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domingo, abril 20, 2025

31 Días de Halloween: El ataque de las arañas (2002).

El ataque de las arañas atiende dos cosas básicas del ser humano: el temor a las cosas de ocho patas y la pasión por el tono serie B que se perdió en el tiempo.

A lo largo de estos meses hemos estado presenciando la derrota de Warner Bros que ha pasado de ser uno de los estudios claves dentro del componente del blockbuster a ser la burla de la que nadie quiere hacerse responsable con una serie de decisiones que podrías jurar que no se volverían peores sólo para terminar con la boca cerrada de demostrar que sí se puede semejante ineptitud.

La cosa es, que el declive de Warner Bros no está limitado a estos meses o en los años de la pandemia, en realidad es una serie de decisiones que desde hace más de 20 años terminaron por afectar al estudio que terminó asimilándose al emporio digital de AOL para subsistir. Si uno tiene el tiempo/ocio adecuados y se dispone a revisar las producciones del estudio año con año, se encontrará con el hecho de que muchas de ellas apenas y podían recuperar sus ingresos palideciendo frente a los panoramas alejados de los blockbusters (considerando que Warner Bros sólo parecía triunfar con la franquicia de Harry Potter).

Y a pesar de esta señal de fracaso, es algo que no dejo de mirar con la misma evocación nostálgica de la que escribí hace unos días. Si en El aro (2002) de Gore Verbinski me sentía apegado al uso de la tecnología análoga, es en la mayoría de las producciones de Warner Bros de principios de los dos mil y especialmente dentro del terreno del horror que encuentro una linea del estudio al que pensaron que sería benéfica, con ideas estrafalarias sacadas de las arcas de la Cannon Films o vestigios de lo que era popular en los noventas, son películas sin un rumbo de público que tristemente serían condenadas al fracaso desde el inicio.

El ataque de las arañas es una de ellas.

Dirigida por Ellory Elkayem, El ataque de las arañas era dinero quemado. Proveniente de la idea de un director neozelandéz sin carrera notoria, con un costo mediano, sin un potencial atractivo en su cast salvo David Arquette (no me malinterpreten, lo amo pero no es precisamente popular y había pasado su etapa más notoria en los noventas con la saga de Scream), y compitiendo en plena cartelera de verano, no fue sorpresa alguna de que esta película quedara arrumbada a la programación de televisión o en los botaderos de dvds de las tiendas a menos de $100 pesos -algo que de verdad extraño- pero que merece tener una reevaluación no sólamente como una destacada de esta cadena de “bodrios” de la Warner Bros, sino como una capaz carta de amor al cine de matinés para toda la familia.

El ataque de las arañas tiene como principal referencia dos vertientes. La primera y más fácil de establecer prevalece en las películas de la época atómica de Estados Unidos que originaron el subgénero de monstruos gigantes causados por experimentos humanos salidos de control y que atacan a la humanidad. Ellkayem y Jesse Alexander -quien terminaría escribiendo Héroes algunos años después- logran destilar esto con todo y el planteamiento básico de estas películas que resultan un patrón: El protagonista que regresa a casa o que es rebelde para las autoridades, un pueblito repleto de figuras familiares una de la otra que atienden la cotidianeidad del lugar, y un líder corrupto al que no parecen respetar mucho.

La película va con estos planteamientos clásicos regocijándose de que alguien ya haya interpretado las lineas argumentales de sus personajes, aunque hace una que otra cosa que la tambaléa un poco.

Si bien el trabajo de ofrecer una exploración al tema de la corrupción de parte de las autoridades quienes terminan por mandar un pueblo americano al olvido por conveniencia personal y con el manejo de desperdicios tóxicos consecuencia de estos, los personajes tampoco terminan tan desarrollado como uno esperaría ya teniendo la tarea en sus manos; las relaciones de cada uno no son exploradas a fondo y no se siente una reivindicación convincente. Enfatizando esto con el personaje de Bret (Matt Czuchry) un auténtico chad que no consigue tener sexo con Ashley (una muy joven Scarlett Johansson), para terminar desviado de la trama un buen rato y regresar a esta, y con ello ganar el corazón de la puberta porque resulta ser un incomprendido sin relación óptima con su padre.

A pesar de esto El ataque de las arañas logra superar sus baches argumentales gracias a la segunda influencia directa y que es de parte de una figura clave de los ochentas que tiende a perderse dentro de la popularidad y categorización de las evocaciones a la Spielberg, porque lejos de intentar emular al este, apunta más a tener influencia directa con Joe Dante. Es en dante quien podemos definir como el principal conductor de la nostalgia de la ciencia ficción y horror barata que sería reverenciada en los ochentas a través de películas como El aullido (1981) o Gremlins de 1984, porque Dante sabe aplicar en sus películas una mezcla del suficiente horror con comedia como para no tomarse tan en serio lo postulado en la cámara y suavizar las escenas de violencia sin dejar de lado una fascinación infantil de los fluidos corporales.

Ellkayem aprecia dicha modalidad y su película la adopta, con sus arañas siendo el principal gozo de la película. Les da dinámicas diferentes de acuerdo a sus especies, las presenta con escenas de acción de una escala cada vez más ridícula, y encima les otorga una personalidad basada en pequeños gritos agudos que de alguna forma las terminan volviendo enternecedoras con sus ojos grandes a punto de envolver a alguien en sus telarañas.

Y es que eso al final tiene El ataque de las arañas: dentro de este género de ocho patas asesinos, la película de un director sin éxito previo y posterior a esto posee un encanto y humor que la ponen de inmediato en un nivel más adorable y funcional que otras del montón. Ciértamente El ataque de las arañas no tiene cabida en estas condiciones del horror moderno en donde todo o termina empujándose a un perfil dentro del mal llamado horror inteligente o se vuelve una exageración de las virtudes visuales de los ochentas en acidez tipo neón. Aquí lo presente es un condensado que en los dos mil no contemplaron las preocupaciones del mundo moderno que terminaría por volver más cínico el entorno y las exigencias del público.

Quizás algún día estos mismos que repudiaron toda esta fila de películas mediocres, vuelvan a voltear a verlas ahora con una consideración nostálgica de algo ciértamente perdido en el tiempo.

El ataque de las arañas se encuentra a la renta a través de las siguientes plataformas: Microsoft, Google, Prime Video y Apple TV.

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