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viernes, marzo 29, 2024

¿70 años después de qué?

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. Con este artículo abre la Declaración Universal de los Derechos Humanos, promulgada el 10 de diciembre de 1948. Acaba de cumplir 70 años y creo que ahora más que nunca, necesitamos en México y en el mundo su vigencia y su exigibilidad.

Todo el contenido de la declaración y la totalidad de los tratados internacionales y protocolos en la materia, podrían resumirse a ese primer párrafo. Los seres humanos no hemos aprendido lo que significa nacer libres e iguales en dignidad y derechos y que debemos comportarnos fraternalmente entre nosotros. Si fuéramos capaces de comprender eso, seguramente hoy todos, todos, tendríamos realidades muy distintas y con perspectivas muy positivas.

A lo largo de la historia el mundo ha visto pasar atrocidades, desigualdades, vilezas que dejan en relieve el lado más ruin del ser humano.

Después de las dos guerras mundiales en el siglo pasado y particularmente después de la Alemania nazi y el holocausto, se requería urgentemente trabajar en la pacificación y el entendimiento entre las naciones. Por ese motivo surgieron las Naciones Unidas el 24 de octubre de 1945. Uno de los primeros pasos importantes que dieron las Naciones Unidas fue establecer una ruta para determinar las condiciones y derechos que requerimos como seres humanos para poder desarrollarnos y lograr la plenitud intrínseca a nuestra propia naturaleza.

No deja de ser irónico que la persona que impulsó con mayor fuerza la Declaración Universal de los Derechos Humanos fuera una mujer. La ironía en este caso es que las mujeres junto con los niños son el grupo más vulnerable en la actualidad. Desde ahí nos damos cuenta que nos faltan muchísimos pasos en este sinuoso camino.

La mujer a la que le debemos el impulso fue Eleonor Roosevelt, quien en ese momento era la responsable del Comité de Redacción de la Declaración y esposa del entonces Presidente de Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt. Eleonor es considerada una de las mujeres más influyentes del siglo pasado.

Existen dos tipos de derechos humanos: los del discurso y por el otro lado los del reconocimiento y aplicación de los mismos. Son dos cosas totalmente distintas. Uno, el primero, sólo sirve como elemento demagógico y de cierta forma sólo para recibir un “espaldarazo” de la comunidad internacional. Los gobiernos, México incluido, han aprendido a servirse del discurso, pero con la otra mano los ignoran o los violan abiertamente.

Los otros derechos humanos, los exigibles, los que se aplican, además de pocos y coartados no gozan de mucha popularidad, sobretodo en américa latina, donde las problemáticas como la pobreza y la violencia, aunado a las desigualdades sociales, los ubican como los “derechos de los delincuentes”. Muchas voces ven los derechos humanos como una fuente de impunidad, lo que además de totalmente falso, resulta un elemento sumamente perjudicial.

Sólo para contrastar lo anterior y dejar muy claro la importancia del reconocimiento y exigibilidad de los DDHH, no es casualidad que los países donde se reconocen en mayor medida los derechos fundamentales, sean los más avanzados, los que menos rezago tienen, los que menos desigualdades sociales tienen y por supuesto los que menos violencia tienen. Tenemos que asumir y entender que no es un tema de mayorías, sino de crear espacios donde quepamos todos con todo y nuestras diferencias. Es decir, todos, mayorías o minorías, tenemos derecho a realizarnos y lograr la plenitud.

La realidad es que el tema de los derechos humanos, sobretodo en América latina, no son populares, por lo que no se ha hecho mucho por parte del Estado por garantizarlos, ni siquiera se les legitima.

Necesitamos aperturar el debate y propiciar estrategias para garantizar, primero el entendimiento por parte de la población y los gobernantes de un tema que es prioritario; también, resulta fundamental buscar su positivización en el derecho, pues si bien es cierto su carácter de Instrumento o Tratado Internacional lo vuelve parte del derecho mexicano, la realidad es que nuestros diputados no lo hacen posible en las legislaciones secundarias, ahí donde realmente se les da factibilidad.

El debate, también tendría que ir en el sentido de adecuarlos a los desafíos actuales y nunca dejar de buscar que el Estado prepare a las Instituciones para la protección de los derechos fundamentales.

Hay mucho por hacer. ¡Urge un debate de altura, pero también una sociedad de altura!

 

Eric Bolivar
Eric Bolivar
Abogado especialista en Derechos Humanos, activista en apoyo a migrantes centroamericanos, colaborador voluntario de la Fundación TELETÓN, columnista, fotógrafo; actualmente dirige Donadores Compulsivos Guanajuato A.C., dedicada a promover la donación altruista de sangre y plaquetas. Correo electrónico: Ebolivar1975@gmail.com. Twitter: @eric_bolivar

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