Por: J Jaime Hernández
WASHINGTON, Estados Unidos. Aun cuando la mayoría de las encuestas siguen manteniendo al presidente Barack Obama y a su contendiente republicano en un empate reñidísimo, lo que augura un final agónico la noche de éste martes, la mayoría de las proyecciones siguen manteniendo a Obama como el favorito en el decisivo renglón del voto electoral que decidirá la contienda.
Aunque nadie se atreve a lanzar un pronóstico certero, lo cierto es que los especialistas que han barruntado el horizonte demoscópico desde los últimos 12 meses, coinciden en señalar que las posibilidades de victoria del presidente Obama en los llamados “swing states” o “estados columpio” se han mantenido como una constante que podría sentenciar la jornada electoral.
En cualquier caso, cualquiera que sea el ganador de la contienda de éste martes, una cosa es segura: el gran ganador será el electorado del centro izquierda y centro derecha. El victorioso en el conteo final será el electorado moderado, ese que se ha mantenido ajeno a los insultos y a los gritos de los extremistas, principalmente en la derecha.
Si Mitt Romney ha conseguido avanzar en la mayoría de las encuestas, ha sido precisamente por su decisión de correrse hacia el centro en el último tramo de la campaña, después de haberse metamorfoseado en un extremista de derecha durante las primarias republicanas, en las que llegó al extremo de defender la autodeportación de millones de indocumentados o de amenazar con vetar la iniciativa del Dream Act que beneficiaría a poco más de 2 millones de hijos de indocumentados.
Pero, aún y con éste golpe de timón, no está claro que Romney consiga superar a Obama en algunos estados clave, en los que la campaña demócrata desplegó una de las más efectivas estrategias para hacerse con el voto de los indecisos.
Desde marzo del 2011, la campaña Obama desplegó una campaña sigilosa en algunos de esos estados “columpio”. Estableció una estructura de oficinas de campaña que han demostrado la superioridad de Obama. En Virginia, establecieron 63 oficinas, contra 32 de Mitt Romney; en Florida, 106 contra 52; en Wisconsin, 39 contra 24 y en Ohio, el estado clave y escenario de la que será la batalla definitiva, la campaña de Romney se ha mantenido a la defensiva con un total de 30 oficinas, contra las 137 de Barack Obama. Si Mitt Romney gana éste martes, la suya será una auténtica proeza, principalmente en estos estados en los que los estrategas de Obama han estado trabajando los últimos 18 meses, ensayando miles de combinaciones matemáticas para asegurarse la victoria en el voto electoral.
En Estados Unidos, las elecciones presidenciales son indirectas. Es decir, aunque es probable que este martes voten más de 100 millones de personas, al final sólo 538 hombres y mujeres elegirán al próximo presidente. Son ellos los representantes del Colegio Electoral que, al final, elige al ganador que tendrá que alcanzar una mayoría mínima de 270 votos electorales.
Según la última proyección de la sección Five Thirty Eight, de The New York Times, las posibilidades de victoria del presidente Obama en el voto electoral son ahora de 4 a 5. Según sus proyecciones, Obama se hará con un total de 306.9 votos electorales, contra los 231.1 de Mitt Romney.
Si estas proyecciones se tornan en realidad la noche de este martes, la campaña Obama habrá demostrado que a pesar de los más de un mil millones de dólares invertidos por Mitt Romney y sus aliados ricos y poderosos, la estrategia demócrata sobre el terreno habrá sido la ganadora definitiva.
SI, por el contrario, la campaña de Barack Obama es derrotada, los republicanos podrán reclamar una victoria muy cercana a una proeza histórica. Una que permitirá a Mitt Romney contar con un inapreciable capital político para emprender una presidencia que sumará enormes desafíos en el horizonte.
