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viernes, abril 19, 2024

Aniquilación (2018)

¿Alguien me puede decir qué fue lo que hizo Alex Garland para caer de la gracia de Hollywood? El guionista de dos de los proyectos más interesantes de Danny Boyle (Exterminio (2002) y Sunshine (2007)), de la última película que dirigió Mark Romanek antes de regresar a los videoclips –Nunca me abandones (2010)– y de la reivindicación del juez más implacable de Mega City 1Dredd (Pete Travis, 2012)– deberían bastar para que fuese un guionista más contemplado en proyectos.

Por si dudaban de las credenciales que se carga, también dirigió y escribió Ex Machina (2015), película ganadora de cientos de premios –en específico de nominaciones a mejor guión original y mejores efectos especiales por parte de la Academia– y del matrimonio perfecto entre taquilla y audiencia… entonces ¿Qué pasó?

Menciono esto porque Alex Garland, acaba de ser vetado por el sistema. En una de las situaciones más tristes que uno ha presenciado: el trabajo del director fue ninguneado por Paramount, quienes esperando una revisión más simplista de un filme que ellos tacharon como “aburrido” e invendible, precisamente hicieron nula promoción de dicho filme, haciéndolo invendible, y castigando al director que se puso reacio a su última palabra al destino que parece que nadie quiere tener, pero que nadie quiere hablar, porque es donde la gente pasa mayor tiempo y es donde los estudios, salivan de posibles ingresos: Netflix.

Lo más extraño de todo, es que la película sí llegó a la pantalla grande en Estados Unidos, pero sólo por una semana, previa a su importación a mercados foráneos en el sistema streaming…. e hicieron caso omiso a una avalancha de críticas positivas que adjudicaban a Aniquilación como una de las mejores películas en lo que va del año. Lo cual sin duda alguna, alimentó mi curiosidad.

¿Estamos frente a una obra maestra del género? Y más importante ¿Valía la pena abandonar la proyección de salas de cine para un mayor mercado?

Lena (Natalie Portman) es una profesora de biología que sigue viviendo un duelo personal tras la desaparición de su esposo en una misión secreta hace ya más de un año atrás. Por coincidencia, mientras Lena está pintando su casa –en una acción de renovación- su esposo por fin llega a casa, pero no parece estar bien. Kane (Oscar Isaac) no recuerda dónde estuvo y qué le pasó todo este tiempo, y cuando apenas está hablando con su esposa, sufre un colapso de salud que llama la atención del gobierno que se lleva a la pareja a una base militar en frente de una anomalía: el área X.

Kane ha sido el único ser que ha salido de la zona tras varios intentos de investigación infructífera, pero su estado enigmático de salud hace pensar en lo que se encontró dentro del área X. La doctora Ventress (Jennifer Jason Leigh), está armando un equipo para adentrarse de nuevo al misterioso lugar que parece una pompa de jabón y decide llevar a Jane, quien no es lo que parece y que esconde ciertos motivos y secretos que a la hora de llegar al misterioso destino de un faro dentro del área, comprometerá a la misión y a sus compañeras.

Cuando leía las primeras críticas de Aniquilación, hablaban de que estábamos frente a una película novedosa, retadora y enigmática dentro del campo de la ficción: de estos tres elementos calificativos, puedo entender lo de enigmática. El término “novedosa” me hace pensar en si de verdad la gente que escribe estos artículos ha visto cine dentro del género (lo cual tras ver el número de reseñas de Black Panther frente a las de Ciudadano Kane me hace ver que no). Aniquilación es una película que toma elementos de La Cosa (John Carpenter, 1982), La Invasión de los usurpadores de cuerpos (Philp Kaufman, 1978) y Stalker (Andrei Tarkovsky, 1979), en una película que se siente muy derivativa de las tres mencionadas y que a su vez, intenta ofrecer un análisis un poco vago sobre lo que el área X esconde.

Lo cual no es malo, de hecho es su principal acierto. Al momento en el que el equipo enteramente femenino entra a la zona, los cambios genéticos causados por una roca misteriosa ofrecen un espectáculo visual hermoso, en donde el reino vegetal se ha terminado por asimilar con el mineral y el animal, así uno es testigo de bestias que adoptan todo lo que el retorcido lugar les ha hecho depender y en donde además de tener un dejo de belleza, también resguarda un mundo cruel y que sirve de reflejo frente a los humanos y su inestabilidad contra la naturaleza. Suponiendo que una roca lejana del espacio exterior llega a “colonizar” nuestra tierra sin tener intenciones malévolas o de expansión lejos que la que debe realizar de manera natural, no tenemos mucha posibilidad de salir victoriosos de ello.

Aquí Garland y su airada adaptación –porque la hizo sin leer más que sólo la sinopsis- ofrecen una visión más decadente y que también habla del entorno de todas las mujeres presentes en la misión, que si bien van de último recurso, todas comparten una vida repleta de problemas y deterioros sociales que curiosamente les adentra más y más en un campo de donde no iban a salir con vida.

Mientras la película avanza, el espectador baja su guarda de coherencia y puede disfrutar un mundo fascinante, gracias al trabajo de Mark Digby –diseño de producción- y de la fotografía de Rob Hardy –cinefotógrafo- cuyo crecimiento evolutivo es gradual y algo que un no esperaría. Podría verse como una falla de la adaptación el hecho de no ver este mundo explotar, pero también hay que recordar que se trata de una primera fase en este vaso con gota de sangre que termina invadiendo todo a su paso, y del cual el diseño de producción termina siendo violento, aterrador y poético.

Desgraciadamente, esas pretensiones quedan cohibidas, porque en el terreno de las actuaciones Aniquilación es una película que se da tiempo de llegar a lo que nos importa, y parecería que dicho tiempo lo usa para explorar a sus personajes y crear lazos de equipo, pero por alguna razón el guión y la dirección actoral del propio Garland es neutra, en donde a veces sí se entiende respecto a la trama y sus personajes en una ocasión, pero para culminar con un equipo en donde no nos importa nadie, no sabemos mucho y nuestra única ayuda son unos flashbacks que se integran de manera torpe. Quizás la más afectada sea Jennifer Jason Leigh, quien parece que ni quiere estar en la película, con un personaje que en teoría debiera ser manipulador y frío, pero sólo es desinteresado.

En donde Aniquilación termina fallando, es en la propia lógica de su presentación. Decisiones como el manejo de pérdidas de memoria que sólo se usa una vez (pero eso proviene de la adaptación que decide usar un elemento de hipnosis fallido porque nunca se vuelve a mencionar ni materializar), incoherencias respecto a la misión y la decisión de mostrar la película frente al PÉSIMO recurso del sobreviviente contando la historia –que en definitiva arruina parte del misterio y de lo que le pueda pasar al personaje- terminan haciendo que la película se sienta pretenciosa.

Y, quizás lo sea. Dentro de las decisiones que Garland tomó, la menos atinada es la de adaptar sin saber qué era lo que estaba adaptando, y si bien su cuchara funciona en temas que Aniquilación intenta explorar, también existe un rotundo fallo en sus aspiraciones, porque al final deja confundidos a los espectadores no por cuestionamientos filosóficos, sino del propio universo que dios me libre de lo que diré ahora… pero en esta ocasión quizás las notas del estudio pudieron ayudar.

 

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