el que los estudiantes tienen su primer contacto con esta herramienta promueva su interés por la ciencia y no sea la causa que los aleje de ella.
