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viernes, abril 26, 2024

Adiós Michael Cimino, azote de los productores

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Michael Cimino era un sujeto extraño. En estos tiempos su apariencia era más parecida a la de un extraterrestre o una mujer que abusó demasiado de la cirugía plástica, no daba entrevistas y sus apariciones públicas eran contadas con los dedos de una mano. Ya estaba desaparecido en el mundo del cine y no creo que tuviese las intenciones de volver a filmar, se había sentido asqueado del sistema que no toleraba su estilo. De manera sorpresiva, Cimino apareció muerto el 2 de Julio de este año y con ello termina el libro de su misteriosa vida a los 77 años. Sabemos muy poco sobre su vida privada pero si de algo podemos estar seguros, era que Cimino fue un director único, de esos que hacen apenas unas cuantas películas, resultado de casi matar a un estudio de cine.

Michael Cimino comenzó su carrera en la labor de guionista, particularmente en proyectos como “Silent Running” (Douglas Trumbull, 1972) y “Magnum Force” (Ted Post, 1973). Fue en este último proyecto en que conoció a Clint Eastwood, del cual siempre se declaró fanático y una de sus más grandes influencias a la hora de hacer cine; con este encuentro logró posicionar al actor en su primera película como director en “Thunderbolt and Lightfoot” (1974). La película es una excelente mezcla de comedia, acción, road movie –y hasta un western moderno- en el que Jeff Bridges interpreta a Lightfoot, un hombre aburrido que comienza su carrera como ladrón y que encuentra una alianza inesperada con Thunderbolt, un legendario ladrón de bancos (interpretado por Eastwood). Es una mezcla bastante peculiar porque nunca termina siendo una comedia de risa loca ni tampoco una película llena de acción, en medio de este dilema se encuentra una crítica al estilo de vida americano y una apología a la violencia basada en el descontento del sueño de ese país. Eso y su final depresivo le hicieron ser una película que si bien no tuvo una taquilla millonaria, por lo menos obtuvo una nominación al OSCAR gracias al triste papel que interpretó un muy joven Jeff Bridges.

Sin embargo, la película llamó la atención de los estudios, quien vio en Cimino una promesa. Fue con su segunda película la que ganaría un ascenso inmediato de fama y de la misma mano, controversia.

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Basada en un guion sin producir de Michael Deeley llamado “The Man Who Came to Play”, Cimino reescribió –o por lo menos eso dijo, hay un problema de autoría con la película- por completo el material y tomó la premisa de hombres que juegan a la ruleta rusa en Las Vegas para trasladar el tema en la guerra de Vietnam, situación que hizo que muchos pensaran que este macabro juego se practicaba de verdad en la fallida guerra de los Estados Unidos. El resultado fue tal que llamó la atención de un cast legendario: Robert De Niro, Jon Cazale, Meryl Streep, Christopher Walken. Con decisiones drásticas basadas en un proyecto de la guerra de Vietnam -que en ese momento resultaban en fracasos de taquilla- Universal Studios estrenó en 1978 “El Francotirador” y, para sorpresa de todos, se volvió un éxito de taquilla y obtuvo 5 premios de la Academia de sus 9 nominaciones.

https://www.youtube.com/watch?v=Yq7o8sWCRMA

“El Francotirador” es una película aberrante en el buen sentido; no necesariamente es una que recomiende con facilidad, pues ya en estos tiempos en donde somos más sensibles, la concepción de Vietnam que tiene la película puede que resulte una caricatura obscena para más de uno. Eso, aunado con su estilo sucio, una edición que ocasionalmente raya en lo amateur y un aire triste la hacen una película que hace pensar a más de uno en cómo Cimino ganaría el gran premio de esa noche si apenas se trataba de su segunda película.

Pero una revisión en estos días me hace contemplar algo que nunca ha perdido: es tensa, demasiado. Estresa a su audiencia tanto por el tiempo que decide darse, así como las escenas de ruleta rusa que la película tiene (escenas que he visto en cientos de clases de cine por su maestría).

Fue a partir de ese momento en el que Cimino tuvo las puertas del cielo. Sí, quizás se pasaba de presupuesto y era una diva a la hora de filmar, pero los estudios sólo quieren premios de la Academia y taquilla, dos cosas que no siempre van de la mano pero hazlos saber de semejante paradoja. United Artists fue el estudio que acobijó a Cimino para su siguiente proyecto: un western “tradicional”.

La idea de que en esta nueva camada de directores había uno que consiguió tantos premios en su segunda película hizo que United Artists le diera la libertad total de su siguiente filme con la condición de que este se estrenara en la fecha prevista. Lo que aconteció fue legendario y no necesariamente por el cast que incluía a John Hurt, Isabelle Huppert, John Hurt, Christopher Walken y Kris Kristofferson.

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Decisiones que costaron millones como generar pasto adecuado para las escenas, esperar a que las nubes se acomodaran en el plano necesario para Cimino, dobles que se usaban como lienzo ya que el director los elegía uno a uno… para las tomas y con sus respectivo acomodo, maltrato animal –tú sabes, explotar a un caballo con dinamita- y la duración total del proyecto de más de 5 horas (de los cuales Cimino estaba dispuesto a recortar 15 minutos) dieron como resultado Heaven’s Gate. El estudio horrorizado decidió cortar la película a 2 horas con 50 minutos dejando un desastre incoherente que hizo que la gente abucheara, los críticos fueran creativos a la hora de los insultos y como resultado quitaron la película de las salas a una semana de su estreno. Muchas de las leyendas fueron ciertas, pero el impacto más fuerte se dio porque la obra de Cimino dejó en bancarrota al estudio fundado por leyendas de la talla de Chaplin y D.W. Griffith. Esto dejó claro que la camada tenía una libertad sobre sus proyectos e hizo renuente a los estudios a dejar que ocurriera otro fracaso, limitó la creatividad y el presupuesto. Le dio mala fama a Cimino quien a partir de Heaven’s Gate no obtuvo mucho trabajo y mucho menos publicidad.

Y es una tristeza, porque las decisiones de United Artists y los excesos de Cimino dañaron lo que pudo ser un filme clásico. Siempre recomiendo ver Heaven’s Gate porque es una cátedra de muchas cosas: sobre cómo no meter demasiado la cabeza en el trasero y sentirte cómodo porque eres una eminencia es obviamente la más fácil de entender (esa y CUIDA EL MALDITO AUDIO DE TU PELÍCULA), pero también es una película que literal parece una obra en lienzo, las decisiones de Cimino suenan radicales para los estudios pero se aprecia cada nube, cada pasto, casa aspecto sucio y polvoriento, y la luz que contrasta mucho con los personajes; no es un western común pero al salir de la norma tradicional Hollywoodense se muestra real. Es una experiencia obligatoria que también hace constatar al público de que no es la aberración que todo mundo dice que es.

Pasaron 5 años para que Cimino volviera a dirigir y en esa ocasión presentó lo que debe de ser su proyecto más abierto a un público y fácil de digerir: Manhattan Sur. Violenta trama que gira en la guerra personal entre un oficial de policía y el jefe de la mafia del barrio chino en Nueva York que es explotada hasta las últimas consecuencias en una secuencia por demás cautivante y salvaje. La colaboración de Cimino y Oliver Stone como guionista no llamó la atención como se esperaba, en vez de ello, la gente seguiría recriminándole al director su fracaso en su anterior proyecto y desestimaban la idea de que la película contuviera tanto insultos raciales (y esto es porque obviamente no entendieron el contexto de la película, demostrando que la crítica… la crítica a veces hace daño irreversible).

 

Esto hundió más en depresión a Cimino quien con este proyecto terminaría una lista de películas infravaloradas para dar paso a tres que dejaban rascando la cabeza hasta a sus más aguerridos defensores.

“El Siciliano” (1987) es más famosa por la demanda que tuvo Dino de Laurentis en contra de Cimino por la duración de la película que… por la película en sí (que tiene a un Christopher Lambert en el papel protagónico: un francés, haciendo de un italiano, en una película hablada al inglés). “37 horas desesperadas” (1990) pasó sin pena ni gloria a pesar de tener a Anthony Hopkins y a Mickey Rourke haciendo otra vez a un psicópata ocasionalmente exagerado. De la última triada de proyectos, el más rescatable es Sunchaser (1996); el último proyecto de Cimino retomaría el elemento del viaje como su primera película para hacer una “road movie” poco convencional. Desgraciadamente la trama sobre un doctor que es secuestrado por un reo enfermo para viajar hacia Arizona para visitar un lugar sagrado de los navajo también demuestra el desinterés del director a partir de esta década, en donde ya no peleó si la película llegaba a los cines o se quedaba en directo a video.

Y así quedó la carrera de Michael Cimino.

Desapareció y viviendo en Francia comenzó a escribir libros. Los tiempos cambiaron y lo que se veía con horror de su carrera, cambió a volverse una de las películas más importantes del cine norteamericano del siglo pasado, y ni con eso decidió volver a filmar.

La muerte de Michael Cimino demuestra el miedo de las productoras ante las nuevas ideas, y viene en un momento en el que los estudios parecen tener el control total de los proyectos. Hemos presenciado un avance de parte de los estudios que ahora piensan en la taquilla de los países asiáticos con lujuria y no consideran la calidad de sus productos. Ciertamente la muerte de Cimino es una importante porque pocas historias de ascenso y caída repercuten en Hollywood. Duró lo que nos tenía que durar y con ello se cierra una etapa que no volverá.

Los ganadores son para siempre, descanse en paz, Michael Cimino.

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