Por Emiret Carrillo, Educadora Perinatal y Doula.
Sin duda el 2020 ha sido un año difícil para todos, sin embargo siempre he creído en que la vida se acomoda y se abre paso a pesar de la situación, cuando inicio este año nadie imagino que representaría un aislamiento tan exigente afectando los aspectos de nuestra vida social y laboral en mi caso particular fue el año en que concluí la maestría como educadora perinatal, mi plan era continuar con mi trabajo y darme un espacio para aplicar mis nuevos conocimientos, en poco tiempo me di cuenta que mis planes no podrían ser así, de un día a otro perdí mi trabajo y el panorama se tornó obscuro, pero como por arte de magia surgió la oportunidad de poder apoyar a dos grandes amigas y compañeras de estudio Myrna Torres y Judith Pelcastre quienes me abrieron la puerta para poder graduarme en el acompañamiento de partos, lo cual representaba un gran reto sumando las benditas restricciones de la pandemia.
Fui convocada para acompañar 3 partos y al final de 2 semanas intensas había acompañado 5, uno detrás del otro casi sin poder descansar, solo impulsada por la emoción y la intensidad que se vive en los partos.
Cada uno estuvo llenos de emociones intensas, con enormes diferencias que los hicieron aún más especiales. Podría decir que el 2020 fue un año difícil ya que me quedé sin trabajo y prácticamente, sin un lugar estable para vivir, pero si lo analizo mejor ha sido el año más importante de mi vida: lleno de retos y grandes gratificaciones.
Siendo diciembre del 2020 tengo la fortuna de decir que llevo 10 partos acompañados a la espera de más para el 2021 y aun no puedo decir que tengo un lugar estable para vivir, pero comprendí que mi vocación llego de repente en el momento aparentemente menos indicado, pero para mí fue ideal, tuve la oportunidad de trabajar con mujeres poderosas de mente, espíritu y saber.
Fui testigo de la fortaleza que tienen las mujeres al parir, verlas vivir una contracción como guerreras yendo por sus hijos como todas unas heroínas, transitando entre sus bailes, rezos, rituales, lagrimas, gritos, risas y mil emociones más, pero lo más sorprendente de todo, jamás sufriendo por ello, sino agradecidas de poder vivir la experiencia de tener a sus hijos en brazos y decirse a sí mismas lo poderosas y fuertes que se sentían, para ellas la percepción de sí mismas cambio 100% entendiendo que de ahora en adelante, a pesar de los obstáculos que les ponga la vida jamás se sentirán incapaces de hacer algo y que a pesar del miedo enfrentaran las situaciones como las guerreras en las que se convirtieron.
Así que el día de hoy quiero dedicarles este escrito a todas aquellas mujeres que me permitieron formar parte de un fragmento de su historia y a mis queridas amigas y maestras Judith Pelcastre (Educadora Perinatal, doula y asesora de lactancia), Maricruz Juárez (Partera profesional), Bibí Juárez (Aprendiz de partera) pero muy en especial a Myrna Torres (Psicóloga, educadora perinatal y doula) por toda su fortaleza y por ese corazón tan grande que hace que la vida se mueva a través de ella. Al Dr. Paul García Guerra (Gineco-obstetra) y al Dr. Jairo Barajas (Pediatra) por su compromiso y entrega en los nacimientos respetados.
Gracias infinitas a que el 2020 me enseño más que cualquier otro año en mi vida.
¿A ti que te dejo el 2020?, cuéntanos tu historia, nos encantara escucharla
Irekani Psicoprofilaxis.Leon
Irekani Birth Coaching.Leon
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