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sábado, abril 20, 2024

América Latina: sin medios tiempos por favor 

Por: María Yolanda García Ibarra

El medio tiempo del Super Bowl alborotó con Shakira bailando champeta y J. Lo envuelta por la bandera puertorriqueña, hubo desde críticos ofendidos por el empoderamiento en lentejuelas y pole dance, hasta fieles creyentes del mensaje de unidad: que si la señora del Bronx a sus 50 años está en forma o no, que si opacó a la colombiana, que ¿cómo negar que es la era de la mujer? asunto evidente después de 14 minutos de show, aunque claro, es preciso que una le gane a la otra. En fin, el destajo de opiniones incendió las redes sociales de nuevo. Quizá sería más útil pensar la contrastante escena cuestionando la expresión de género desde el modo binario y automático presente en temas de frontera, aunque al parecer eso tampoco es cosa simple porque “hablar de frontera es hacerse un mistagogo de esquina” —opina Heriberto Yépez: “la frontera es siempre esto y esto, según fulano es aquello y no lo otro, al parecer el discurso ha enloquecido”.1

El giro hibridista noventero se agotó (noción utilizada como eje interpretativo de distintas estéticas fronterizas en México y Estados Unidos en el umbral del siglo XX al XXI) ya no alcanza pensar lo latinoamericano desde la hibridación y, de cara al incremento de noticias actuales sobre flujos de gente sin hogar a las que se les niega asilo, pues era de esperarse: la coyuntura cambia con el tiempo y es necesario reformular.

Honestamente ¿qué querían sugerir los productores del medio tiempo del Super Bowl con niños en disimuladas jaulas? Cada día escasea la protección legal para miles separados de sus padres, “esos niños pasaporte no lo serán más” proclama el magnate republicano a tiempo que opera recintos de encarcelamiento a cargo del Border Patrol y mientras tanto “algunos periódicos anuncian la llegada de los niños indocumentados como se anunciaría una plaga bíblica: ¡cuidado! ¡las langostas!”.2

Sin papeles, tramitando la green card, anónimo, nacionalizado, mojado, inmigrante, indocumentado, ilegal, huyendo de la migra, morenito o prieto. La lista nominal sigue y sigue porque al parecer no alcanzan las palabras ¿qué problema enfrentamos? ¿crimen, plaga o derecho? Hace falta repensar el tema de pertenencia e identidad desde la agenda global; porque éste no sólo toca lo espectacular (y no niego el camino recorrido para que dos latinas sean protagonistas en un espectáculo así) pero ¿de verdad nos representa el evento mediático más capitalista del territorio gringo? ¿es éste el tamaño de nuestra soledad? Si cada día la ola imparable de centroamericanos, mexicanos o mestizos da la nota y si la fuerza laboral predominante de EE. UU. se beneficia de graduados universitarios, emprendedores, señoras de la limpieza o mano de obra de todo tipo ¿estaremos planteando bien nuestras preguntas?

Entre tantos personajes cotidianos que son el pegol de un territorio, que bien podría caerse a pedazos sin ellas y ellos, la frontera seguirá como tema predilecto del país vecino porque migrar es el gran verbo de nuestros tiempos, pero las razones detrás son difíciles historias familiares, lógicas de dominación, trampas de consumo o estrategias globales. Y aunque J. Lo está en su derecho de convocar con micrófono en mano a la comunidad, estaría mejor poner la vara más alta en cuanto a referentes para abordar el fenómeno; pensar juntos desde el sentido constante, simultáneo de presencia y ausencia, de pertenencia y de no pertenencia que sugiere la imagen de frontera, tanto física como metafórica.

Ojalá pronto descubramos otros modos de mirar estrategias para asimilar perspectivas con las cuales combatir a cualquiera —que ingenuamente— crea que nos comprende con ver el show de la NFL y preparar guacamole.


1 Cfr. Tijuanologías de Heriberto Yépez en Ed. Libros del umbral.
2 Cfr. Los niños perdidos de Valeria Luiselli en Ed. Sexto Piso.

Sporadikus
Sporadikus
Esporádico designa algo ocasional sin enlaces ni antecedentes. Viene del latín sporadicos y éste del griego sporadikus que quiere decir disperso. Sporás también significa semilla en griego, pero en ciencia espora designa una célula sin forma ni estructura que no necesitan unirse a otro elemento para formar cigoto y puede separarse de la planta o dividirse reiteradamente hasta crear algo nuevo. Sporadikus está conformado por un grupo de estudiantes y profesores del departamento de filosofía de la UG que busca compartir una voz común alejada del aula y en contacto con aquello efervescente de la realidad íntima o común. Queremos conjuntar letras para formar una pequeña comunidad esporádica, dispersa en temas, enfoques o motivaciones pero que reacciona y resiste ante los hechos del mundo: en esta diversidad cada autor emerge por sí solo y es responsable de lo que aquí se expresa.

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