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sábado, abril 27, 2024

Caudillos vs instituciones

Los caudillos se olvidan de las instituciones, las instituciones son ocupadas por personajes corruptos y asesinos vinculados con el crimen organizado y el narcotráfico; es la etapa histórica que vive México, son tiempos de impunidad.

Existen pruebas que demuestra con mayor claridad esta tesis, es la captura por la Interpol en Italia del exgobernador de Tamaulipas (1999-2004) Tomás Jesús Yarrington Ruvalcaba, investigado por delitos de lavado de dinero y enriquecimiento ilícito, por sus alianzas con los carteles de narcotraficantes y del crimen organizado en su fortalecimiento con recursos públicos, además sus vínculos llegan hasta el Jefe del Poder Ejecutivo.

Otra prueba más, es la detención, algunos señalan que fue negociada de ahí su sonrisa, del exgobernador de Veracruz (2010-2016) Javier Duarte de Ochoa, investigado por operaciones con recursos de procedencia ilícita y delincuencia organizada, espero también por crímenes de lesa humanidad, y lo que está sucediendo con el Gobernador de Nayarit que lo vinculan con el crimen organizado y el narcotráfico.

Estos personajes políticos, caudillos, tienen sus vínculos con los jefes del Poder Ejecutivo de los gobiernos panistas de 2000 a 2012. Gobernadores que han ejercido sus cargos en los últimos 10 años, aproximadamente 17, entre priistas, panistas y perredistas, trabajaron para los carteles del narcotráfico y el crimen organizado.

La lucha constitucionalista no termina con los caudillos, sigue en su dinámica en contra de la usurpación de las instituciones democráticas por parte de la delincuencia organizada. Incluso, este grupo usurpa la identidad de un demócrata, de la propia democracia, pues actúan como demócratas y asesinan a miles de ciudadanos mexicanos; crean un ambiente diferente a la democracia en el que al no respeta el Estado de Derecho al fortalecen la impunidad y la corrupción.

Esto genera confusión en los ciudadanos, que observan que democracia es no cumplir con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos a pesar del juramente, violar el Estado de derecho, desprestigiar las instituciones, vivir en impunidad, asesinar y corromper vidas. Por lo mismo todavía no funciona el Sistema Nacional Anticorrupción.

El jefe del Poder Ejecutivo pone como ejemplo del Nuevo PRI a estos personajes: Javier Duarte de Ochoa, Roberto Borge Angulo (exgobernador de Quintana Roo 2011-2016), entre otros, por ello se espera el voto de castigo en contra del PRI en Nayarit, Coahuila y Estado de México.

Aquí hemos sostenido que el jefe del Poder Ejecutivo daña la imagen de un demócrata, de la democracia y de la Presidencia de la República. Confirma la usurpación de la casa presidencial por un grupo de delincuentes, se realiza con violencia e intimidación y están conscientes que detentan una soberanía que no le corresponde. Ocupan un lugar y no quieren salir de ella y buscan el dominio de la cosa usurpada.

En este caso, está demostrado que los consejeros electorales que ocupan el Instituto Nacional Electoral son los encargados de que este grupo de delincuentes se instale en forma permanente en los puestos de representación haciendo usufructo de los recursos públicos y del poder de las armas, ante la ausencia de la figura presidencial representante de la sociedad que ponga orden en la casa vacía, que ante la ausencia de los dueños está ocupada.

Existe una lucha de fracciones de la delincuencia organizada que gobierna, en donde el ejército constitucionalista cumple una función importante en este asunto. No olvidar que el Ejército mexicano tiene un origen popular (relacionado al pueblo porque nació del pueblo para defender al pueblo de los bandidos), social (vinculado a indígenas, campesinos, obreros, jornaleros, mineros, agricultores, rancheros, comerciantes, profesionistas, etcétera), revolucionario, profesional y constitucional.

Por ello, es un ejército profesional constitucionalista que cumple con la constitución y defiende la soberanía del pueblo, pero cuando la soberanía del pueblo es usurpada por un grupo de delincuentes vinculados al crimen organizado y al narcotráfico no cumplen con la constitución, no defienden al pueblo de México, además, utilizan las herramientas constitucionales para asesinar al pueblo, entran en un dilema:

Defender al pueblo y la soberanía del país o seguir las instrucciones de un grupo de delincuentes. Una nación sin soberanía no existe ejército o seguir las instrucciones de un Jefe del Poder Ejecutivo que traiciona, caudillo que está en contra de las instituciones: éste es el dilema del ejército constitucionalista.”

Las fuerzas armadas, nacionales y federalistas, son una institución castrense, profesional y apolítica, con sus jerarquías; una organización tiene jerarquías y autoridad, por ello, sus mandos, los altos jefes militares, deben tener un bajo perfil político. Están sometidos al poder público.

Este es su dilema de la elite burocrática del ejército profesional: cómo actuar ante un grupo de delincuentes que usurparon la casa presidencial y la soberanía del pueblo.

Ser parte del botín y del saqueo, “carrancear”: robo o expropiación indebida, puede ser un modus vivendi; por cierto, la anécdota de la palabra “carrancear” es parte la cultura de los políticos en México.

Un ejército profesional y moderno debe estar unificado en torno al pueblo del cual es su origen y su lealtad institucional, y no a un personaje que no acepta la institución presidencial, no cumple con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, ni defiende la soberanía del país.

Sabemos que los problemas de bajo crecimiento económico no son por las movilizaciones sociales, sino por la corrupción en México que representa el 10 por ciento del Producto Interno Bruto, daña a la democracia y a la economía del país. El tema principal de discusión a nivel nacional e internacional, cuando se habla de México, es el vínculo de la clase política gobernantes con el crimen organizado y el narcotráfico.

Al Ejército quieren dividirlo, al aceptar políticas de desmovilización de tropas para convertirlas en fuerzas de seguridad pública, gobernar sin ejército es el objetivo del crimen organizado nacional e internacional; sin ejército no hay soberanía nacional ni instituciones.

El Ejército mexicano debe buscar salidas honrosas institucionales y no tradicionales. Para no ser considerados cómplices y frenar sus ambiciones políticas, deben:

  1. Contribuir para no intervenir en los asuntos públicos ni en los procesos electorales.
  2. Negarse a masacrar a mexicanos por órdenes de los que usurpan el poder presidencial.
  3. Ser neutrales en la disputa por la Presidencia de la República.
  4. No apoyar a ningún dirigente y líder político dentro de una estructura partidista.
  5. Negarse a ser parte de la estructura de un partido político porque la nación está por encima de las estructuras partidistas.
  6. Servir y ser leales al pueblo de México, cumplir con la Constitución y las instituciones, no a los caudillos que están dañando al país

 

Octavio Aristeo López es profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad Nacional Autónoma de México.
oaristeolopez@gmail.com
Twitter: @oaristeo

Octavio Aristeo López
Octavio Aristeo López
Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México. Correo electrónico: oaristeolopez@gmail.com

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