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lunes, octubre 7, 2024

9 M ¿Por qué parar?

Parar. Detener. Retener. Suspender. Parar.
Paro. Descanso. Huelga. Detención. Interrupción. Pausa. Paro.

Todos ellos sinónimos, todos ellos giros de una misma palabra, de un mismo significado, de algo que se percibe en el ambiente: estamos hartas.

La violencia que vivimos diariamente las mujeres en todos los espacios es insostenible, en la calle, en la casa, en la escuela, en los trabajos, en las instituciones públicas y privadas, en el transporte público, en todos estos espacios se respira un clima de intranquilidad para las mujeres; un promedio de 10 asesinatos al día, todos con presumiblemente razones de género en ellos, noticias diarias de desapariciones, vejaciones, violaciones, lesiones, cada día las mujeres somos víctimas de incontables manifestaciones de violencia por parte de los varones, hasta que ha llegado el día, no más, vamos a parar.

Tras el Paro propuesto por las feministas mexicanas, la sociedad en general debe cuestionarse el significado de tan importante acción ¿qué sería de nuestro país sin las mujeres? Sin todas esas mujeres que para los gobernantes han sido desechables al no encontrar modelos de prevención, ni una justicia pronta y expedita; ¿qué será de un país cuya sociedad patriarcal encabezada por los varones machistas lleva por bandera la aniquilación de las mujeres?

La necesidad de que todas quienes nos nombramos feministas nos unamos a este paro propuesto no es únicamente sororal, ni obedece únicamente a la concientización del valor e importancia de las mujeres.

Es aún más profunda, la necesidad obedece a un grito que no ha querido ser escuchado, a miles de voces que ya no pueden ser silenciadas: estamos aquí, vamos a dar la batalla, no van a seguir pasando sobre nosotras, sobre nuestros cuerpos, ni una más.

Y como bien podría augurarse, al ser una propuesta que rápidamente se viralizó, distintos órdenes sociales, desde administraciones municipales y estatales hasta la academia, pasando por una pequeña parte del sector empresarial, han querido apropiarse del discurso bajo en endeble argumento de “solidarizarse” con las mujeres.

Este supuesto apoyo es el mismo que ha brillado por su ausencia desde hace tiempo, y que ha permitido que los niveles de violencia de género contra las mujeres sean cada vez mayores, por lo que desde la sociedad civil y principalmente desde los distintos feminismos les decimos: no les creemos nada y no necesitamos su permiso, estamos apropiándonos de nuestros espacios y desde nuestras trincheras seguiremos alzando la voz, cuando el 9 de marzo haya pasado y nos releguen nuevamente a la indiferencia, cuando se olviden de que las mujeres somos importantes, seguiremos estando nosotras codo a codo, acompañándonos, resistiendo y gritando, porque a todas nos hace falta una.

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