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domingo, abril 20, 2025

31 Días de Halloween: El ente (1982).

Poniendo atención al horror de la víctima y la superación del abuso sexual, el Ente es una película singular que se atrevió a estos cuestionamientos frente a todo pronóstico.

Doris Bither fue una mujer bastante complicada que se popularizó en 1974 dentro de la materia paranormal.

Era sin contemplarlo, una figura que representó la modernidad femenina de su época al intentar superar sus problemas personales y vivir al lado de sus hijos como madre soltera que anhelaba obtener un mejor futuro para estos trabajando de tiempo completo y asistiendo a la escuela nocturna. Bither no era perfecta -como todos los humanos- y su arrastre de problemas personales la hicieron ser inestable… y con ello terminaría por anclar la razón por la que fue tan popular dentro del amarillismo explotativo de la época, porque Bither siempre aseguró de que fue víctima de violación, de parte de algo que no existía.

El mundo nunca le puso atención cuando la necesitó: no cuando veían los esfuerzos sobrehumanos de superar la crisis de la clase media, no por necesitar de atención psicológica que nunca pudo pagar, no de cuando la tacharon de promiscua por estar en contra de la idea de la americana de suburbia, sin una pareja estable… con hincapié en esto último puesto que la atención a su denuncia obviamente también recayó en un doloroso juicio retorcido de que el fenómeno que la azotó fue algo “que se buscó”.

Este sin sentido fue comidilla y lo es hasta nuestros tiempos, porque su caso constantemente es retratado de forma vulgar en internet y siempre repitiendo la información que en los setentas la popularizó que nunca terminó por ser la oficial. El momento más popular de Bither y del que nunca vio renumeración fue cuando su caso terminó por llamarle la atención de Frank De Felitta, un autor sin mucha suerte pero que surgió cuando el boom de las novelas del horror comenzaba a nivel mundial, y que tomaría el caso de la mujer para una de sus novelas más exitosas: El ente.

THE ENTITY Frank De Felitta 1978 HC DJ Book Club Edition Vintage Horror |  eBay

Felitta de hecho hacía esta modalidad de novelas de horror con integración en casos reales muy seguido y esto lo hacía con la intención de obtener popularidad en ventas dentro de los paperbacks para así poder obtener una oferta de derechos para las adaptaciones de sus obras, y tal y como ocurrió con Audrey Rose que terminaría dirigiendo nada más ni nada menos que Robert Wise en el año de 1977, El ente que apareció al año siguiente -1978- fue de inmediato comprado por 20th Century Fox con miras a estrenarse para el verano de ’81.

Ahora, piensen detenidamente esto: porque de alguna forma Fox contempló que un bestseller que trataba sobre una víctima de violación sería material adecuado para un estreno de verano que pudiera competir con cosas como Cazadores del arca perdida de Steven Spielberg… llegando incluso a formalizar con Atari una adaptación a videojuego por alguna razón. La idea fue demasiado controversial, y El ente de hecho estuvo cambiando tanto de realizadores potenciales como actrices principales, terminando de manos de Sidney J. Furie, director canadiense de modalidades a la antigua y que venía del desastre de producción que fue El cantante de Jazz (1980) protagonizada por Neil Diamond y con el estelar de Barbara Hershey.

Estas opciones fueron jugadas de segunda mano en realidad, porque El ente era de esas cosas que nadie quería hacer y que durante su estreno, tampoco le iría mejor con la crítica destacando la explotativa premisa detestándola sin darle una oportunidad dentro de esas películas del horror del ’82 que no tuvieron cabida de audiencia entre la doble función de suburbia de Poltergeist (Tobe Hooper) e E.T. El extraterrestre (Steven Spielberg), lo cual fue bastante trágico.

Es cierto que las sospechas de todo mundo se levantaron considerando que la novela escrita por Felitta es bastante ofensiva, cediendo espacio para la exploración del personaje de Carla Moran y su conflicto para ponerle atención a constantes descripciones de su cuerpo de forma lasciva, y postulando al doctor Sneiderman como el verdadero protagonista, que convence a Carla y a quien le tiene un control opresivo sin llegar a darle solución que no dictamine un sentido de análisis Freudiano al que se le incluye un deseo incestuoso entre ella y su hijo mayor… cosas que Felitta de hecho presentó en el guión de la adaptación que supervisó, pero que Furie afortunadamente quitó de último momento.

Es Furie quien curiosamente termina tergiversando parte de la intención de El ente original y quien en su película, atiende a una exploración del fenómeno de Carla de forma bastante digna en este body horror. En su película Carla se esfuerza y lo que terminamos por ver es una verdadera tragedia presente en la interpretación de Barbara Hershey en una de las mejores de su carrera al ser una mujer que atiende a su familia como lo primordial y cuyo rol demanda un sentido del horror a lo que le está ocurriendo en encuentros sexuales con lo invisible.

Hershey pasa de una variedad de alteraciones en su interpretación de forma bastante convincente, porque intenta darle sentido a lo que le sucede en la calidez de su hogar incluso llegando en un momento a plénamente entregarse a la idea de forma inconsciente llegando a tener un momento de gozo que cambia de inmediato por las lágrimas y el horror de lo que vive. Es una actuación demasiado complicada y demandante porque lo que vemos y nos importa de sus encuentros más allá de los efectos y la violencia que sufre su cuerpo inmovilizado en estados anormales, es su rostro que Furie filma en close ups incómodos.

Es una decisión que la aleja de un compromiso vulgar porque su sexualidad nunca tiene esta apariencia sugestiva, le borra su placer y su posición como mujer y que es algo que Carla ahora tiene que enfrentar fuera de su hogar. Aquí Hershey sigue reluciente porque expresa de la misma manera la duda y titubeo de su rostro frente a sus familiares y seres queridos que intenta explicarles lo que le pasa, y sobre todo en relación al doctor Sneiderman, interpretado por Ron Silver.

Su dinámica queda alejada de las concesiones de deseo del doctor, y es uno que humilla a Carla pero bajo la figuración de ser un hombre que lleva una modalidad científica del fenómeno, modalidad que lo aleja de una sensibilidad que necesitaría tener para entender el caso y que termina alejándolo de su paciente, quien termina en manos de gente a la que sólo tuvo que pedir un poco de entendimiento, de sentir que decía la verdad y con ello sentir un poco de alivio al encontrar una especie de superación propositiva al fenómeno que le acecha.

Es darle sin querer un cierre a la vida de Moran de fortaleza y de hacerle frente a sus demonios, es hacer de esta forma algo que no tuvo Bither en vida.

Aunque las decisiones de Furie de cierta forma también dinamitan los arcos narrativos de sus personajes sobre todo para el tercer acto. Hay una escena que ocurre sin mucho sentido dentro de lo que se nos ha construido como una amenaza para Carla en los hogares pero que ocurre en un auto como para poder justificar el desenlace y en este, de pronto la atención de Sneiderman ahora roza los intereses de deseo que la novela tiene pero que se sienten abruptos y poco naturales, sobre todo con un plan final que omite las visiones del material para pasar al uso de nitrógeno líquido para capturar al ente en un enorme cubo de hielo, con el único efecto menos logrado de parte de Rick Baker quien no tiene los mismos resultados con los efectos corpóreos (también destacando el agresivo score de Charles Bernstein que anuncia con dolor los ataques sexuales con un sintetizador incómodo).

Es una pena lo que terminaría pasando con El ente y de la cual Fox tampoco supo cómo interpretar en publicidad. Los mismos genios que pensaron la idea del videojuego vendieron la mayor parte del tiempo la película con posters sugerentes del cuerpo de Hershey, para después tratar de imitar otra campaña de marketing igual de fallida de parte de Universal para los posters iniciales de La cosa (John Carpenter) del mismo año que omitían todo lo que pudiera ser revelador del argumento para centrarse en una tipografía.

Sólo que a diferencia de el de la cosa que tenía una elegancia, el presente en El ente se siente como lo que de verdad es: una decisión de último minuto.

The Entity (1982) - IMDb

Independiente de eso, El ente ha comenzado a tener una más que necesaria revalidación porque realmente es algo sin mucha comparativa. Una película de horror al que que normalmente traduce al sexo como un elemento castigadoro gratuito y que presenta el último temor “impensable” hasta que lo piensas un momento: la falta de conciencia cuando nadie cree que fuiste abusado en un mundo completamente dominado por una concepción falocentrista al que poco le importa si fue humano o no.

Y eso, encima de aterrarnos, debería indignarnos porque sale de las casillas de la ficción y ocurre en nuestros círculos cercanos.

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