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jueves, abril 18, 2024

Agenda desde el Cono Sur: la influencia de la elección presidencial en EUA

Por: José Vales

BUENOS AIRES, Argentina. Nada puede importar más en materia política que las elecciones estadounidenses. Incluso a pesar de la indiferencia que manifiestan algunos países de la región que han sabido hacer escuela en el país del norte. Del resultado de mañana en esos comicios podría el comprobarse que la polarización de la sociedad no es sólo venezolana.

El resultado electoral allí, como siempre, repercutirá para América Latina. Principalmente en países como Brasil y México, a donde está principalmente dirigida la estrategia del Departamento de Estado para la región. Sólo si el republicano Mitt Romney logra triunfar, las cancillerías de la región deberán comenzar a activar cambios para prepararse para una nueva era de unilateralismo que pregonan alguno de sus asesores. De lo contrario, Brasil está preparado para una negociación comercial con la administración Obama para eliminar barreras arancelarias a varios productos claves para ambos países y Estados Unidos intentará siempre ampliar en la región las zonas de Libre Comercio. ¿Tal vez en Paraguay o Uruguay? Difícil, si termina cerrando acuerdos con Brasilia.

Existe sólo un país en la región en el que el resultado de mañana pasará sin pena ni gloria, fruto de la indiferencia con la que es tratada en el concierto internacional y por su carencia de política exterior. ¡Si! El lector adivino. Ese país es Argentina. Hasta el presidente venezolano Hugo Chávez prefiere que gane Barack Obama y así lo hizo público más de una vez en los últimos meses. Pero el gobierno argentino está sumido en varias guerras al mismo tiempo. Verá si esta semana puede recuperar la Fragata Libertad sin perder la corbeta Espora, varada en Sudáfrica. Es que para el miércoles se aguarda un fallo de la Justicia de Ghana sobre la fragata Libertad retenida en ese país, por pedido de los fondos de inversión que buscan cobrarle al país.

Además del frente naval, la señora presidenta, Cristina Kirchner, redoblará sus actos y cadenas nacionales en un intento por contrarrestar el efecto de la protesta que, vía Internet, se viene gestando desde hace seis semanas. Un cacerolazo con toma de plazas y calles el 8N (8 de noviembre), servirá para medir el humor social con el gobierno. Si a esto se le suma la huelga general que los sectores antikirchneristas de las dos centrales sindicales vienen gestando para el 20 de noviembre, el fin de año en Argentina se presume bien caliente.

Para la presidenta Kirchner y sus jóvenes funcionarios de “La Cámpora” y otras agrupaciones la fecha clave es el e 7D (7 de diciembre), el día que comenzaría a regir, de acuerdo al último fallo de la Corte Suprema de Justicia, la nueva ley de Medios. Ese día el grupo Clarín debería deshacerse de varias de sus empresas. Los referentes de la Clase media enojada en el ciberespacio armaron, en contraposición, este 8N, pidiendo que los políticos, ergo de oposición, “se abstengan de participar”. Sólo el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, salió a apoyar la protesta. De inmediato le llovieron las críticas del gobierno nacional. Es difícil saber por qué Macri siempre aparece siendo funcional a los intereses gubernamentales en cuanto a lo que necesita como oposición o por qué le cuesta tanto entender algunas cosas.

De todos modos, el panorama no es el mejor para el kirchnerismo en esta, que puede, ser su semana bisagra. La cartera de morosos en los bancos aumenta y las pequeñas empresas se asfixian por no poder contar con insumos del extranjero para producir. El país vive en un aislamiento internacional como nunca antes en su joven historia, pero la presidenta, con la fragata embargada, les anunció a los argentinos que los compromisos de la deuda externa serán pagados y en “Dólares”.

Los mismos dólares a los que los argentinos no tienen acceso y que, entre otras cosas, como el acoso a la Justicia, la inseguridad y la corrupción, motivan el cacerolazo del jueves. Así cada vez más, Argentina es un país incomprensible para muchos observadores extranjeros.

Es más fácil encuadrarlo junto a Venezuela por los anuncios, por momentos plagiados de su colega y amigo Chávez, que la presidenta suele hacer. Pero el tema es mucho más complejo aún.

Caracas sigue colocando casi sus tres cuartas partes de la producción petrolera en Estados Unidos, Argentina intentará esta semana, con una nueva misión comercial encabezada por la ministra de Industria, Deborah Giorgi, en Mozambique, como antes lo intentó en Angola.

Sólo así se podría entender por qué el buque escuela había anclado en Ghana.

Para muchos nada será igual después del jueves. La crispación de la clase media aumenta a medida se acerca la época estival y las ansias de pasar las vacaciones en Punta del Este, Uruguay, o en Cancún. Allí se llega con dólares, a pesar de la habilidad del gobierno de José Mujica para captar al turismo argentino en devaluados pesos argentinos.

Con las elecciones estadounidenses bien pero bien lejos de los urgentes intereses argentinos, y amén de lo que pueda ocurrir después del jueves, lo cierto es que no hay gobierno que pueda enfrentar diversas batallas en varios frentes al mismo tiempo. Mucho más cuando su principal objetivo, en la era de la globalidad, sea tan endógeno como un grupo de medios de comunicación y cuando se choca con un sector importante de su sociedad. Con el peligro que ello implica.

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