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viernes, abril 26, 2024

31 Días de Halloween: Troll 2 (1990)

El mundo de las malas películas es una vorágine increíble de viajes audiovisuales que a menudo reflejan de mejor manera detalles que uno toma en cuenta cuando se aprecia una película que no padece de esta etiqueta… en serio. Son tan didácticas que nunca bromeo cuando yo y especialistas mencionan que para aprender de cine, hay que ver cine malo, siendo además uno tan divertido de analizar, o de simplemente disfrutar.

Dentro de este terreno hay algo más interesante, porque dentro de los cientos de errores que una película pueda tener, a menudo existe un atisbo de verdadera honestidad o precariedad que las películas de alta alcurnia y presupuesto nunca te van a decir. Eso hace a las películas malas –o categorizadas como tan malas que son buenas- películas con un patetismo que a falta de otra palabra, resulta enternecedora y adherible a las sensibilidades de una persona.

Oh sí, me identifico a menudo con estas obras porque me resultan a mí y a una oleada de personas productos que nunca envejecen, que a menudo nunca salen dentro de un limitado círculo de amigos o compañeros que las atribuyen a un poder místico.

Pocas de estas obras han logrado traspasar esta limitada frontera del amor absurdo, llegando al conocimiento popular que muchas otras ya hubieran querido tener y resulta que la más representativa de este fenómeno además de cumplir 30 años.

Rossella Drudi es una guionista italiana poco reconocida, situación nada inusual dentro de la industria del país que aparentemente relega a las mujeres al oficio sin tener crédito. A pesar de esto, la carrera de Drudi es extensa dentro de los confines del churro o del videohome italiano que para mediados de los ochentas explotaba de manera descomunal por su hábito de engañar a los consumidores de títulos espectaculares que aparentaban ser secuelas de éxitos de taquilla –algo que es legal dentro del país- y porque en esa época, si querías que la mano del consumidor te tocara, debías tener una portada a veces más emocionante que la obra misma. Drudi en ese momento había estado escuchando que varios de sus amigos se estaban convirtiendo al veganismo y, pues eso no le cayó bien.

De ahí germinaría una idea que gracias a todo lo posible fue parte de la atención de Claudio Fragasso. Fragasso además de ser su esposo resultaba ser la figura vitalicia dentro de su carrera, porque este era el que pulía las ideas de Rossella que además terminaba dirigiendo. Ahora, Fragasso es un hombre italiano terco y rápido, es un cineasta que de la mano de personas como Joe D’Amato son cineastas preocupados por la realización en medida masiva… por lo que Fragasso así de valiente o en un acto de demasiada estupidez aceptaba dirigir una película con actores que hablaban en inglés en un país alejado de Italia y en cuestión de semanas. Él tenía la seguridad de que podía ser algo que sacara una obra maestra, después de todo Sergio Leone trabajaba de esta forma y alteró la percepción del western a nivel mundial… él no lo tenía pensado pero terminaría aplicando lo mismo para el cine de culto.

Hablar de Troll 2 representa una universalidad temática porque es una película que no funciona bajo ningún normal de apreciación: sea por sus actuaciones irregulares que coleccionan personajes como un niño con la boca más expresiva del mundo, un anciano vendiendo leche que apenas había salido del asilo mental, una madre que parece estar tomando antidepresivos y una bruja que junta la exageración que los demás no tienen, por sus fallas olímpicas en su guión –que no tenían los actores- y que los obliga a estar en situaciones incoherentes en donde el espacio tiempo no tiene ley en este mundo y un abuelo que muere 3 veces de manera anticlimática, o los inolvidables efectos especiales que parecen haber vaticinado el profundo éxito del moco verde que azotó los noventas además de tener unos enanos con 3 máscaras inexpresivas con el bonus añadido de un diseño de vestuario supuestamente concebido por la Emmanuelle negra en persona –Laura Gemser– que no tiene mucho sentido considerando la falta de presupuesto que obligaba a todos llevar sus cambios de ropa… y aún así…

… aún así es un encanto.

Troll 2 es una extrañeza de filme: por supuesto que falla y de manera monumental, pero al mismo tiempo nunca miente en sus pretensiones las cuales terminan volviéndose una especie de boomeran emocional, en donde sus fallas lejos de demeritarla la acomodan como una gran obra fílmica, una que se apoya de estos momentos tan pésimamente contemplados como sus principales armas de entretenimiento y maravilla. Y es que Troll 2 termina siendo una longeva figura y emblema por excelencia de lo que representa, pero a su vez posee momentos más icónicos y rememorados por la gente a un nivel superior a muchas supuestas películas que se jactan de ser arte o serias.

Y eso es un asunto que deberíamos reflexionar de manera detenida. Como audiencias solemos tomar en cuenta a estas películas como pésimas y por adherencia a la etiqueta les damos un término cancerígeno para su leyenda, sus personas involucradas y su posible inserción popular. Troll 2 es un ejemplo inusual porque goza ahora de un éxito masivo… pero en 30 años fue objeto de burla y una deprimente evidencia de que la gente a menudo no logra sus sueños. Es muy recomendable ver Troll 2 al lado de Best Worst Movie (2009), documental dirigido por el propio Michael Stephenson en persona, el cual decide recolectar la historia que nadie les preguntó a sus compañeros… cómo es vivir con semejante mancha indeleble en tu historial, el cómo la vida te termina remarcando ser parte de la infamia fílmica y de cómo la vida sigue… es a veces algo difícil de tragar, sobre todo cuando conoces historias de verdadero fracaso, había gente con esperanza de sobresalir en la industria y de que Troll 2 era LA PELÍCULA con la que conocerían la fama… sólo para no saber de su destino y encontrarla en vhs baratas.

Lo mismo pasa con el propio Fragasso. Este hombre tan raro termina desechando las fallas de su película de manera agresiva porque en un principio no acepta que la gente termine burlándose de su trabajo… porque quién en su sano juicio lo aceptaría; con el tiempo intentaría como casi todos los ejemplos que pasan por lo mismo plasmar que su intención original siempre era la de hacer reír a la audiencia, nunca espantarlos, pero eso es un atisbo de responsabilidad dentro de tu propia inutilidad: Si Fragasso no hubiese sido tan incompetente, Troll 2 hubiera pasado desapercibida dentro de los anales de la historia del cine, y por ende su carrera no hubiera tenido despunte de popularidad, al mismo tiempo estas personas no hubiesen tenido un sueño por el qué intentarlo, una oportunidad ni más ni menos.

Esta paradoja rodea a una de las tan vilificadas “peores películas de la historia”, no lo es. Troll 2 eres hermosa, que nadie te diga lo contrario, gracias por los amigos, gracias por las tardes de risa, gracias por recordarnos que no te puedes orinar en una comida familiar… es una lección que nadie quiere enseñarnos pero que tú 30 años atrás lo intentaste hacer.

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