Por: Deusdedit Diez de Sollano Valderrama
Warner Brothers vive un ciclo muy curioso. Ellos fueron los iniciadores del género de superhéroes con Superman: La Película (Richard Donner, 1979), y por una década entera se enfocaron en seguir las aventuras del último hijo de Kriptón. Pasando a 1989 y la llegada de Batman al cine de la mano de Tim Burton define otra década en la que se enfocan al caballero oscuro y nada más. Más tarde que temprano, la franquicia de Batman se fue gastando, y Warner Brothers en su desesperación contempló en qué otra cosa ordeñar (omitiendo en gran parte la librería de DC Comics en el proceso). La respuesta llegó de mano de una escritora inglesa y su serie novelas que eran un éxito en todo el mundo.
Así, Warner Brothers encontró a Harry Potter.
Durante el transcurso de 8 películas, la empresa gozó de una taquilla que posicionó a la franquicia como la segunda más rentable en la historia del cine, arriba de James Bond y debajo del UCM -aunque hacia el final de Harry Potter Marvel apenas estaba comenzando a plantearse- y luego… nada. En un afán de seguir un franquicia, Warner Brothers intentó traer de nuevo a la tierra media con la trilogía del Hobbit, que por desgracia no contó ni con la crítica adecuada a comparación de la trilogía pasada ni el interés de Peter Jackson en seguir explorando el universo de Tolkien.
A falta del interés por adaptar a Tolkien, con algo de pena por lo que ha pasado con DC, y algo desesperados por ver los números crecer por parte de Disney –sus enemigos número 1- este año marca el regreso al universo de magos creados por Rowling, con la peculiaridad de que esto marca el inicio de una nueva saga, y que sirve como precuela a ciertos detalles mencionados en la mitología Potteriana.
Es 1926, y Newt Scamander (Eddie Redmayne) acaba de llegar a la “ciudad que nunca duerme”: Nueva York. Sin intenciones de vivir en Estados Unidos, Newt viene de visita porque en primera es un mago, del tipo zoólogo que viene en busca de una especie para su posterior investigación. Newt no viaja sólo y tiene en un maletín un montón de animales que viven con él y que se podría decir son sus amigos, aunque estos resultan juguetones y terminan por escaparse de su cautiverio mágico, causándole problemas a su dueño. Esto no le agrada a Tina Goldstein, una especie de policía de la magia que arresta a Newt y lo lleva al consejo de MACUSA, en donde se dan cuenta de que por error, la maleta del mago fue confundida con la de Jacob Kowalski, un pobre panadero que libera un cataclismo en la ciudad.
La película es sorprendentemente entretenida… a pesar de contar con ciertos detalles molestos.
El guión de J.K Rowling es la razón principal para querer ver la película en primer lugar, sobre todo si has leído con pasión sus novelas. Su incursión en el cine es lograda, dota al proyecto con secuencias de un humor encantador con los animales, y sobre todo con Kowalski, quien termina por ser el intermediario entre la película y el público. Reacciona de la manera esperada y jamás se vuelve un personaje secundario inútil, hasta tiene un arco romántico rápido pero jamás insípido, y un momento en donde de seguro hará lagrimear a más de uno.
Esto resulta sorpresivo, porque los demás personajes tienen material muy interesante, sólo que no se aprovecha. Eddie Redmayne, va a dividir gente, porque sale como Eddie Redmayne, no como Newt Scamander. En todas las películas donde he visto sus actuaciones siempre me da esa imagen. Y sí, se supone que Newt es inseguro y hay una fragilidad latente gracias al aspecto físico del actor y que también resulta por ser sentimental, pero termina por ser medio desperdiciado.
Y creo que es porque la historia, a la que uno va… resulta que no es sólo eso. Si la película se enfocara en los esfuerzos del nuevo grupo de amigos en conseguir las bestias, habría romance, acción, amistades, un viaje casi de la vieja escuela de Hollywood, pero este es el Hollywood moderno, el que ante todo se debe de especificar que esto es una franquicia y de manera irónica al plantear una serie de posibles continuaciones, daña el ritmo y a veces hasta coherencia de ciertas escenas, y no digamos del pecado que significa desaprovechar actores como Colin Farrell y a Ezra Miller, en una historia que por sí sola es interesante y merece una película por separada, no una especie de doble función que tropieza cada que lo intenta.
David Yates funge como director de este proyecto y se va a animar a dirigir las restantes, y no es la primera vez que Yates está inmerso en el mundo de Harry Potter. La diferencia es que aquí se siente muy comprometido y carece de momentos en donde la expresión de las tomas nos cuentan sentimientos de manera sutil. Sería por el conflicto de filmar la nueva entrega de Tarzán –que también sufrió de una dirección automática- o de que está cansado, porque hay momentos en donde las tomas son confusas por una edición frenética y efectos especiales que a veces decaen que dañan lo que es una película de presupuesto muy alto que se da a notar.
James Newton Howard se vuelve el quinto compositor en estar a cargo del sonido de la franquicia y a diferencia de mucha práctica de composición moderna, sigue latente el hilo conductor que surgió desde la primera película: el tema de John Williams (que recordemos, es de Hedwig, no de Harry). Este tema aparece en ciertos momentos pero no le omite al compositor en explotar en un sonido que bien pondría su trabajo en la película como uno de los más logrados del año y en la saga que aporta una gran cantidad de leit motifs, donde hay temas de dúos, independientes, de escenas, y lugares… es decir, de esos que ya casi no se hacen. Es Nueva York, son los años 20’s ¡Por supuesto que habrá jazz! Y es uno que se amolda tanto en la ciudad que continúa en constante crecimiento como en el personaje de Kowalski, el hombre común que presencia algo sorprendente. También destacables los temas de Newt (uno cuya estructura es similar al de “El Hombre manos de tijera” de Danny Elfman), la variante juguetona de Newt y sus animales, que intenta evocar al sonido que asociamos con Chaplin y una que revela a Newt como un héroe de acción.
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Como película independiente puede funcionar, incluso si nunca has visto algo de la saga porque sus referencias quedan relevadas hacia los fanáticos atentos y que no obstruyen cuando aparecen, pero sigue en tu cabeza el por qué la decisión de narrar dos historias en pseudo paralelo y no de manera atinada. No me malinterpreten, este detalle salta en lo que es una película entretenida y que cuando brilla, lo hace con un encanto al que ya se le extrañaba y que te deja con ganas de más (amén de si van a usar a los personajes en futuras entregas).
