Declaro no tener conflicto de intereses.
Te acompañé en esos primeros días de vida de tu bebé, cuando te sentías un tanto agobiada y nerviosa.
Estuve ahí, acompañando tu deseo de amamantar, resolviendo la parte técnica.
Ví cuando brotó en ti esa sonrisa espontánea y dulce cuando tu bebé se pegó al pecho.
Resolví tus dudas en el grupo de apoyo o por mensaje de texto.
Noté cómo te las ingeniaste para involucrar a tu pareja en la lactancia y se volviera tu cómplice y tu protector.
Gocé viendo a tu bebé crecer sano y fuerte con tu leche.
Te orienté sobre cómo hacer un banco de leche y sobre tus derechos laborales para mantener tu lactancia en tu regreso al trabajo.
Ví tus ojeras, tu cansancio durante los brotes de crecimiento de tu bebé… y tu amor al amamantar.
Te escuché hablando a otras mamás sobre los beneficios de la leche materna.
Te di los datos del médico prolactancia que podía tratar esa mastitis y los cuidados que acompañaban el tratamiento.
Ví tu gesto de alivio cuando platicamos sobre la agitación del amamantamiento y sobre lo común que eran las sensaciones que experimentabas.
Conversamos sobre el destete y el fin de esa etapa.
Pero sobre todas las cosas, fui testigo del encuentro con tus recursos internos, de tu crecimiento como mujer y como mamá. Todo el mérito de esta lactancia es tuyo, por tu determinación y tu entrega hacia tu bebé.
Acompañar tu lactancia, ha sido un honor y un placer.
Gracias por tu confianza.
Con cariño:
Tu asesora de lactancia.
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